SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.22 issue2Social Movements, Narratives, and Emotions. The Case of Afro-Descendant Community Leaders in the Department of Chocó, Colombia author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


El Ágora U.S.B.

Print version ISSN 1657-8031

Ágora U.S.B. vol.22 no.2 Medellin July/Dec. 2022  Epub Feb 23, 2023

https://doi.org/10.21500/16578031.6242 

Artículos derivados de investigación

Decepción, fatalismo y esperanza: oposiciones emocionales y polarización en torno a la paz negociada en 9 ciudades de Colombia1

Disappointment, Fatalism, and Hope: Emotional Oppositions and Polarization around Negotiated Peace in 9 Colombian Cities

Juan David Villa Gómez2 

Alfonso Insuasty Rodríguez3 

Sara Clavijo4 

2. Psicólogo y Doctor en Migraciones Internacionales y Cooperación al Desarrollo. Docente asociado, Facultad de Psicología, Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia. Integrante del Grupo de Investigación en Psicología: sujeto, sociedad y trabajo. Contacto: juan.villag@upb.edu.co Orcid: https://orcid.org/0000-0002-9715-5281

3. Docente investigador del CIDEH de la Universidad de San Buenaventura, Colombia, director del grupo de investigación GIDPAD y editor de la revista El Ágora USB. Orcid: https://orcid.org/0000-0003-2880-1371 contacto: alfonso.insuasty@usbmed.edu.co

4. Psicóloga de la Universidad de San Buenaventura, Colombia, Magíster en Psicología Social de la Universidad Pontificia Bolivariana, auxiliar de investigación. Orcid: https://orcid.org/my-orcid?orcid=0000-0002-9760-7604 Contacto: sara.clavijo@upb.edu.co


Resumen

Las Orientaciones Emocionales Colectivas en relación con el proceso de paz entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP) evidencian emocionales que configuran oposiciones y polarización, según los participantes estén o no de acuerdo con el proceso de paz. Durante la negociación los participantes ‘de acuerdo', manifestaban esperanza, tranquilidad y alivio, mientras aquéllos ‘en desacuerdo', desconfianza e indignación. Después del plebiscito los primeros, tristeza, decepción y frustración, mientras los segundos alegría y celebración. Finalmente, durante la implementación, los primeros expresan desconfianza, temor e incertidumbre, mientras los segundos indignación. Estas disposiciones emocionales movilizan creencias, actitudes hacia la polarización, obturando diálogos y debates democráticos; constituyendo un clima emocional de fatalismo y resignación como barrera psicosocial para la construcción de paz y reconciliación.

Palabras Clave: Polarización; Conflicto armado; Construcción de paz; Barreras psicosociales para la paz; Orientaciones emocionales colectivas; Democracia.

Abstract

Collective Emotional Orientations in relation to the peace process between the Colombian State and the Revolutionary Armed Forces of Colombia, People's Army (FARC-EP) evidence emotional oppositions and polarization, depending on whether participants agree or disagree with the peace process. During the negotiation, the participants "in agreement" expressed hope, tranquility and relief, while those "in disagreement" expressed distrust and indignation. After the plebiscite, the former, sadness, disappointment, and frustration, while the latter, joy and celebration. Finally, during implementation, the former express distrust, fear and uncertainty, while the latter indignation. These emotional dispositions mobilize beliefs and attitudes toward polarization, by obstructing dialogues and democratic debates; by constituting an emotional climate of fatalism and resignation as a psychosocial barrier to the construction of peace and reconciliation.

Keyword: Polarization; Armed Conflict; Peacebuilding; Psychosocial Barriers to Peace; Collective Emotional Orientations; and Democracy.

El conflicto armado colombiano ha sido catalogado como uno de los más sangrientos y prolongados de América Latina. Durante varias décadas los daños han sido devastadores, produciendo millones de víctimas, ruptura del tejido social y desestructuración del Estado y la sociedad. Según el Registro único de víctimas se han producido 11.777.730 eventos victimizantes en los que se han visto afectadas 9.237.051 personas de las cuales 8.219.403 fueron desplazadas (Red Nacional de Información, 1 de marzo de 2022), más de 260.000 asesinadas y más de 80.000 desaparecidas; de estas cifras, el 19% fueron actores armados y el 81% civiles (Centro nacional de memoria histórica, CNMH, 2017). Se calcula que el número de combatientes puede girar alrededor de 450.000 (Álvarez, Llorente, Cajiao y Garzón, 2017).

Por todo ello, algunos consideran que Colombia es el país con la crisis política, social, humanitaria, cultural y económica, asociada al conflicto armado más antiguo de América Latina. Esta guerra interna además del dolor de las víctimas ha desatado profundas injusticias a nivel social y político que han devenido en un trauma psicosocial instalado en la sociedad (Martín-Baró, 1989; Villa, Díaz-Pérez, Barrera, Velásquez y Avendaño, 2021), que ha exacerbado dinámicas de polarización en los últimos años, por la oposición a una negociación política con las insurgencias armadas y ha devenido en confrontaciones verbales, descalificación de la postura del adversario y su calificación como enemigo al que se estigmatiza y se deslegitima (Rico-Revelo, Barreto y Mendoza, 2021; Villa, Quiceno, Aguirre y Caucil, 2019c; Velásquez, Barrera y Villa, 2020; Aguirre, Caucil y Villa, 2021).

Martín-Baró (1989) y Blanco y De La Corte (2003) definen la polarización como la instauración de una confrontación social marcada por una profunda división de la sociedad en la que la afirmación de una parte implica la negación de la otra, negando la posibilidad de coexistencia, lo que implica descalificación, irrespeto, estigmatización, ataque permanente a la postura del adversario, imposibilitando un debate político en torno a diferentes problemas del país. Desde este horizonte los grupos políticos o sociales enfrentados intentan ganar la mente y el corazón de la población en una lógica binaria excluyente que cierra las puertas a otras posibilidades, enmarcada en la consigna: “quien no está conmigo, está contra mí”.

Con esta lógica bipolar se exacerban los ánimos y se siembran orientaciones emocionales colectivas (OEC) (Bar-Tal, 2013; Aguirre, Caucil y Villa, 2021) de ira, miedo e incertidumbre en los ciudadanos, emergiendo así una paradoja: un escenario dispuesto para la construcción de paz, se convierte en campo de confrontación en el que las palabras y la manipulación mediática se tornan en armas para el mantenimiento de un discurso hegemónico que ha ostentado el poder por varias décadas, y que, en el denominado plebiscito por la paz, habrían sido utilizadas de manera explícita y directa (Hernández, 2017; Basset, 2018; Ruano y Muñoz, 2018; Silva, 2019). Así, las OEC que allí se entretejen son de temor, ira, alerta y desconfianza, terreno sobre el cual es imposible construir dinámicas restaurativas que posibiliten la paz y la reconciliación (Villa, Bohórquez & Gómez, 2021).

