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Papel Politico

Print version ISSN 0122-4409

Pap.polit. vol.11 no.1 Bogotá Jan./June 2006

 

TRANSFORMACIONES HISTÓRICAS DEL MOVIMIENTO SOCIAL SIN TIERRA DEL BRASIL Y SU RELACIONAMIENTO CON MOVIMIENTOS SOCIALES DE LATINOAMÉRICA

 

Nessdy Espitia Caicedo*

* Magistra en Estudios Latinoamericanos con énfasis en Política y Relaciones Internacionales, especialista en Sociohumanística y Gestión de Proyectos Educativos y Culturales y diplomados en Políticas Públicas y Docencia Universitaria. Experiencia y formación académica en temas de movimientos sociales, conflictos armados y sociales, cooperación internacional, derechos humanos y derecho internacional humanitario. Actualmente Investigadora del Observatorio Andino en la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia universidad Javeriana, docente universitaria en la Corporación Universitaria Iberoamericana y consultora independiente. Bogotá, Colombia. nesdye@colnodo.apc.org

Recibido: 17/03/2006 Aprobado evaluador interno: 18/04/2006 Aprobado evaluador externo: 22/04/2006

 


Abstract

This article is a summary of a extensive investigation of a Master’s Thesis. The general objective of which was the description of the historical transformations of the Social Movement, “Sin Tierra” of Brazil (MSTB) and its relationship with others social actors, in order to determine the influence of its activities as a social group in Latin America in the context of globalisation. This study is evidences that the MSTB has responded to the challenges of globalization and the increase in disputes in Latin America, through the use of social coalitions, the acquisition of moderate political and social power and opposition to the Brazilian government which demonstrates its potential as an anti-hegemonic group. The combination of resistance strategies, the formation of political ideology, social mobilisation, solidarity and public opinion, has ensured the sustainability of the movement and, facilitated the identification of the constitutive elements of not only a traditional social movement but as a new social movement which illustrates the multidimensions of social movements in Latin America. Finally, the construction of a theoretical eclectic framework on modern social movements promotes a better understanding of the transformations and examines them in an unfavorable political contexts with respect to collective action.

Key words: latin american modern social movements, globalization, social and political conflict, transformations historical, Social Movement Sin Tierra of Brazil-MSTB.

 


Resumen

Este artículo es un resumen de una investigación más extensa contenida en el trabajo de grado de Magíster de la autora en el cual se planteó como objetivo general describir las transformaciones históricas del Movimiento Social Sin Tierra del Brasil (MSTB) y su relacionamiento con otros actores sociales determinando el alcance de su actuación como movimiento social de Latinoamérica en el contexto de globalización. Resultados de este estudio evidencian que el MSTB ha respondido a los desafíos de la globalización y al aumento de la conflictividad en Latinoamérica, a través de coaliciones sociales, adquisición de poder político y social moderado y, oposición al gobierno brasilero, consolidando así su potencial contrahegemónico. De otra parte, la combinación de estrategias de resistencia, formación ideológico-política, movilización social, solidaridad y opinión pública, han permitido la sostenibilidad del movimiento y, han posibilitado identificar en él elementos constitutivos tanto de movimiento social tradicional como de nuevo movimiento social, demostrando la muldimensionalidad de los movimientos sociales latinoamericanos.

Finalmente, la construcción de un marco conceptual ecléctico sobre movimientos sociales modernos, posibilita mayor comprensión de las transformaciones y alcances de éstos en contextos políticos desfavorables para la acción colectiva.

Palabras clave: movimientos sociales modernos latinoamericanos, globalización, conflicto social y político, transformaciones históricas Movimiento Social Sin Tierra de Brasil-MSTB.

 


A todos los movimientos y activistas sociales y de Derechos humanos de Latinoamérica por su Compromiso en la construcción de utopías por Una sociedad más incluyente y justa La Autora

Introducción

El tema de los movimientos sociales modernos de Latinoamérica coincide con el objeto de estudio de las ciencias sociales que son los conflictos sociales, una sociedad que estudia y reconoce sus conflictos es susceptible de resolverlos. Comprender la historia latinoamericana desde los movimientos sociales contemporáneos permite entender la evolución de la región y de su conflicto; contribuir a la construcción de una historia social supone el conocimiento de las mayorías sociales, que nunca aparecen en la escena de los ‘grandes y reconocidos’ personajes ni de los acontecimientos más citados y estudiados.

El eje central de esta investigación fue la interpretación y comprensión de los movimientos sociales contemporáneos de Latinoamérica a través de referentes históricos co-relacionales desde un enfoque teórico-conceptual integracionista en el cual se reconocieron y analizaron los aportes de las dos escuelas de pensamiento más reconocidas sobre el estudio de los movimientos sociales: la estadounidense y la europea. La escuela estadounidense, parte de las nociones de estrategia centrada en los actores, dirige sus acciones hacia lo micro y reconoce la necesidad del desafío político institucional; mientras que, la escuela europea parte de la noción de identidad colectiva, la construcción estructural de actores, la comprensión de la causalidad de los conflictos, la dimensión macro de los problemas y desconfía de la participación político-institucional como reto para los movimientos sociales. Podría decirse que si bien las dos escuelas orientan sus análisis desde puntos de referencia diferentes, éstos pueden ser complementarios entre sí. Es con este planteamiento que surgen los enfoques integradores que buscan construir una concepción ecléctica integradora de las dos escuelas mencionadas. Durante el curso de esta investigación, la autora construyó un marco conceptual retomando planteamientos del enfoque ecléctico, entendiendo éste como una vía alternativa para el estudio y la comprensión de los movimientos sociales modernos latinoamericanos.

Este estudio ha sido un esfuerzo ‘de reflexión de lo micro a lo macro’ de los movimientos sociales, en el cual se planteó como pregunta central de investigación: ¿Qué transformaciones ha tenido el MST Brasil en su transcurrir histórico y cómo se ha relacionado con otras luchas políticas, ideológicas, económicas, sociales, culturales y de género de Latinoamérica en el contexto de globalización?

Para responder a ésta pregunta, se construyó la siguiente hipótesis: El MST Brasil es representativo de las luchas históricas propias de los movimientos sociales tradicionales latinoamericanos y, ha ido transformando sus estrategias (políticas, ideológicas, económicas, sociales, culturales y de género) en forma novedosa y dinámica propias de los nuevos movimientos sociales, como respuesta tanto a la globalización como a la represión política y social latinoamericana, con lo cual ha expandido su influencia en otros movimientos sociales de la región.