Se han reseñado investigaciones alrededor de las OEC en contextos de conflictos de larga duración o intratables, entendidos como aquellos de difícil resolución, caracterizados por tener ciclos de violencia repetitiva e intensa, que se mantienen en el tiempo y poseen una marcada radicalidad de cada una de las partes respecto a su posición, y devienen de intereses específicos de suma cero que no logran llegar a una adecuada resolución (Bar-Tal, 2010, 2013, 2017; Bar-Tal & Halperin, 2010; Bar-Tal, Halperin & De-Rivera, 2007; Bar-Tal, Halperin & Pliskin, 2014). En este tipo de conflictos la sociedad va constituyendo una infraestructura sociopsicológica a través de la cual la gente del común, la población civil se adapta a las condiciones de violencia sostenida, normalizando la confrontación armada y legitimando acciones de guerra, siempre y cuando provengan del bando al que pertenecen o con el que se identifican (Bar-Tal, 2010, 2013, 2017, 2019; Barrera y Villa, 2018, Rico-Revelo y Sottolitta, 2020).

Esta infraestructura sociopsicológica ha sido sistematizada en diversos estudios de Daniel Bar-Tal (2010, 2013, 2017, 2019) y ha sido trabajada en Colombia por diversos autores (Alzate, Vilas, Gómez y Sabucedo, 2015; Borja, Barreto, Sabucedo y López-López, 2008, Borja, Barreto, Alzate, Sabucedo y López-López, 2009; Barrera y Villa, 2018; Andrade, 2021, Patiño y Barrera, 2021; Villa y Patiño, 2021; entre otros) como barreras psicosociales para la paz y la reconciliación, que implican narrativas del pasado, orientaciones emocionales colectivas y creencias sociales que se constituyen en discursos compartidos que refuerzan lógicas bélicas anidadas junto a procesos de ideologización. Todo esto, a través de agentes de socialización, como familia, escuela y medios de comunicación, trascendiendo los límites de la movilización subjetiva, incidiendo de manera directa en elementos motivacionales de la acción y la toma de decisiones tanto en esferas privadas como públicas, posicionándose como elemento fundamental en el mantenimiento de la guerra y la precarización de la democracia (Alzate, Vilas, Gómez y Sabucedo, 2015; Barrera y Villa, 2018; Bar-Tal, 2013, 2019; Bar-Tal & Halperin, 2014; Cárdenas, 2013; Castellanos, 2014; González, 2016; Halperin & Pliskin, 2015; Patiño, et. Al, 2021; Villa & Arroyave, 2018; Villa, et al, 2019 a, b).

Para algunos autores, las OEC son el soporte de las barreras psicosociales para la paz, puesto que sostienen las narrativas del pasado dominantes y las creencias legitimadoras de la violencia, son la base de un ethos del conflicto que guía la acción (Halperin, Bar-Tal, Nets-Zehngut & Drori, 2008; Bar-Tal, Halperin, Sharvit & Zafran, 2012; Halperin, 2013, 2014; Halperin & Pliskin, 2015). Para estos autores, se trata de orientaciones emocionales porque se configuran como marco emocional que encauza la acción y el pensamiento, y son colectivas porque son compartidas en la sociedad y en sus grupos organizados, sustentando normas, valores y expectativas. Siguiendo a Villa et, al, (2019b) y de acuerdo con Bar-Tal (2001, 2007), la sociedad genera contextos, información, modelos e instrucciones que crean, constituyen e influyen sobre las emociones de sus miembros, privilegiando una o más, sobre otras.

En un artículo previo, Villa et al (2019b, p. 355) recogían algunas investigaciones en torno al proceso de las OEC en contextos de conflictos de larga duración afirmando que:

Bar-Tal (2001) y Halperin, Bar-Tal, Nets-Zehngut & Drori (2008) Smith & Mackie (2015) identifican que el miedo es una de las principales OEC en estas sociedades. Sin embargo, también el odio, la ira, la culpa, la esperanza o el orgullo, como resultado de eventos que tienen relevancia para el grupo. Son influenciadas por dos factores: (1) el nivel de identificación con el grupo; (2) y las evaluaciones únicas del evento en el cual se vive la emoción (Goldenberg, Saguy & Halperin, 2014).

Finalmente, se ha ahondado además en la ausencia de OEC como compasión y empa- tía, en el marco de los conflictos de larga duración, que permitan la construcción de igualdad, inclusión y mitigación del sufrimiento (emociones que se sitúan sobre la base de la construcción de una paz estable y duradera), dificultando la construcción de un camino de paz (Castaño y Ruíz, 2019). Estas OEC se posicionan como elementos de vital importancia a la hora de construir u obstaculizar un país en paz, pues tal como plantea Nussbaum (2014), desde su propia concepción, las emociones políticas tienen una incidencia directa en el desarrollo de una nación, ya que pueden impulsar el progreso y el logro de objetivos o reforzar polarizaciones y divisiones existentes, debilitando estructuras sociales que sostienen la organización y la estabilidad social (Regina, 2015).

El estudio de las emociones en el plano social y político es amplio. En ciencias sociales y en psicología social se ha planteado un giro afectivo como “indicador simultáneo de las modificaciones en la vida pública y de la experiencia subjetiva” (Lara y Encizo, 2013, p. 101). Pueden rastrearse diversos autores que abordan el tema con diferentes denominaciones: emociones políticas (Nusbaumm, 2014), discursos emocionales (Bolívar, 2006), los vínculos entre la dominación política, los repertorios emocionales y las exigencias emocionales de la democracia (Elías,1994), sentimientos políticos (Patiño y Barrera, 2021; Patiño, et al, 2021; Estrada et al, 2021), climas emocionales (Bar-Tal, Halperin y De Rivera, 2007), atmosferas afectivas (Bedoya y Molina, 2021) y orientaciones emocionales colectivas (Halperin, 2013, 2014; Halperin y Bar-Tal, 2011; Bar-Tal y Halperin, 2014; Villa, et al, 2019 a, b), entre muchas otras denominaciones.

En este trabajo se considera que las OEC moldean los lentes para interpretar el mundo y guían la acción, es decir, fungen como agente organizador en la estructura sociopsicológica de un grupo humano, en tanto se constituyen columna vertebral que sostiene y anuda ideologías, creencias y memorias colectivas (Bar-Tal, 2010, 2013). Por lo que no se abordan como reacciones fisiológicas que se circunscriben funcionalmente a la movilización corporal y subjetiva de las personas que las experimentan, versión más propia de los estudios psicológicos de las emociones (Patiño y Barrera, 2021). Sino como fundamento de motivación para acciones políticas, incidencia social y toma de decisiones, por lo que pertenecen a la esfera privada y pública al mismo tiempo (Nussbaum, 2014).

Las OEC se cultivan en la colectividad, son socialmente compartidas y se siembran en el terreno de la ideologización, instaurándose a partir de procesos de socialización primaria y secundaria, configurando una carga simbólica, que puede ser soporte para dinámicas de paz y reconciliación, pero también para su obstrucción (Halperin & Pliskin, 2015). Se convierten en barreras para la paz cuando son negativas, reducidas y rígidas, se ligan a marcos ideológicos inflexibles y polarizados que fundamentan un orden social establecido, posicionándose como lógica cultural naturalizada e inmodificable que, al ser bélica, fomenta el conflicto (Bar- Tal, 2010, 2017, 2019; Bar-Tal, Halperin & Oren, 2010). Ejemplo de ello es la relación entre odio y congelamiento cognitivo que lleva a la creencia de que el enemigo es un ser naturalmente malo que debe ser eliminado, produciendo una memoria histórica parcializada y victimis- ta que refuerza su deslegitimación, deshumanización, justificando acciones violentas en su contra (Halperin, 2013, 2014; Villa, 2019; Villa, Quiceno y Andrade, 2021).

Así pues, en contextos de guerra de larga duración, algunas OEC comienzan a configurarse como barreras psicosociales para la paz, pues integran elementos emotivos, cognitivos y motivacionales que se trenzan con un repertorio preexistente de creencias rígidas e inflexibles, formando así un abanico emocional sesgado que obstruye el pensamiento crítico (Bar-Tal & Halperin, 2010). A su vez, refuerzan la identidad colectiva y la pertenencia, para alimentar la distancia con el otro, diferente, construido como enemigo interno (Gallo, et al, 2018). Villa, et, al (2019 a, b) dan cuenta de la forma como el odio en confluencia con la rabia y la indignación han sido móviles contra las FARC, configuradas como enemigo único en el contexto del conflicto colombiano.

Por esta razón, se hace importante resaltar que, según diversos intereses políticos se busca fomentar emociones como miedo, ira, asco, rabia, horror, desconfianza y odio, a la vez que se vela por reprimir emociones de empatía, solidaridad, esperanza y apoyo; y se inhiben emociones como vergüenza y culpa frente al daño propiciado al contrincante, justificándolo como necesario para la propia seguridad, eliminando el sentimiento de responsabilidad y suprimiendo la necesidad de reparar los daños causados, puesto que este enemigo encarna la maldad (Halperin & Pliskin, 2015; Villa, et al, 2019 a).

En este texto más que una taxonomía de las emociones, intentamos nombrarlas según lo definido, expresado y sentido por los participantes, como manifestación individual de un clima emocional que recoge la orientación colectiva de la emoción, a manera de contexto psicoemocional (Patiño y Barrera, 2021). El clima emocional se genera en procesos de interacción y a partir de prácticas sociales entre participantes de un mismo orden social o grupo organizado, en los cuales se manifiestan como conjunto de emociones o estados de ánimo compartidos. Es decir, es colectivo y estable, marcando campos de acción en situaciones so- ciopolíticas en la que tienen lugar. Se trata de un concepto que permite comprender la dimensión emocional desde contextos relacionales que se encarnan en personas, quienes las localizan en su campo sentiperceptual y en sus cuerpos (Patiño y Barrera, 2021).

La categoría clima emocional, hay que ubicarla primeramente en el cruce de tres vectores que se articulan: una idea de contexto [como] conjunto de interpretaciones, prácticas, creencias, representaciones sociales o significados, y la convicción del carácter colectivo de las emociones. El contexto emocional, que se conforma con el clima y las OEC, interviene en la evaluación de la información y los eventos que pueden ser o no importantes para el grupo; de este modo, es correlativo [...] a culturas de paz o conflicto desarrolladas por una nación. El clima emocional como un estado de ánimo colectivo relativamente estable se caracteriza por el predominio de ciertas emociones -en plural- (Patiño y Barrera, 2021, p. 43).

Von Scheve & Ismer (2013) y Bar-Tal & Halperin (2010) afirman que ese clima emocional se va afianzando en los grupos sociales y políticos que configuran dimensiones identitarias para caracterizarse a sí mismos en oposición a otros, pero también se instala en las relaciones que los individuos tienen dentro de estos grupos y en la sociedad. De tal manera que se pueden identificar un conjunto de emociones predominantes, en un contexto social determinado, que dan cuenta de la coyuntura de una sociedad, en una constelación compleja que recoge ese intersticio de lo relacional y lo social, lo político y lo cultural, pero que solamente puede ser expresado por un sujeto sintiente que da cuenta de ese marco emocional (Rodríguez y Cruz, 2014).

Así pues, las OEC no se presentan aisladas y puras sino en relación con otras que se entrelazan y emergen en una combinación colectiva de sentimientos que Benski & Langman (2012) denominan “constelaciones emocionales”. Una constelación emocional implica que en la vida cotidiana y en las relaciones de la gente, las orientaciones emocionales no se presentan aisladas, sino en relación con otras, a la manera de un bricolaje, por ejemplo, alegría/ esperanza/satisfacción o dolor/tristeza/indignación/frustración. Emergen y se manifiestan como una convergencia sincrónica en la respuesta afectiva de individuos y colectivos de forma policromática, compleja y conjunta (Patiño y Barrera, 2021).

Cabe concluir entonces que es relevante, analizar estas OEC que se han tejido alrededor del proceso de negociación política del conflicto armado colombiano entre Estado y FARC, durante el plebiscito que buscó refrendar los acuerdos y su implementación, ya que se ha tejido una infraestructura sociopsicológica que ha conducido a la polarización, como dificultad para tejer consensos que conduzcan a fortalecer la democracia y la paz.

Metodología

Esta investigación se llevó a cabo en 9 ciudades del país (Medellín, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Armenia, Pereira, Palmira, Quibdó y Neiva) entre el segundo semestre de 2018 y el primero de 2020, a partir del método cualitativo con un enfoque fenomenológico- hermenéutico, con la pretensión de comprender las OEC en relación con el proceso de paz entre el Estado colombiano y las FARC. En el marco del proyecto Barreras psicosociales para la construcción de la paz y la reconciliación estas ciudades se escogieron a conveniencia, porque representaban a población urbana de diferentes regiones del país: centro, eje cafetero, suroccidente, nororiente y Antioquia.

Se intentó en dos ocasiones contar con el apoyo de grupos de investigación de la Costa Atlántica con dos universidades de la región en Barranquilla y Cartagena respectivamente. Sin embargo, al final, ninguno de los dos colectivos tuvo apoyo institucional para contar con tiempos y recursos para la realización de las entrevistas y vincularse al proyecto Barreras psicosociales para la construcción de la paz y la reconciliación en Colombia.

Este problema de investigación implicó un acercamiento a los participantes a través de entrevistas fenomenológicas semiestructuradas, realizando análisis hermenéutico de contenido, indagando por sus formas de comprensión e interpretación. Tuvimos, además, una mirada transdisciplinar desde la psicología política y la psicología social crítica latinoamericana y el realismo crítico (Blanco y Gaborit, 2016).

Para ello, se realizaron entrevistas en Medellín (44), Armenia (28), Bucaramanga (32), Cali (36), Neiva (30), Quibdó (31), Bogotá (30), Palmira (15) y Pereira (10), para un total de 256 entrevistas, realizadas a ciudadanos del común (es decir, personas que no participan explícitamente en ninguna organización social ni política, ni estatal ni comunitaria), que hubieran votado en el plebiscito del 2 de octubre de 2016 y tuvieran una postura definida frente al Acuerdo de Paz.