En América Latina la década de los noventa afianzó la hegemonía del mercado capitalista en el orden mundial, la victoria de las democracias como sistema político y la instauración de políticas neoliberales como ideología de la globalización; este contexto desencadenó una serie de transformaciones sociopolíticas en la región que activó la aparición de nuevos conflictos sociales y delineó nuevos escenarios para la actuación de los movimientos sociales. En Latinoamérica existe hoy una ‘tensión manifiesta’ entre: procesos de globalización, neoliberalismo, régimen democrático y, actores sociales y políticos; donde los conflictos estructurales no han sido resueltos y no han respondido a las demandas sociales.

Ante las pautas del nuevo orden mundial, se profundiza la conflictividad social que expresa una doble crisis del régimen neoliberal: la de recesión económica que parece extenderse a nivel regional y mundial y, la de legitimidad política y social. Es así como en la segunda mitad de los noventa en Latinoamérica se incrementa la protesta social y la emergencia y consolidación de movimientos sociales que alcanzan una significación nacional e internacional poniendo en entredicho las visiones más conservadoras que preconizaban una consolidada ‘paz social’ en la región, obtenida gracias a las bondades de una economía de mercado a resguardo de todo cuestionamiento social.

Los denominados nuevos movimientos sociales en Latinoamérica atraviesan por un momento de múltiples retos y contradicciones: por un lado, se plantean como una alternativa a la estatista, dogmática y localizada escena de actuación de los movimientos sociales tradicionales y, utilizan estrategias novedosas resistentes al capitalismo de mercado y al neoliberalismo; por otro lado y simultáneo al anterior, se ubican en el riesgoso espacio de posible coptación porque si bien algunas de sus demandas han sido reconocidas y legitimadas especialmente en el ámbito global, los movimientos sociales son cada vez más funcionarizados como ‘grupos de interés’ dentro de las democracias.

El MST de Brasil se plantea aquí como una alternativa a las presiones y retos de la globalización puesto que combina luchas histórico-estructurales propias de América Latina como son la tierra y la reforma agraria y, utiliza estrategias novedosas y dinámicas irradiando a otros movimientos sociales y políticos de la región.

Metodología

Se llevó cabo una investigación de tipo descriptivo histórico correlacional en la cual la información inicial existente respecto al tema propuesto se caracterizó, se ubicó el problema, se llevó a cabo una extensa revisión bibliográfica de fuentes primarias y secundarias, se revisaron trabajos de los principales teóricos tanto de los tradicionales como de los nuevos movimientos sociales, para consecuentemente construir un enfoque conceptual que guió esta investigación; con base en lo anterior, se planteó una hipótesis interpretativa y algunos objetivos que coincidieron con los resultados esperados. Culminado lo anterior, se llevó a cabo una fase de recolección y sistematización de la información tanto cuantitativa como cualitativa dando paso a la fase de interpretación a través de la reflexión y la correlación de categorías históricas, políticas, ideológicas, sociales y económicas basado en fuentes primarias y secundarias bajo el criterio de triangulación1 para controlar la validez y la confiabilidad del proceso investigativo.

Las fuentes de información fueron tanto primarias como secundarias mediante las cuales se contrastaron y complementaron las miradas de expertos con las experiencias empíricas resultantes de la experiencia y la cotidianidad de los actores políticos y sociales. Las técnicas de recolección de instrumentos que se utilizaron para el desarrollo de este estudio fueron el análisis documental y la encuesta. Los instrumentos que se utilizaron en la recolección de la información fueron: fichas bibliográficas para los análisis documentales y guía para la encuesta.

Las categorías de análisis se conformaron con la depuración del marco conceptual y el desarrollo de la hipótesis, lo que implicó un proceso dinámico de interpretación y comprensión paulatina de los objetivos de la investigación. El análisis e interpretación de los resultados se llevó a cabo teniendo en cuenta la co-relación de las categorías de análisis con la hipótesis y las preguntas de investigación.

Las conclusiones comprobaron argumentativamente la hipótesis planteada en la investigación y finalmente, las recomendaciones plantearon alternativas para otros estudios en el tema objeto de investigación.

Marco conceptual

Los elementos de enfoque desarrollados a continuación son de tipo ecléctico integrador de las teorías sobre los movimientos sociales modernos, basados en conceptos y criterios de análisis tanto de la teoría de los nuevos movimientos sociales como de la teoría de Movilización de Recursos que aportan autores como Alberto Melucci, Sidney Tarrow, Mario Diani y Gerardo Munk.

Construcción de poder y movimiento social

Iniciando con los planteamientos de S. Tarrow2, los movimientos sociales se forman cuando los ciudadanos, a veces animados por líderes, responden a cambios en las oportunidades que reducen los costos de la acción colectiva, descubren aliados potenciales y muestran en qué son vulnerables las élites y las autoridades.

Siguiendo al mismo autor, poder y movimiento son dos palabras que rara vez aparecen juntas en el discurso académico o popular. El poder de los movimientos se pone de manifiesto cuando los ciudadanos unen sus fuerzas para enfrentarse a las élites, a las autoridades y a sus antagonistas sociales; crear, coordinar y mantener esta interacción es la contribución específica de los movimientos sociales, los cuales atraen a la gente a la acción colectiva por medio de repertorios conocidos de enfrentamiento e introducen innovaciones en torno a sus estrategias. Esta actuación de los movimientos sociales es posible cuando se dan las oportunidades políticas para la intervención de agentes sociales que normalmente carecen de ellas.

Para autores como Michael Foucault, el poder no es solamente una acción ejercida directamente sobre los otros, sino sobre la acción de los otros: el poder es acción sobre la acción de los otros. Ejercitar el poder es conducir y no determinar las conductas según formas más o menos abiertas de coerción. Esta visión es complementada con autores como Sergio Pérez3 quien plantea que el ejercicio del poder no existe más que en prácticas ‘estratégica’ en las que los agentes participan cotidianamente. En estas relaciones ‘locales’ de poder, el agente social actúa, es decir, orienta su acción por un cálculo y lo ejerce en función de ciertos objetivos; un gran número de formas de ejercicio de poder no es del orden del consenso, aunque sí es del orden del interés y del convencimiento.