El muestreo fue propositivo, tipológico e intencional (Hernández, Fernández & Sampieri, 2014). Los criterios de inclusión fueron los siguientes: adultos, hombres y mujeres, de diferentes estratos socioeconómicos, población urbana (amas de casa, profesionales de diversas disciplinas, empleados, taxistas, estudiantes, entre otros). Los criterios de exclusión fueron: ser miembros de partidos políticos, movimientos sociales, ONG, víctimas organizadas, entidades del Estado encargadas de estos temas y académicos cuyo objeto de estudio sea el conflicto armado. Los participantes se categorizaron en tres grupos, según sus propios relatos: personas que se mostraron ‘de acuerdo' con el proceso de negociación, personas ‘en desacuerdo' y ‘ambivalentes', quienes no tienen una posición clara u oscilan entre una y otra.

Se desarrolló un análisis de contenido, según procedimiento categorial por matrices, avanzando de forma intratextual, intertextual con codificación teórica de primero y segundo nivel (Flick, 2004; Gibbs, 2012). Para ello, se partió de un primer nivel deductivo en el análisis intratextual o de coherencia, donde los relatos fueron segmentados según categorías analíticas que guiaron la investigación: orientaciones emocionales colectivas y polarización en el proceso de negociación, plebiscito e implementación de los acuerdos. Posteriormente, se trabajó el análisis intertextual, para comparar lo expresado por los sujetos, construyendo un nuevo orden textual, en el que se organiza la información según cada categoría, cruzando los relatos y textos emergentes de todos los participantes, según la posición de los participantes en relación con el acuerdo: ‘de acuerdo' (A), en ‘desacuerdo' (D) y ‘ambivalentes' (Amb).

A partir de allí se realizó la codificación teórica de primer nivel, de carácter descriptivo en la cual se constituyen códigos teóricos genéricos que agrupan diferentes textos y relatos de diversos participantes. Posteriormente en la codificación teórica de segundo nivel se desarrolló un trabajo interpretativo que se convierte en la base para la elaboración del texto de los resultados. Así se fue codificando de forma sintética e inductiva para la construcción de un orden teórico que dialogara con el marco teórico, hasta llegar a la construcción de los textos que constituyen los resultados y la discusión.

Resultados - discusiones

Bricolaje emocional según etapas del proceso y posición de los participantes

Un primer elemento en el análisis de las 256 entrevistas es la semejanza en la construcción de las OEC entre participantes de diversas ciudades, según su posición frente a la negociación y el acuerdo. De tal manera que pueden identificarse semejanzas discursivas y de contenido en los participantes ‘de acuerdo' de las 9 ciudades, y de aquellos ‘en desacuerdo', existiendo mayor variabilidad en los ‘ambivalentes'; puesto que, en este caso, las razones, motivos y explicaciones en torno a su posición presentan mayores matices. El análisis que presentamos a continuación da cuenta de estas similitudes en la configuración de las OEC, según posición frente al proceso de paz.

En relación con las diferencias entre distintas ciudades, puede decirse que, en Medellín y Bucaramanga, según nuestras entrevistas, el nivel de polarización era mayor que en otras ciudades estudiadas; y fueron los lugares donde encontramos expresiones más contundentes de deslegitimación del adversario (centrado en las FARC), indignación, desconfianza y rabia ante la negociación y su devenir. En Cali, Palmira, Quibdó y Bogotá, en relación con el proceso de negociación y con la firma del acuerdo en Cartagena, el 26 de septiembre de 2016, primó la esperanza en participantes ‘de acuerdo', además de incomprensión, dolor y rabia por la derrota en el plebiscito, recordando que en estas ciudades gano el ‘Sí'. Por su parte, en Quibdó, Cali, Neiva, Palmira, Pereira y Armenia emergieron OEC, luego del plebiscito y especialmente en relación con el proceso de implementación de los acuerdo que constelan con un clima emocional de fatalismo, marcado por decepción/desconfianza/frustración/dolor/desesperanza, que les ha conducido a creer que el conflicto armado es insoluble e intratable (Díaz-Pérez, et al, 2021; Quiceno, et, al, 2021; Oliveros, et. al, 2021; Villa, Quiceno y Andrade, 2021).

También pueden identificarse y comprenderse dos tipos de orientaciones emocionales colectivas opuestas, según el momento temporal en que se fue desarrollando el proceso (durante la negociación, alrededor del plebiscito y en la implementación) y la posición frente al acuerdo de los participantes (a Saber: ‘de acuerdo', ‘en desacuerdo' y ‘ambivalentes'). Ahora bien, aunque nuestro análisis es cualitativo, estas afirmaciones se refuerzan al sondear la frecuencia en que estas OEC aparecen en los relatos de los participantes, según cada momento del proceso, las cuales referenciamos en la tabla 1.

Tabla 1 OEC según posición de los participantes durante el proceso de paz 

Durante la negociación Después del plebiscito Proceso de implementación
OEC A Amb D A Amb D A Amb D
Esperanza/ Tranquilidad/alivio 92 10 2 24 2 1 34 8 31
Alegría/satisfacción 21 3 0 0 0 17 7 0 0
Indignación/rabia 2 9 67 41 2 0 2 22 43
Desconfianza/ Desesperanza 5 3 25 5 0 7 26 6 3
Odio 0 0 6 0 0 0 5 2 1
Tristeza/dolor/ Frustración/Decepción 11 6 49 104 3 3 50 4 11
Miedo/Incertidumbre 19 3 11 31 4 3 65 18 4

Fuente: Elaboración propia.

Al analizar esta Tabla, las OEC se pueden agrupar en constelaciones emocionales (Patiño y Barrera, 2021; Patiño, et al, 2021; Estrada et al, 2021) que configuran climas emocionales que pueden categorizarse de la siguiente manera: en relación con los años de negociación en La Habana, las OEC expresadas por participantes ‘de acuerdo' se condensaron en un clima emocional de esperanza/alegría; mientras en participantes ‘en desacuerdo', constelaban rabia/indignación/desconfianza. Alrededor del plebiscito el clima emocional de frustración articuló indignación/rabia/decepción/tristeza/dolor en participantes ‘de acuerdo', mientras aquellos ‘en desacuerdo' expresaron, especialmente, un clima de alegría/satisfacción.

Finalmente en relación con la implementación del proceso de paz, participantes ‘de acuerdo' describieron un clima emocional marcado por el fatalismo, expresando descon- fianza/decepción/frustración/tristeza/miedo/incertidumbre, afirmando que el gobierno del presidente Iván Duque parecía apostar por su ralentización y entorpecimiento. Mientras aquellos ‘en desacuerdo' describieron un clima de indignación/rabia ante los ‘privilegios' ofrecidos a excombatientes de las FARC, refiriéndose a los apoyos económicos para su reintegración, su participación en política sin haber asumido ningún castigo y, por lo tanto, por la presunta impunidad otorgada.