Siguiendo al mismo autor, el ejercicio del poder no es sólo el arte de reprimir la conducta o la resistencia del otro, de lograr fines contra la voluntad del dominado. Por el contrario, el poder es capacidad de conducir en su aspecto activo y productivo, otorgando un reconocimiento al hecho de que el ejercicio del poder establece las condiciones estructurales por las cuales convence, se impone e involucra a los otros, a través de la configuración de sus actos eventuales o presentes, futuros o actuales. El poder requiere así un fundamento para lograr discriminar entre las relaciones de dominación en las que el ‘otro’ está inmerso y aquellas determinaciones que recibe como actor social.

Según lo anterior, el ejercicio del poder encuentra su campo de legitimación en los dominios del trabajo, la producción de significados, las normas jurídicas y las prácticas simbólicas. La legitimación por la cual el agente se adhiere al ejercicio del poder proviene de la misma matriz que la resistencia, la posición y la insubordinación. La resistencia al poder no proviene de ningún punto marginal a la vida comunitaria, porque así la resistencia sólo existiría por omisión o por olvido. La oposición no se legitima por su marginalidad, sino por expresar la incompatibilidad entre los resultados del ejercicio del poder y los principios de legitimidad en los que descansa.

Según lo anteriormente expuesto, el poder y el movimiento social tienen en común elementos como el ejercicio o acción sobre otros, la relación entre dominadores y dominados, la conducción sobre la acción de otros, el convencimiento y la legitimidad.

La estructura de oportunidades políticas y diferentes formas de acción colectiva

Para Tarrow, los movimientos sociales, rara vez están en condiciones de resolver su problema de acción colectiva a través de sus recursos internos, por ello exploran diferentes formas de acción colectiva a través de recursos externos —oportunidades, pactos, repertorios, redes sociales y marcos— para coordinar y mantener la acción colectiva.

El concepto de oportunidad política planteado por Tarrow pone el énfasis en los recursos exteriores al grupo que pueden ser explotados por los movimientos. En un nivel más general se hace referencia a la oportunidad de la acción, al ‘cuando’, el que depende del grado de apertura o cierre del sistema político con respecto a presiones no institucionalizadas que les llegan de fuera. A un nivel más concreto, sin embargo, esa oportunidad está marcada no sólo por los factores más estables del sistema (la estructura institucional formal del Estado) sino también por otros menos estables que influyen en el grado de apertura o cierre de las estructuras más formales. Mientras que los primeros afectan a la estrategia y expectativas de los movimientos sociales a largo plazo, los segundos les afectan en las estrategias y actividad más inmediatas.

Siguiendo al mismo autor, las principales oportunidades son los cambios en la Estructura de Oportunidades Políticas-EOP, el planteamiento central de este concepto es que la gente se suma a los movimientos sociales como respuesta a las oportunidades políticas, y a continuación crea otras nuevas a través de la acción colectiva. Es decir, la EOP hace referencia a dimensiones consistentes —aunque no necesariamente formales, permanentes o nacionales— del entorno político que fomentan o desincentivan la acción colectiva y las expectativas de éxito o fracaso. El EOP ayuda a explicar cómo se difunden los movimientos, cómo se extiende la acción colectiva y cómo se forman nuevas redes, que se tienen de un grupo social a otro al irse explorando y creando las oportunidades por medio de la presión política.

Los cambios más destacados en la estructura de oportunidades surgen en la apertura del acceso al poder, en los cambios en alineamientos gubernamentales, en la disponibilidad de aliados influyentes y en las divisiones al interior de las élites. Las estructuras del Estado crean oportunidades estables, pero son las oportunidades cambiantes en el seno de los estados las que ofrecen las oportunidades que los interlocutores pobres en recursos pueden emplear para crear nuevos movimientos. Conjuntamente, las oportunidades, los pactos, los repertorios, las redes y los marcos (símbolos y cultura política) son elementos constitutivos del movimiento social y reducen los costos de inducir a la gente a la acción colectiva, creando una dinámica más amplia y más extensamente difundida en el movimiento.

El concepto de redes sociales, es propuesto por autores como Alberto Melucci y Mario Diani desde la teoría de los nuevos movimientos sociales y es retomado por teóricos como Tarrow, desde la teoría de Movilización de Recursos en su etapa teórica integracionista.

Para Mario Diani, las redes de los movimientos son el producto de las numerosas elecciones realizadas por actores movilizados en relación a los destinatarios de sus alianzas y pertenencias múltiples. Según el mismo autor, las redes de movimientos sociales pueden ser analizadas como ‘precondiciones para la acción colectiva’; su configuración, es decir, la densidad de las relaciones entre los diferentes actores y su articulación interna, orientará, de hecho, la circulación de recursos esenciales para la acción y determinará, al mismo tiempo, las oportunidades y los vínculos necesarios para ésta última.

Para el mismo autor, basado en planteamientos de Melucci, la existencia de lazos fuertes y articulados es una precondición esencial para el desarrollo de movilizaciones eficaces y sostenidas en el tiempo. A su vez, el éxito de estas tentativas estará positivamente relacionado con el nivel de arraigo de sus promotores en la existencia previa de específicas redes relacionales, para las que busca soporte organizativo y solidaridad durante las campañas. La presencia de un número significativo de aliados aumentará además de las probabilidades de éxito para los grupos promotores de la protesta (Rochon, 1988; Gamson, 1990: Rucht, 1989)4.

La necesidad de contactos sistemáticos con otros actores no se restringe, a los grupos activos, sobre todo en la esfera política. Afecta también a las organizaciones orientadas a facilitar el cambio personal, antes incluso que el colectivo, a través de la elaboración de prácticas de vida alternativas. Estas organizaciones también pueden promover iniciativas culturales o tutelar demandas e intereses específicos. A tal punto, la activación de redes relacionales parece una opción bastante recurrente en los movimientos sociales; la búsqueda de aliados y, más en general, de lazos sociales duraderos representa uno de los problemas centrales en el estudio de la movilización.

En la misma dirección de Diani, Tarrow plantea que la movilización de redes sociales preexistentes reduce los costos sociales transaccionales de la convocatoria de manifestaciones, y mantiene unidos a los participantes incluso una vez que el entusiasmo inicial de la confrontación se ha desvanecido. Esto es lo que hace posible la transformación de la acción colectiva episódica en movimientos sociales.

Para autores como Melucci5 los principales rasgos de una red social para la acción colectiva son los siguientes a) permite la pertenencia a varios grupos; b) la militancia es sólo a tiempo parcial y a corto plazo; c) requiere como condición para la participación el compromiso personal y la solidaridad afectiva. Estos rasgos no indican un carácter temporal, ya que responden a conflictos permanentes en las sociedades complejas, sino que hacen referencia a un cambio en la estructura de la acción colectiva. Para este autor, si los conflictos se articulan en torno a recursos simbólicos, los actores involucrados no pueden ser estables porque los ‘significados’ a través de los cuales se crea la identificación simbólica y personal son cambiantes y, en consecuencia, los actores que desafían las contradicciones del sistema no lo hacen durante toda su vida ni pertenecen a una sola categoría social6. Es decir, los movimientos contemporáneos son fenómenos en continuo cambio, implican diferentes orientaciones y afectan a sectores de la estructura social que mantienen distintas capacidades para la construcción de una identidad colectiva debido al desarrollo de diferentes expectativas7.

Otro concepto importante a involucrar en este marco conceptual, característico del enfoque del proceso político y de gran utilidad para analizar la evolución en el tiempo de los movimientos, es el de Ciclo de protesta desarrollado por Tarrow8 y definido por éste como:

“una fase de intensificación de los conflictos en el sistema social: se identifica con una rápida difusión de la acción colectiva de los sectores más movilizados a los menos movilizados; un rápido ritmo de innovación en las formas de confrontación; marcos nuevos o transformados para la acción colectiva; una combinación de participación organizada y no organizada; y unas secuencias de información e interacción intensificadas entre disidentes y autoridades que pueden terminar en la reforma, la represión, y, a veces, en una revolución. Dicho enfrentamiento generalizado produce externalidades que dan a los desafiantes al menos una ventaja temporal y les permite superar las debilidades en sus recursos base. Requiere que los estados ideen amplias estrategias de respuesta que son o represivas o facilitativas, o una combinación de estas dos. Y produce resultados generales que son más que la suma de las consecuencias de un agregado de eventos desconectados”9.

Es decir, los ciclos de protesta posibilitan entender mejor cómo se desarrollan y finalizan las oportunidades políticas (apertura, difusión y cierre).

Tarrow señala algunas características comunes que pueden apreciarse en los ciclos de protesta10: 1) Aumento y difusión del conflicto; 2) Cambios en los repertorios y marcos de acción colectiva; 3) Aparición de nuevas organizaciones y radicalización de las ya existentes; 4) Incremento de información y de interacción. Junto a las características comunes que pueden apreciarse en las etapas de mayor intensificación del enfrentamiento, Tarrow también analiza la fase de declive de protesta por él estudiados11: 1) Agotamiento y polarización; 2) Violencia e institucionalización; 3) Facilitación y represión.

Finalmente, para el autor Gerardo Munk12, los movimientos sociales poseen un carácter dinámico transformador social y político al contar con una orientación hacia el cambio contra-hegemónico utilizando para ello la combinación de dos factores: la consistencia de la relación entre la identidad y la dimensión estratégica de un movimiento social y, la actuación de éste en la arena social o política en la cual opera.

Globalización, neoliberalismo y conflictividad social en América Latina

Durante la década de los noventa, según Helio Gallardo13, el neoliberalismo en América Latina, desde una posición marginal y minoritaria, logró convertirse en doctrina hegemónica; éste se planteó entonces como la principal ideología de la globalización convirtiéndose en el reflejo de la victoria del mercado capitalista, la democracia y la caída del socialismo como ideología. Es así como el neoliberalismo se presentó retóricamente antiestatista contra el estado planificador socialista y dirigido hacia la destrucción el Estado de Bienestar y sus prácticas de redistribución de la riqueza.

Siguiendo al mismo autor, el término ‘neoliberalismo’ hace referencia en las sociedades latinoamericanas a tres prácticas distintas: como ideología de desarrollo nacional, como ideología de la globalización y como acciones de adaptación de las élites políticas a los desafíos de la transición; los últimos, se relacionan con su sostenibilidad como hegemonía, expresada en la lucha entre sus segmentos para dirigir nativamente el proceso y las presiones de los grupos subordinados lesionados en sus derechos e intereses por el carácter antipopular del modelo.

Para autores como Alfredo Calcagno14 el contenido de las reformas neoliberales, fueron muchas veces una condición para el apoyo financiero que requirieron los países de la región. Estas medidas de ajuste estructural se ‘vendieron’ a nuestros países como un modelo transitorio y necesario para reactivar el sistema económico y aminorar el problema de la deuda tanto interna como externa de los países; desde los promotores del ‘ajuste estructural’, se planteó que las reformas estructurales no tardarían en dar lugar a una expansión significativa de la inversión, del crecimiento y, por consiguiente, del empleo y las remuneraciones. Para ‘paliar’ la situación de los más pobres, los estados debían focalizar recursos en el alivio de situaciones de extrema pobreza de los países latinoamericanos.

La hegemonía del nuevo modelo económico establece unas nuevas condiciones en el marco de las transformaciones mundiales y exigen a los actores sociales y políticos redefinir sus planteamientos y modificar sus políticas teniendo en cuenta la globalización y el nuevo orden mundial; este nuevo reordenamiento mundial ha permeado en forma significativa a los movimientos sociales latinoamericanos. Citando a Darío Restrepo15

“el contexto generado por el neoliberalismo: recompone las estrategias de diferentes actores sociales, políticos y territoriales, es más resulta de estos conflictos”.

Además, citando al mismo autor16:

“las políticas sociales y los mecanismos de participación ciudadanía y comunitaria producto de la globalización y propias del modelo neoliberal, deben entenderse en el contexto de la reestructuración capitalista resultante de la doble crisis del Estado Nación y del Estado Benefactor”.

Varios han sido los cambios introducidos con el desmonte de las funciones del Estado, que conducen a la primacía de la sociedad sobre el Estado y al reclamo de las prácticas políticas participativas sobre las representativas.

Anterior al modelo neoliberal, las políticas sociales fueron de carácter universal, a partir de éste se convirtieron en políticas focalizadas, fueron paulatinamente perdiendo su carácter público y se transformaron en servicios articulándose a la lógica del mercado.

Las ofertas participativas neoliberales han pretendido fortalecer la autoridad y legitimidad del Estado y adoctrinar a las comunidades en comportamientos empresariales dentro de la extensión de las relaciones mercantiles. Por otra parte, la participación popular, por el contrario, se encuentra inmersa en una limitación del poder estatal como ente desprendido, suspendido por encima de la sociedad. Es así como las prácticas participativas populares tienden a controlar al Estado y a valorar las razones y necesidades sociales que la racionalidad que el mercado niega.