Sin embargo, por razones distintas ambos grupos, paradójicamente oscilan entre la esperanza, relacionada con el deseo de paz, como se verá más adelante, y el fatalismo, al constatar que la violencia del conflicto armado colombiano parece reactivarse en varias regiones del país. Quienes están ‘de acuerdo' creen que, a pesar del actual gobierno y del crecimiento de insurgentes disidentes del proceso, el acuerdo debe implementarse y dubitativamente confían en que se implementará; mientras los segundos, consideran que el actual gobierno ha manejado acertadamente unos acuerdos que habrían podido objetarse, porque ese era el mandato del ‘pueblo colombiano' cuando el ‘No' ganó en el plebiscito. Incluso afirman que el gobierno ha tenido la nobleza de mantener este proceso, cuando tenía la legitimidad para ‘hacerlo trizas'.

Así pues, la configuración de estas OEC se orienta a contenidos distintos y se constituyen desde marcos ideológicos diferentes, puesto que aquellos que están ‘de acuerdo' con la negociación política del conflicto armado con las insurgencias armadas y, en particular, con los acuerdo de la Habana con las FARC tienen posiciones más cercanas a la izquierda y al centro en el espectro político. Mientras quienes están en desacuerdo con este proceso de paz, por lo menos desde lo encontrado en la presente investigación, parecieran estar más cerca de las ideas de derecha, similar a lo que Rico-Revelo, Barreto y Mendoza (2021) recogieron en otra investigación sobre el tema.

De tal manera que, según la posición ideológica, también se expresan y se manifiestan estas constelaciones emocionales que acompañan, pero a su vez, son soporte de estos puntos de vista, a la manera como Halperin (2013, 2014), Bar-Tal, Halperin y De Rivera (2007) , Patiño y Barrera (2021) lo enuncian, cuando afirman que los dispositivos emocionales no sólo son reacciones a una situación, acción, decisión o idea concreta, sino también soporte y activador de éstas, de tal manera que connotan estas acciones y/o decisiones. Siendo estas orientaciones emocionales colectivas soportes afectivos de posiciones políticas que, en algunos casos, se configuran como barreras psicosociales para la paz, como se enunció en la introducción y se verá a continuación.

La frustrada esperanza: OEC en torno al proceso de negociación

La primera OEC manifestada por la mayoría de los participantes ‘de acuerdo', en relación con la negociación política, fue esperanza. En la medida en que se iba aproximando la firma del acuerdo, manifestaron además tranquilidad y alivio; en efecto, Pinedo (2020) afirma que la campaña del “Sí” movilizó la esperanza promoviendo valores como el perdón y la reconciliación.

Aunque también afirma que el uso del miedo y la incertidumbre no fueron solamente utilizados por la campaña del ‘No', sino también por la del ‘Sí' recalcando el mensaje del ‘miedo a volver a la guerra y a su horror'.

En relación con el día de la firma, el 26 de septiembre de 2016 en Cartagena, en los relatos de las personas ‘de acuerdo' se puede reconocer un clima emocional de alegría y celebración alrededor de un hecho que consideraban histórico; porque, además, la intensidad del conflicto bajó y el año 2016, en efecto, fue el menos violento en más de 50 años, por lo que vislumbraban una salida definitiva a la confrontación.

Para algunos se trataba de vivir por primera vez sin zozobra ni miedo, con tranquilidad, viendo otro tipo de noticias, ya que expresan que nunca durante su vida habían disfrutado de un tiempo de paz, así esta fuera solamente la del silencio de los fusiles. Era, un primer paso para vivir mejor, con mayores oportunidades. La alegría, por este paso en la historia del país, se acompañó de satisfacción, optimismo y serenidad, se trataba de la posibilidad de cerrar un conflicto que había causado mucho dolor,

Mucha fe, esperanza, alegría de decir se va a acabar esta mierda al fin, ya era hora [...] entonces sí hubo muchos sentimientos de alegría (E14A-Palmira). En mi vida no ha habido tiempo de paz, esa esperanza de vivir lo no vivido nunca, entonces era esperanza: [pensaba] ojalá lo logren, ojalá se pueda, ojalá lleguen a acuerdos (E5A-Bogotá). No sé si las cifras eran ciertas, era muy chévere, ¡qué alegría ver que se redujo! [.] creo que era un avance muy positivo y reconfortante (E4A-Pereira).

Para algunos participantes ‘de acuerdo' y ‘ambivalentes', especialmente de ciudades intermedias con mayor interacción con el mundo rural (Neiva, Armenia, Palmira, Quibdó), la OEC de esperanza se cifraba en la expectativa por las posibilidades que tendrían los campesinos para contar con mejores oportunidades de producir y comercializar sus cosechas y mejorar sus condiciones de vida. Un horizonte que abría la posibilidad de construir nuevos espacios de desarrollo y otras formas de vida,

Esperanza de que el país cambiara, otras opciones de vida, que los campesinos de nuevo estuvieran en sus parcelas, sembrando lo que ellos querían [.] (E6Amb-Neiva). Un sentimiento de alegría, ya que las personas del campo, las más afectadas, podrían vivir allá tranquilamente (E15A-Quibdó).

Sin embargo, para algunos que estaban ‘en desacuerdo' y ‘ambivalentes' la esperanza inicial, se fue diluyendo mientras avanzaba la negociación. Al realizarse en medio de la confrontación armada, las operaciones militares de todos los bandos y los hechos violentos continuaron mientras las partes estaban conversando. Mucha gente no entendía por qué razón mientras se negociaba la paz, continuaban atentados, homicidios, secuestros y otras acciones por parte de las FARC. Hechos que fueron difundidos ampliamente por medios de comunicación (Villa et al, 2020), sin enunciar con claridad que fue el gobierno quien puso esta condición, puesto que llevaba una ventaja militar que no quería perder en un temprano cese al fuego.

En efecto el gobierno de Juan Manuel Santos dispuso que la negociación se hiciera en medio de la confrontación armada, porque consideraba que luego del período 2002-2010 en la aplicación de la política de seguridad democrática del expresidente Uribe se había logrado llevar la iniciativa militar y se estaba en una posición de ventaja en la correlación de fuerzas que un cese al fuego previo a la negociación, podría hacer perder, ya que el repliegue de las tropas le podría dar nuevo aire a las FARC para fortalecerse nuevamente.

Esta percepción construida, contribuyó a la generación de desconfianza, enraizada en indignación,

Al principio yo decía “¡Qué chévere, se va a acabar la guerra!” Bueno, no la guerra, porque obviamente en la [Avenida] Caracas a mí me pueden matar por un celular, pero por lo menos con esos campesinos que sufrieron tanto, que los desterraron de sus tierras [...] Pero siempre pasaba algo: que volvieron a secuestrar, que siguen con el narcotráfico [...] Me hacía sentir mucha desconfianza. Entonces, después cuando ganó el ‘No', ellos dijeron: “¡ay el colmo!” Y yo me pregunto: ¿realmente es el colmo? ¿después de lo que hicieron? (E1D-Bogotá).