Siguiendo al mismo autor, finalizando el siglo XX e iniciando el XXI, se puede afirmar que los procesos inherentes a la globalización con esquema neoliberal, han tenido un impacto importante en las economías y sociedades latinoamericanas. La forma de incorporación de estas sociedades a la mundialización ha sido diversa y asimétrica; sin embargo, puede decirse que los procesos de democratización coexisten con procesos de trasnacionalización e internacionalización de las decisiones políticas, reforma neoliberal del Estado, acentuación de la polarización social, precarización de los mercados laborales, feminización falsa de la oferta laboral, generación de mayores sectores excluidos, descampeinización y auge cultural segmentado.

Según Clara Algranati17, a lo largo de la segunda mitad de los noventa en América Latina se incrementa la conflictividad social y se genera un nuevo ciclo de protestas sociales orientadas al cuestionamiento del modelo neoliberal. Esta profundización de la conflictividad social expresa la doble crisis que cuestionaba al régimen neoliberal: la crisis económica de carácter recesivo que parece extenderse a nivel regional e internacional y la crisis de la legitimidad que el mismo pareció conquistar en la primera mitad de la década.

Siguiendo a la misma autora, en el escenario actual de la protesta social latinoamericana guardan particular relevancia los procesos de convergencia regional y trasnacional, que han cobrado gran impulso y constituyen, por su amplitud, inserción geográfica y su amplio nivel de convocatoria entre los movimientos y colectivos sociales, una experiencia sin precedentes en el continente.

Un último elemento a considerar del escenario regional planteado por Algranati, es el proceso de represión, criminalización y militarización del conflicto que se ha generado en los últimos tiempos. Esto hace referencia al tipo de respuesta y actitud que adoptan los regímenes políticos y las élites frente al incremento de la protesta social en América Latina, situación que plantea enormes desafíos a los movimientos populares y ha significado la revitalización en algunos países de los movimientos de derechos humanos en torno a campañas contra la represión de militantes y activistas sociales.

• Población objeto de estudio

La población objeto de estudio de esta investigación fueron el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin tierra del Brasil, identificado internacionalmente como el Movimiento Sin Tierra del Brasil-MSTB y, algunos actores sociales de Latinoamérica como el Movimiento Sin Techo Argentina, la Asociación de Trabajadores del Campo de Nicaragua-ATC y espacios de coordinación y articulación Sectorial como la Red Grito de Excluidos Continental.

• Categorías de análisis

Análisis e interpretación de resultados

• Presentación de resultados

Cuantitativos

Los resultados que se presentan contenidos en las gráficas de 1 a 9 son fruto del análisis de fuentes primarias y secundarias. Las fuentes primarias fueron el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin tierra del Brasil, identificado internacionalmente como el Movimiento Sin Tierra del Brasil-MSTB, el Movimiento Sin Techo de Argentina, la Asociación de Trabajadores del Campo de Nicaragua-ATC y el espacio de coordinación y articulación Sectorial Red Grito de Excluidos Continental. Para esta investigación se diseñaron y aplicaron formatos de encuesta tipo semiestructurado como fuente de recolección primaria y como fuentes secundarias se revisaron publicaciones oficiales y páginas web de las fuentes primarias.

A continuación se presentan las tablas y resultados cuantitativos más relevantes de este estudio:

• Análisis e interpretación de resultados

Según la información recolectada y contrastada con las fuentes teóricas expuestas anteriormente se realizó y expone a continuación el siguiente análisis:

Ciclos de transformación del Movimiento Social Sin Tierra de Brasil

Teniendo en cuenta los conceptos descritos en el marco conceptual, existe un consenso en autores como Tarrow, Melucci, Diani y Munck, sobre el carácter dinámico y transformador de los movimientos sociales. Fruto de los aportes de estos autores, es posible realizar un análisis sobre la transformación de los movimientos sociales:

Analíticamente existen tres ‘fases’ interrelacionadas de transformación de la acción colectiva: I. La de latencia; II. La de visibilidad y, III. La de poder político.

Normalmente, el estudio de los movimientos sociales se ha centrado en la fase visible de la movilización, sin tener en cuenta que en su fase latente es donde se elabora el potencial para la protesta, donde se producen los marcos alternativos de significado a través de las redes y grupos que formulan desafíos culturales alternativos de la ‘fábrica’ de la vida diaria. Es en esta dimensión latente, donde los movimientos realmente se formulan, donde se preparan para, cuando se dan circunstancias específicas, dar paso a la movilización y entrar así en la fase visible, en la que se produce el enfrentamiento con el sistema (la autoridad política) sobre determinados asuntos18 y donde el conflicto social se manifiesta. Estas dos fases, sin embargo, son complementarias, ya que si la fase de latencia proporciona los recursos solidarios para la movilización, la fase de visibilidad, por su parte, refuerza las redes sumergidas y facilita la creación de nuevos grupos y el reclutamiento de nuevos militantes, atraídos por la movilización pública19. La fase de poder político, permite identificar los resultados posibles de la interacción entre las fases de latencia y visibilización y, analizar los alcances en la transformación del movimiento social a través del uso de las oportunidades políticas. Estas tres fases se encuentran mediatizadas por los “ciclos de protesta” y orientadas por el uso de las oportunidades políticas.

Los movimientos sociales encaran el desafío de su carácter transformador a partir de la combinación de cuatro elementos: la identidad colectiva, las redes sociales, el conflicto y el cambio político. Resultado de la combinación de estos elementos, surgen algunas opciones para comprender la implementación del carácter transformador de los movimientos sociales (Véase cuadro 2: Se aclara que este cuadro es fruto de la construcción del marco conceptual de esta investigación realizado por la autora con elementos de enfoque de tipo ecléctico integrador de las teorías sobre los movimientos sociales modernos, basados en conceptos y criterios de análisis tanto de la teoría de los Nuevos Movimientos Sociales como de la teoría de Movilización de Recursos que aportan autores como Alberto Melucci, Sidney Tarrow, Mario Diani y Gerardo Munk).

Según lo expuesto anteriormente, un análisis sobre los Ciclos de Transformación del Movimiento Sin Tierra de Brasil con base en los resultados de la investigación es:

Las tres ‘fases’ de transformación de la acción colectiva del movimiento serían:

I. La de latencia: coincidente con las etapas de gestación y organización del movimiento.

II. La de visibilidad: coincidente con las etapas de organización, consolidación, expansión y actualidad.

III. La de poder político: coincidente con las etapas de organización y actualidad.

En el MSTB es explícito el interrelacionamiento de las tres fases con las etapas del movimiento, lo que implica una lógica de ‘circularidad y relacionamiento’ más que de secuencialidad.

En la Fase de latencia, el movimiento se centra en la construcción de ‘significados’, fortalece su organización interna y se prepara para el enfrentamiento con el sistema político y social. Es así como en esta fase el MSTB define sus objetivos de lucha por la tierra y la reforma agraria que mantendrá durante toda su existencia hasta la actualidad; define también sus principios de actuación interna y define su relación con otros movimientos sociales basados en la solidaridad, el apoyo y la interacción; igualmente establece las estrategias de resistencia y confrontación en el relacionamiento externo con el sistema político hegemónico; se autodenomina como un movimiento autónomo del sistema político y consolida alianzas políticas con la iglesia, los partidos políticos de izquierda y los sindicatos; también se articula con otros movimientos sociales locales para convertirse rápidamente en el Movimiento Nacional de los Trabajadores Rurales Sin Tierra del Brasil.

Los objetivos y efectos internos característicos del movimiento en esta fase son los de reivindicación de derechos y fortalecimiento interno; las acciones más relevantes van dirigidas hacia: el intercambio con otras organizaciones sociales, la organización interna del movimiento y la concientización de masas; los efectos externos dan cuenta de la articulación con otros movimientos sociales, participación y persecución política y, cambios políticos.

La actuación del MSTB en la fase de latencia permite comprender que este movimiento social utiliza estrategias tanto defensivas como expresivas de identidad colectiva de una forma autorrestringida. Aquí, el movimiento social construye ‘significados’ reafirmando su autonomía política, identificando sus aliados internos, externos y apoyos ocasionales, e igualmente identificando y confrontando a sus contradictores externos. En esta fase también se hace explícita la identidad colectiva del movimiento, el cual se identifica como un grupo social específico de los trabajadores rurales Sin Tierra, y utiliza para ello diferentes métodos como la transmisión de símbolos y significados necesarios para la construcción de representaciones compartidas de la acción a través de principios y valores; construcciones colectivas como la bandera y el himno del movimiento son ejemplos de ello, generándose así el potencial de protesta suficiente para la acción colectiva; las fases de los ciclos de protesta prevalecientes aquí son tanto el potencial de protesta como el inicio de la difusión aunque aún muy limitada.

En esta fase, la identidad prevalece sobre la estrategia; se privilegian objetivos no negociables en detrimento de toda consideración estratégica y, se lleva a cabo una acción colectiva basada en una política para la identidad y la reivindicación de derechos, dirigida a proteger la identidad del grupo frente a la amenaza de factores externos; las cooperaciones interorganizativas pueden entenderse como un indicador de los principios que inspiran a los grupos para formular propuestas de apoyo, para proponer iniciativas conjuntas y para utilizar los pocos recursos organizativos disponibles; en esta fase las redes sociales de movimiento se analizan como insumos para la fase de visibilización y la dirección del movimiento social enfatiza sus necesidades de reconocimiento y legitimidad social. El mantenimiento constante del movimiento en esta fase puede llevarlo a volcarse sobre sí mismo y a manifestar una acción puramente defensiva, expresiva y reactiva; estas reacciones se pueden entender como una respuesta de supervivencia del movimiento ante las presiones externas y la persecución política a la que ha estado y continúa estando expuesto.

En la Fase de visibilidad, el movimiento social ingresa en la arena políticoinstitucional y se consolida como una fuerza política y social en la cual la estrategia prevalece sobre la identidad, aquí las redes sociales no son una precondición para la acción colectiva pero sí aportan a disminuir el costo de la acción colectiva; es así, como las redes sociales tienen una doble función: expandir la lucha del movimiento y la protección del mismo en un contexto político desfavorable para la acción colectiva del movimiento.

En esta fase las estrategias se amplían y empiezan a dominar las acciones del movimiento dando como resultados la expansión y legitimidad del movimiento y, la consolidación y transformación de sus luchas. Aspectos como la participación política, la influencia en otros movimientos sociales y el respaldo político y social a través del uso de redes internacionales son una constante; estas redes se caracterizan por ser estables, prolongadas, permanentes y vigentes hasta la actualidad con otros movimientos sociales de Latinoamérica.

Es entonces en esta fase en donde se transforman los objetivos reivindicativos característicos de la fase de latencia hacia objetivos de tipo político y social, manteniéndose como un movimiento autónomo del sistema político y continuando con alianzas políticas definidas como la iglesia, los partidos políticos de izquierda y los sindicatos; esto ha representado un apoyo y respaldo importante para la expansión del movimiento tanto a nivel nacional como con otros movimientos sociales de Latinoamérica. Las acciones sobresalientes del movimiento en esta fase son las de creación de redes internacionales, la solidaridad y la opinión pública; los efectos internos se relacionan con el cumplimiento de objetivos del movimiento, la formación ideológica y política, la sostenibilidad del movimiento y, la expansión y legitimidad del movimiento; los efectos externos del movimiento son la participación política, el respaldo político y social, la creación de espacios de coordinación internacional, el incremento del conflicto social, el manejo del conflicto por la fuerza y la persecución política al movimiento.

La actuación del MSTB en la fase de visibilidad permite comprender que aquí se hace manifiesto el conflicto social especialmente en la etapa de expansión del movimiento, coincidiendo cronológicamente con el período de globalización en América Latina; en esta fase persiste el problema social, se reedita la protesta social, se mantiene la confrontación y resistencia del movimiento al sistema político y la continuidad del sistema político hegemónico.

Paralelo a la evolución del conflicto, aquí confluyen los momentos de difusión y cierre de los ciclos de protesta tanto en el momento de intensificación del enfrentamiento (conflicto), como en la fase de declive de protesta: en el momento de intensificación del enfrentamiento, es decir, de aumento y difusión del conflicto, se produce un ‘efecto demostrativo’ en el cual la acción colectiva desencadena una serie de ‘procesos de difusión, extensión, imitación y reacción’, es por eso que se entiende por qué en esta fase el movimiento obtiene como resultados principales la expansión y legitimidad del movimiento y, la consolidación y transformación de sus luchas. De forma similar, en el momento de la intensificación del conflicto se genera un Incremento de información y de interacción entre el movimiento, sus aliados, las entidades gubernamentales y la opinión pública.