Además de lo anterior, también comenzó a circular por diversos medios (redes sociales como Facebook, Twitter y cadenas de WhatsApp), algunos canales de televisión y cadenas radiales y desde algunos sectores políticos una retórica que se oponía al acuerdo, utilizando medias verdades y exacerbando las emociones de la población, (Basset, 2018; Bonilla-Neira, 2020; López De la Roche, 2019). Circulaba información que afirmaba que a los excombatientes se les iba a pagar $1.800.000 mensuales, que los crímenes quedarían impunes, que el presupuesto estatal para salud, educación, pensiones se redirigiría para financiar la imple- mentación del acuerdo; informaciones a medias, noticias falsas, que el mismo coordinador de la campaña del ‘No', durante el plebiscito, confirmó (Basset, 2018; Hernández, 2017), pues pretendían implantar un clima emocional de ira, indignación, miedo y desconfianza (Ruano y Muñoz, 2018; Silva, 2019). Aunque Pinedo (2020) afirma que también la campaña del ‘Sí' apeló al miedo y la incertidumbre, para movilizar a votar en favor de los acuerdos.

Así pues, la desconfianza fue dando lugar a una constelación emocional de indigna- ción/injusticia/rabia; gestándose, así, ese clima de oposición, que condujo a la polarización social y política entre quienes cuestionaban decididamente el acuerdo y quienes apoyaban esta negociación. Los primeros refieren que, en su concepto, era injusto, absolutamente, que se estuviera firmando un acuerdo que les daba tantas garantías a los miembros de las FARC (para ellos poco menos que criminales, asesinos, terroristas y sanguinarios), que solamente podrían reintegrarse a la sociedad después de pagar las penas proporcionales a sus crímenes y no con las prebendas judiciales y la apertura a su participación en política, como se concebían en el acuerdo. Por ello, acusaban a quienes estaban ‘de acuerdo' de no considerar el dolor de las víctimas y olvidar el sufrimiento vivido en el país a causa de las FARC, con ser ‘cómplices' de esta guerrilla o cuando menos ‘ingenuos', que no lograban ver que la negociación era un medio utilizado por este grupo para llegar al poder de forma más expedita sin asumir sus crímenes.

Mientras del otro lado, los segundos, planteaban en sus relatos que era preferible dar este paso hacia la paz y lograr el fin de un conflicto armado de varias décadas, acusando a quienes se oponían al acuerdo de ‘ignorantes', ‘manipulados por la propaganda uribista' o ‘simpatizantes del paramilitarismo'. Esta polarización se maximizó días previos al plebiscito, el 2 de octubre de 2016 (Basset, 2018; Velásquez, Barrera y Villa, 2020), se mantuvo durante las elecciones del 2018 y se prolonga hasta el momento actual (Villa, Quiceno y Andrade, 2021):

Yo no estaba de acuerdo con que los guerrilleros no pagaran ni un día de cárcel porque siento que uno debe de pagar por lo malo que ha hecho [...] Ese punto nunca me pareció, nunca estuve de acuerdo (E26D-Cali). Me parece un completo circo [...] las FARCsalió diciendo que no tenían por qué pedir perdón. Me parece injusto, me da rabia y me parece que es una payasada (E1D-Bogotá).

Estos participantes (‘en desacuerdo') consideran que el mensaje para la población y las nuevas generaciones no es claro, es decir, no se está persuadiendo a la sociedad del costo que debe implicar ejecutar un acto violento, puesto que, si no se sancionan los graves crímenes cometidos por las guerrillas, esto se traduce en mensaje de impunidad y en incentivo para más violencia,

¡Me da mucha rabia! Porque para nosotros poder llegar a ser alguien en la vida, nos toca luchar mucho [.] estudiar con sacrificios, hacer muchísimas cosas para lograr nuestros objetivos. Entonces, ¿cómo puede uno entender que después de haber secuestrado, matado, de haber cometido crímenes de lesa humanidad, de un día para otro, se les da la bendición y usted ha sido perdonado y le damos la cruz de Boyacá, la llave de la ciudad, además le damos curules en senado y cámara? Para mí, eso no es equitativo ni justo [.] el mensaje que deja es: “hacer el mal paga, delinquir paga” [.] No estoy de acuerdo con ese tipo de paz, porque no hubo justicia (E31D-Quibdó).

Esta OEC se ligó con incredulidad, sumada a más desconfianza, puesto que, para estos participantes ‘en desacuerdo' el gobierno del expresidente Santos, habría traicionado los principios de la seguridad democrática del expresidente Uribe, habría sido muy laxo, dándole demasiados beneficios a las FARC, a cambio de muy poco. Además, porque esta insurgencia es leída, por lo menos desde sus relatos, como pérfida, mentirosa e incapaz de cumplir con su palabra. De allí, y siguiendo lo hallado en las entrevistas, este grupo armado en particular, y las insurgencias armadas en general, fue ubicado en el lugar del enemigo absoluto (Villa, 2019) al que no se le reconocería su alteridad, en tanto interlocutor válido en una mesa de negociación, porque, para muchos, utilizaban un pretexto para combinar formas de lucha y tomarse el poder por otros medios,

Es más que desconfianza: ¡incredulidad! [...] no estamos haciendo nada ni vamos a lograr nada, siempre va a ser pérdida de tiempo, sofismas de distracción, lo que nos presentan (E4D- Bucaramanga). [Las FARC] son mentirosos, entregaron 13 y va uno y mira en la fiscalía y ¿hay cuántos? Miles. Entonces mire que ellos están mintiendo, diciendo que no tienen plata (E13D-Medellín).

De esta forma, una parte de la sociedad civil (Por lo menos, si seguimos los relatos de los y las participantes ‘en desacuerdo) perdió, no sólo la credibilidad y la confianza en el proceso, sino también, el respeto. En este orden de ideas, no consideraron que pudiera ser un paso hacia la paz, sino por el contrario, una acción intencionalmente pérfida en la que se pretendía engañar a la nación. Por un lado, el expresidente Santos buscaba obtener el premio Nobel de paz, por el otro, las FARC, pretendían, o bien un retiro de los comandantes ‘viejos', o bien un intento de acceder al poder por otras vías, pero manteniendo la lucha armada. En esta línea, algunos consideran que fue una trampa al país,

Yo veía una burla hacia el Estado. No veía un buen resultado. Es más, ese premio Nobel que se ganó el presidente, para mí no fue justo. No trabajó como tenía que haber trabajado. No se lo merecía [.] porque lo que hizo fue darle más fuerza a estas guerrillas, a estos grupos delincuen- ciales (E15D-Cali).

Paradójicamente, y frente a este mismo tipo de información, quienes estaban ‘de acuerdo', expresaron angustia ante la posibilidad de que se rompiera la negociación, porque veían los diversos tropiezos que emergían desde adentro y desde afuera de la mesa. Es decir, parecían comprender las vicisitudes de negociar en medio de la confrontación armada,

Viví el proceso con expectativa porque cada rato escuchaba en las noticias que no habían llegado a acuerdo en tal punto, que se habían levantado de la mesa [.] era una expectativa porque yo quería que sí funcionara [.] estar mirando noticias para saber qué dijeron, qué hicieron, pero siempre los medios de comunicación: “Que no quieren entregar las armas o no quieren hacer tal cosa” (E21A-Neiva).