En el momento de declive de la protesta, se genera agotamiento y polarización: el cansancio producido por una intensa movilización, unido al riesgo y a los costos personales y, muy a menudo a la frustración, pareciera que iniciara el declive del ciclo de protesta. Sin embargo, las novedosas y dinámicas estrategias que utiliza el movimiento para mantener tanto su capacidad de expansión y legitimidad como su consolidación y transformación continua de luchas, posibilita que el declive del ciclo de protesta no sea completo y lleve a la fragmentación del movimiento. Según la información obtenida por fuentes secundarias del movimiento, la deserción y la coptación no han sido una característica de esta fase pero la polarización y la represión sí tanto por parte del Estado como de las élites hegemónicas.

En esta fase, el movimiento social se transforma en una fuerza política y social y, mantiene su relacionamiento y autonomía tanto con el Estado como con los partidos políticos de izquierda como el Partido de los Trabajadores- PT y las fuerzas sociales como el sindicalismo. Aquí el movimiento mantiene su capacidad transformadora y de orientación hacia el cambio aunque mantiene los riesgos de coptación y represión al ingresar al sistema político-institucional.

En la Fase de poder político, el movimiento social desplega su potencial pleno y concreta su carácter transformador como fuerza política, utilizando para ello una estrategia ofensiva, generando un cambio político y consolidándose como un movimiento social políticamente orientado y con poder político. Aquí el MSTB se desarrolla como una fuerza capaz de desafiar el orden establecido por las instituciones políticas; surge de la transición de una estrategia defensiva a una ofensiva; realiza su orientación hacia el cambio traduciendo su energía en fuerza política, o como dice Claus Offe: “convirtiendo la movilización social en poder político”, sin transformarse a través de tal acción en una fuerza definida por su acción política.

En esta fase, los objetivos del movimiento mantienen la dirección de las acciones colectivas hacia el poder político popular y los amplía y transforma en la deslegitimación del modelo político y económico y la generación de conciencia política y social. Las acciones sobresalientes son las campañas de resistencia popular mundial, la movilización de masas simultánea en diferentes países sobre objetivos comunes, las redes internacionales de apoyo y respaldo político y social y, la solidaridad y opinión pública; los efectos internos son la formación política y la sostenibilidad del movimiento; los efectos externos se incrementan en esta fase y generan deslegitimación del sistema político y económico mundial, surgimiento de nuevos movimientos, cambio político y se mantienen expuestos a la persecución política.

En ésta fase, el movimiento aplica la estrategia ofensiva combinada con la estrategia defensiva, ya que a pesar de que el movimiento ha obtenido cambios políticos parciales importantes como la elección presidencial de su candidato Luis Ignacio Da Silva, éstos no han llegado a generar un riesgo importante para la hegemonía actual, por lo tanto, se mantiene el sistema político y económico hegemónico, la represión y la persecución política. Es decir, que el potencial transformador del movimiento en esta fase tiene limitaciones y restricciones. Como efecto importante de los ciclos de protesta de esta fase tenemos la politización de la gente que se relaciona con el movimiento a través de la generación de conciencia política y social, y la aparición de nuevas organizaciones y radicalización de las ya existentes (resultado de la competencia por conseguir el apoyo de los seguidores); aunque con mínimos cambios en las instituciones y prácticas políticas y en la cultura política.

Aquí, el movimiento social mantiene una conexión consistente entre medios y fines o entre estrategia e identidad, restringiendo su operación a la arena de la sociedad civil, proyectándose como oposición al actual gobierno y aglutinador de los movimientos sociales de Brasil y de Latinoamérica.

Es de anotar que estos ciclos de transformación no son puros ni uniformes y en el caso del Movimiento Sin Tierra de Brasil éstos se encuentran interrelacionados, lo que lleva hacia diferentes direcciones y resultados en la influencia que el movimiento social puede tener sobre el proceso político de un país o de una sociedad.

El MST ante la globalización, neoliberalismo y la conflictividad social en América Latina.

El Movimiento Sin Tierra de Brasil ha respondido a los desafíos de la globalización, al neoliberalismo y al aumento de la conflictividad en América Latina en las etapas de expansión y actualidad del movimiento, las cuales coinciden con los efectos sociales de la globalización en el contexto latinoamericano.

Algunos efectos de la globalización en el MSTB en las etapas de expansión y actualidad del movimiento son:

El primer aspecto a considerar es que el MSTB adquirió una dimensión multiclase y multisectorial en su base social producto de la globalización, articulándose así con luchas urbanas y rurales fruto de los efectos sociales de la globalización como el desempleo, la precarización laboral, las privatizaciones, la descampeinización del agro y la exclusión social; y a luchas etáreas como las de inequidad de las mujeres y los jóvenes.

Un segundo aspecto fue la instauración de las coaliciones sociales de convergencia tanto regional (latinoamericana) como mundial sobre luchas sociales comunes; a nivel de Latinoamérica se encuentra la lucha por la tierra y la reforma agraria y, a nivel mundial está la deslegitimación del sistema político y modelo económico neoliberal.

Un tercer aspecto es la creación de coaliciones sociales amplias a través de redes internacionales de solidaridad, apoyo y respaldo político y social que ha ido creando y manteniendo el MSTB; éstas son respuesta tanto de la capacidad expansiva del movimiento como a la represión y persecución política del movimiento que ha tenido desde su creación hasta la actualidad.

Un cuarto aspecto a considerar es que fruto de su consolidación como movimiento social, el MSTB se ha ido perfilando como líder y dinamizador político e ideológico de los movimientos sociales de Latinoamérica.

Un quinto y último aspecto a considerar es que el MSTB ha ido adquiriendo poder político y social moderado y se ha ido perfilando como oposición política al actual gobierno Brasilero, consolidando así su potencial contrahegemónico.

Conclusiones

En términos generales, podría decirse que según la información recolectada y las fuentes consultadas, se confirmó la hipótesis planteada en esta investigación la cual se sustenta en las siguientes conclusiones:

Las transformaciones históricas del Movimiento Social Sin Tierra del Brasil-MSTB desde su gestación hasta la actualidad dan cuenta de una continuidad en las causas y luchas referidas a la problemática de la tierra y la reforma agraria propias de la problemática social de Latinoamérica y, de una transformación y continuidad de sus luchas en el contexto de globalización a través de las luchas y resistencias sociales mundiales de deslegitimación del sistema político y económico hegemónico.