Algunos de estos participantes, partidarios del acuerdo, expresaron emociones encontradas: por un lado esperanza, por el otro, miedo a la ruptura de la negociación o al posterior rearme. Por ello, la desconfianza, en estos participantes, fue dirigida más hacia el Estado, en la medida en que pensaban que éste podría incumplir lo pactado, retrotrayendo una larga historia de acuerdos de paz, en los que el Estado colombiano cumplió parcialmente, y se reciclaron nuevas formas de violencia (Arjona, et ál., 2020; Jaramillo, Parrado y Fattal, 2020; Trejos, Badillo e Irreño, 2020): “yo creo que es una tendencia generalizada: desconfianza, que es totalmente fundada, de que este gobierno realmente pueda llevar un proceso así, pero es que también se necesitan entes internacionales, entonces hay escepticismo de ese lado” (E6A-Pereira). Pero también desconfianza hacia la misma sociedad porque las expresiones de indignación y rabia en algunos sectores, hacía prever dificultades en la acogida de los desmovilizados y excombatientes (Villa, Bohórquez y Gómez, 2021).

Una desoladora celebración: OEC en tiempos de plebiscito

Las constelaciones emocionales de esperanza/alegría y desconfianza/indignación fueron llevadas a su máxima expresión durante la campaña para el plebiscito, en relación con la forma como ésta se orientó por parte de la oposición y del gobierno de entonces (Pinedo, 2020; Ruano y Muñoz, 2018; Silva, 2019), ubicando una disyuntiva simplificadora que ponía en bandos opuestos a personas que podrían tener, incluso, pensamientos similares, por una decisión dicotómica entre ‘Sí' y ‘No' a la paz, cuando se trataba de refrendar un tratado de más de 600 páginas a los que la mayoría no tuvo acceso, y muchos de quienes lo leyeron, si no eran juristas o especialistas en el tema, corrían el riesgo de no comprenderlo.

Así que se generaron versiones simplificadas y simplificadoras desde ambos contendientes (Pinedo, 2020), generando grietas que construyeron un clima emocional de tensión, rupturas y distancia entre miembros de familias, grupos de amigos, lugares de trabajo que, aún hoy, no se han podido subsanar (Velásquez, Barrera y Villa, 2020; Avendaño y Villa, 2021). Los partidarios del proceso de negociación experimentaron frustración porque consideraron que la sociedad, al triunfar el ‘No', se negaba a salir de una lógica histórica de violencia. Estos participantes refieren llanto, decepción profunda, una ira triste y especialmente desolación al conocer los resultados del plebiscito,

Lo mismo que sentí el día que ganó Duque: ¡lloré! Porque no es justo, y aunque se sacaron muchos votos, se sabía que eso se iba a hundir [...] me duele en el alma. (E2A-Neiva). Me dolía ver ciudades del país donde han sido víctimas, que fue donde mayor votación obtuvo el ‘Sí', yo veía en noticias la tristeza de las personas que tenían esperanza en esos resultados (E10A-Bucaramanga).

Desconcierto y tristeza configuraron un primer momento marcado por la derrota y el intento de darle sentido a lo que estaba pasando, dando lugar a una especie de fatalismo que rodeó el clima emocional del momento, que no ha dejado de manifestarse durante los años de implementación del acuerdo, “me sentí triste [...] muy doloroso ver gente que no quería la paz” (E5A-Neiva). De allí que enuncien incomprensión por las razones que llevaron a un sector de la sociedad a oponerse, por lo que, algunos hicieron una recriminación ética a quienes votaron ‘No', pues, en su concepto, obturaron la esperanza de millones de personas,

Era aterrador ver cómo la gente votó ‘No'. La gente salió a votar, pero era aterrado viendo lo que estaba pasando [.] En nuestro entorno estábamos aterrados porque no entendíamos por qué la gente salió a votar en contra [.] yo no sé qué los motivó. Uno es el tema de la manipulación de información antes de las votaciones y después de salir victoriosos, como si eso fuera la maravilla, cuando no. Vea lo que está pasando: ahí están las consecuencias de esas malas decisiones (E12A-Cali).

Finalmente, frustración/dolor/tristeza, además de la sensación de derrota contribuyeron a una indignación contra quienes votaron ‘No' y hacia sus líderes políticos, a quienes consideraron los principales responsables de la fractura suscitada en Colombia, alrededor del proceso de paz, el déficit en la posterior implementación, la desconfianza de excombatientes hacia el Estado, el cierre de posibilidades y escenarios para la justicia transicional y el riesgo de no cerrar este capítulo: “mucha rabia, que no se me quitó sino mucho tiempo después, me dio asco que yo decía: ‘es imposible que la desinformación gane' [...] culpé mucho a nuestro expresidente, porque yo dije: “él fue quien generó la desinformación” (E14A-Palmira). Este clima emocional exacerbó la polarización social que se encarnó en la vida cotidiana y generó rupturas en relaciones sociales y familiares como lo refieren Velásquez, et al (2020) y Avendaño & Villa (2021).

En participantes ‘en desacuerdo' la orientación emocional no se dirigió hacia quienes votaron ‘sí', considerados como ‘idealistas', ‘ingenuos' o, en el peor de los casos, afines a la guerrilla; sino a esta situación de división y polarización vivida en la vida cotidiana, relaciones familiares, trabajo y universidad. Ahora bien, todos los participantes, afirman que se vivió discordia, irrespeto y tensión en las interacciones entre quienes apoyaban el ‘Sí' y el ‘No', puesto que unos y otros consideraban que quien tenía posición contraria estaba o bien, manipulado e ignorante, o bien tenía una disposición ingenua, negativa o maligna,

Perdí amigos [.] le decían a uno asesino, le decían ¡ah usted votó por la guerra! [.] Era un plebiscito para saber si estaban de acuerdo con el acuerdo de paz, esa era la pregunta (E6D- Bucarmanga). Mucha polarización, mucha agresividad, yo creo que ese fue el sentimiento en ese momento, se metieron tanto en el ‘Sí' o ‘No', que llegaron a agredirse (E3A-Armenia).

Así, unos fueron denominados “pro-guerrilla” y otros pro-paramilitares”, generando dificultades para mantener relaciones. Algunos refieren rupturas, señalamientos y tensiones en un clima de polarización que dificultó la posibilidad de hablar y debatir con profundidad los temas que se negociaban; puesto que en el marco de estas OEC exacerbadas se hacía muy complejo argumentar o dialogar,

Se ponía bien tensionante [.] Pasaba lo mismo que pasó con las elecciones presidenciales. Tú sabías que, si decías que votaste ‘No', te iban a atacar, vas en contra de la paz [.] Se veía mucha incongruencia. A los que votaron ‘No' los atacaban los que votaron ‘Sí' y al revés (E3D-Bogotá). Hubo muchas personas que eran amigos y terminaron siendo enemigos porque políticamente no pensaban igual (E14A-Cali).