El MSTB se gesta y organiza como un movimiento sectorial con objetivos reivindicativos, paulatinamente se transforma en un movimiento social y político multiclase y multisectorial que busca el poder político popular a través de estrategias como la expansión y legitimidad y, la consolidación y transformación de sus luchas.

La combinación de estrategias de enfrentamiento, resistencia, formación ideológica y política, movilización social, solidaridad y opinión pública y, alianzas políticas y sociales estables, tanto nacionales como internacionales, ha permitido la sostenibilidad y continuidad del movimiento en el contexto de globalización y de represión política y social latinoamericana y, ha posibilitado identificar en él elementos constitutivos tanto de movimiento social tradicional como de nuevo movimiento social demostrando así la muldimensionalidad de los movimientos sociales latinoamericanos.

El MSTB impulsa y fortalece a los movimientos sociales de Latinoamérica a través de la formación política e ideológica, la creación de redes regionales y espacios de coordinación internacional sobre temáticas y objetivos de interés común; elementos que permiten identificar la capacidad integradora y expansiva del movimiento.

El MSTB se mantiene como un movimiento social políticamente orientado y se desarrolla como una fuerza capaz de desafiar moderadamente el orden establecido por las instituciones políticas a través de la combinación de estrategias tanto ofensivas como defensivas que le posibilita ejercer un poder contrahegemónico con un alcance limitado en la politización de la sociedad y una casi inexistente transformación de las instituciones y prácticas políticas evidenciadas con la continuidad del sistema político y económico hegemónico.

El MSTB como algunos movimientos sociales contemporáneos de América Latina en el contexto de globalización ha ido integrándose a las luchas sociales mundiales, pasando de los ámbitos geográficos local y/o nacional que tradicionalmente tenían a ámbitos nacionales, regionales y globales; es decir, la multidimensionalidad de los movimientos sociales no está sólo de los contenidos de sus demandas, sino en la expansión del ámbito geográfico en el que se canalizan sus demandas.

El MSTB como algunos movimientos sociales latinoamericanos ha enfatizado su acción colectiva en el contexto de globalización hacia la movilización de recursos externos, por ello ha ido relacionándose y articulándose en alianzas y redes políticas y sociales que les posibilitan tanto la supervivencia y continuidad de sus demandas, como un relacionamiento más directo entre los movimientos sociales y el resto de la sociedad.

El manejo del conflicto por la fuerza de la problemática social en países de Latinoamérica en el contexto de globalización, incrementa el conflicto y la denuncia social, la generación de alianzas políticas y sociales, el surgimiento de nuevos movimientos sociales, cambios políticos moderados, la persecución política y la continuidad del sistema político hegemónico.

La construcción de un marco conceptual de tipo ecléctico integrador de las teorías de los movimientos sociales modernos, basado en conceptos y criterios de análisis tanto de la teoría de los Nuevos Movimientos Sociales como de la teoría de Movilización de Recursos, posibilita una mayor comprensión de las transformaciones y alcances de los movimientos sociales en contextos políticos desfavorables para la acción colectiva como los existentes en Latinoamérica en el contexto actual de globalización y represión política y social.

 


1 La triangulación es “la utilización simultánea de diferentes criterios y fuentes para ubicar con precisión un objeto específico, lo que hace más confiables las evidencias y los hechos, comprobando si varias versiones coinciden, o si por el contrario los puntos de vista son divergentes. La triangulación de investigadores posibilita la convergencia de variadas ópticas, que iluminan distintas dimensiones del fenómeno de estudio, es así como intencionalmente se busca que existan complementarias miradas sobre el fenómeno analizado”. Alonso, J.C. (2003), El estudio de caso, Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, p. 24.

2 Tarrow, S. (1997), El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Madrid, Alianza Editorial, pp. 17-21.

3 Pérez, S. (1995), El poder. Del poder político al análisis sociológico. Madrid, Alianza Editorial, pp. 97-115.

4 Rubio A.M. (2004), Perspectivas teóricas en el estudio de los movimientos sociales. Madrid. Revista de Ciencias Sociales del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset [en línea], disponible en: http://www.ortegaygasset.edu/circunstancia/numero3/art4.html No. 3, julio, 2004.

5 Melucci, A. (2002). Acción colectiva, vida cotidiana y democracia. México, p. 146.

6 Ibídem, 1989, p. 61.

7 La cuestión de las ‘expectativas’ es utilizada por Melucci para vincular el tema de la construcción de una identidad colectiva con otros planteamientos teóricos que, aunque implícitamente están haciendo referencia a la necesidad de una identidad colectiva para que se dé la acción, no parecen darse cuenta de esto o, al menos, no lo analizan ni desarrollan de manera explícita. Según este autor, enfoques como la ‘teoría de la privación relativa’ o incluso el de la ‘movilización de recursos’, implican una subyacente teoría de la identidad desde el momento en que consideran al actor capaz de “elaborar expectativas y evaluar las posibilidades y límites de su acción, lo que implica capacidad para definirse a sí mismo y a su ambiente” 1994 (1988):169-172, (Ibídem: 173).

8 Rubio A.M. (2004), Perspectivas teóricas en el estudio de los movimientos sociales. Madrid. Revista de Ciencias Sociales del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset [en línea], disponible en: http://www.ortegaygasset.edu/circunstancia/numero3/art4.html No. 3, julio, 2004.

9 Tarrow, S. (1998), El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la Política. Madrid, Alianza Editorial, p. 142.

10 Ibídem, pp. 144-147.

11 Ibídem, pp. 147-150.

12 Munck, G. (1995), “Algunos problemas conceptuales en el estudio de los movimientos sociales”. Revista mexicana de sociología, vol. 57, No. 3.

13 Gallardo H. (1996), “Democratización y democracia en América Latina”. Revista Pasos, No. 68, San José de Costa Rica.

14 En Tavares L. (2001), El ajuste estructural en América Latina, costos sociales y alternativas. Buenos Aires, FLACSO.

15 Restrepo D. (2003), La falacia neoliberal. Universidad Nacional de Colombia-IEPRI.

16 Ibídem, p. 489.

17 Algranati C. (2003), El neoliberalismo y conflicto social: las configuraciones de los movimientos sociales en América Latina. México.

18 Rubio A.M. (2004), Perspectivas teóricas en el estudio de los movimientos sociales. Madrid. Revista de Ciencias Sociales del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset [en línea], disponible en: http://www.ortegaygasset.edu/circunstancia/numero3/art4.html No. 13, julio, 2004.

19 Ibídem, pp. 70-73.

 


Referencias

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