En ciudades como Medellín, Neiva, Armenia, Pereira y Bucaramanga, donde el ‘No' fue mayoría, los participantes ‘de acuerdo' se sentían atemorizados, desconfiados y prevenidos. Dudaban más para expresar sus puntos de vista en conversaciones públicas o familiares. De otro lado en ciudades como Bogotá, Cali, Palmira o Quibdó, donde prevaleció el ‘Sí', los participantes ‘en desacuerdo' se sintieron cohibidos para expresar su punto de vista, además de descalificados. De igual forma en algunos escenarios académicos quienes votaron ‘No', se sintieron intimidados y arrinconados, mientras que en muchas familias conservadoras, quienes votaron ‘Sí' fueron conminados, o bien a callar, o bien a evitar cualquier debate con el pretexto de conservar la unidad familiar (Velásquez, et al, 2020; Avendaño & Villa, 2021),

En la universidad me sentí ‘bullyingneada' [.] Muchas veces me encerraba a llorar en el baño. Porque sentía que no iba a ser capaz de más, pero aun así, a mí me criaron con la mentalidad de que tengo que defender lo que pienso (E6D-Bucaramanga). Era imposible no ver a esas personas que promovían el ‘No' como violentas, con rabia, con sentimientos de ese tipo (E17A-Armenia).

Participantes ‘en desacuerdo', de otro lado, manifiestan alegría, ante el triunfo del ‘No' y celebraron haber vencido en esta disputa. Esta victoria se convirtió en legitimadora de su posición y con el tiempo ha sido clave para aferrarse a su punto de vista: [Ese día] “ganamos [...] fue una gran satisfacción. Alegría y satisfacción [...] Pensar que no toda la nación, no todas las personas estaban confabuladas con esa paz sin justicia [...]yo sentí alegría porque habíamos hecho algo" (E23D-Neiva).

Finalmente, su disgusto, tristeza y, sobre todo, indignación surgieron cuando, luego de movilizaciones masivas en todo el país, y del clamor de muchos sectores sociales y políticos, el gobierno y las FARC renegociaron la inclusión de algunas propuestas realizadas por los sectores políticos que defendieron el ‘No'. El triunfo inesperado, reclamado como victoria electoral, dio piso para considerar que la refrendación del nuevo acuerdo en el Congreso era una “trampa” del expresidente Santos, quien no habría escuchado la voz legítima de quienes habían triunfado. Por ello, aún hoy, alegan que su victoria no fue reconocida, que fue un ‘golpe a la democracia', esgrimiendo este argumento para oponerse a la implementación:

Que haya ganado en el plebiscito el ‘No' me emocionó, porque dije: “listo, la gente es consciente y todavía hay personas que tenemos memoria histórica de lo que hicieron las FARC”, pero. a los días, fue donde determinaron que igualmente el tratado de paz se firmaba. eso me generó rabia (E21D-Armenia).

Fatalismo de unos... y de otros: OEC en el proceso de implementación

Por lo anterior, algunos participantes ‘en desacuerdo' manifiestan decepción/ira/indignación, pues consideran que las FARC se han rearmado, incumpliendo lo acordado, tal como desde el principio lo habían sospechado, casi en una profecía de “autocumplimiento”. Consideran una “farsa” la entrega de armas y la desmovilización. La información continua de los medios de comunicación en torno a la violencia en las regiones, la presencia de las “disidencias” y otros grupos armados, para estos participantes, son evidencia de otra forma de camuflar la perfidia de las FARC, al combinar formas de lucha para tomarse el poder,

No es normal lo que dicen los noticieros. [.] Cuando uno ve que unos asesinos están disfrutando a brazos abiertos de lujos y comodidades, da rabia. Da rabia que el gobierno se baje los pantalones y se lo deje meter así [.] Nunca se acabaron las muertes, ni la violencia ni el narcotráfico. Ellos seguían haciendo sus actividades (E21D-Cali).

Reiteran que nunca creyeron en el proceso y que la prueba de su fracaso es la violencia actual, producto del engaño y la trampa. Para éstos participantes no se podía negociar con bandidos, violadores y delincuentes: “¡qué mentira tan grande! [Siento] Rabia. Es como si fuéramos bobos, como si el dolor del pueblo colombiano no valiera” (E29D-Bogotá), puesto que están convencidos que deben ser combatidos, vencidos, sometidos o eliminados. Expresan, además, sentirse defraudados porque el Estado no ha cumplido con la misión de protegerles, mientras, desde su punto de vista, las FARC, que han engañado al país y continúan atacando a la población, gozan de protección y privilegios,

Da rabia e impotencia, porque hay miles de colombianos muriéndose de hambre, viviendo en la miseria, en la precariedad; y estos tipos después de haber cometido tantos delitos y crímenes de lesa humanidad, dándose la gran vida con el dinero que los colombianos hemos estado aportando, poniendo condiciones al Estado, cuando no estaban en condiciones [...] ellos tenían que someterse a la justicia mas no poner condiciones; sin embargo, el Estado claudicó y aceptó todo tipo de condiciones para que ellos pudieran firmar el supuesto acuerdo de paz (E31D-Quibdó).

Incluso algunos, movidos por el temor, y contra toda evidencia, pues el país es gobernado por un partido de derecha, consideran que, después de la negociación, la izquierda se estaría tomando el país, con lo cual su incertidumbre aumenta: “decepción, desesperanza, ver que en mi país no hay justicia, que se lo está tomando la izquierda, ya se tomó el poder judicial; fallos amañados, cortes corruptas” (E29D-Bogotá).

Quienes están ‘de acuerdo' con el proceso de paz expresan tristeza/decepción no con el acuerdo, sino con la incapacidad del Estado para poder implementarlo. Consideran indolente al actual gobierno ante la reactivación de la violencia, expresando frustración por lo que pudo ser y no fue. Sobre todo, sienten que los opositores terminaron por imponer su visión, bloqueando una posibilidad de paz imperfecta (Oliveros et al, 2021), sometiendo al país a un nuevo ciclo de violencia, que recae sobre líderes sociales y excombatientes,

Fue muy frustrante ver que los detractores del proceso se metieran tanto y lo dañaran [.] es muy frustrante ver que algo que podía beneficiar tanto a un país, se cayera de esa forma (E2A- Armenia). Tristeza porque veo que es complejo: “¿cómo es posible que tengamos esa cantidad de líderes sociales, indígenas y personas que siguen siendo asesinadas, cuando se supone que eso debía haberse reducido de una manera drástica y contundente?” (E28A-Bucaramanga).

Estos participantes extienden su decepción al triunfo del partido Centro Democrático en las elecciones del 2018, puesto que hizo campaña en contra del proceso, utilizando nuevamente, según su punto de vista, información falsa, movilizando miedos, rabia y odio. Consideran que el actual gobierno desconoce los acuerdos, que el déficit en la implemen- tación, reflejado en el incremento de indicadores de violencia, los obstáculos a la reforma rural, el giro de la sustitución de cultivos a la erradicación, los bloqueos a la participación política de las víctimas, entre otros, tal como se evidencia en múltiples informes de agencias nacionales e internacionales (Instituto Krock, 2021), son fuente de decepción, desilusión, desesperanza e incertidumbre,

Me siento con incertidumbre [.] porque los del ‘No' son los que hacen las leyes [.] ahora el temor no es que se malogren los acuerdos, sino pensar que los van a hundir (E20A-Neiva). Es decepcionante porque mucha gente se ilusionó al saber que por fin el país iba a mitigar la violencia [.] Decepcionante saber que fue un tema que tuvo media hora de fama y nunca más se volvió a tocar [.] El Estado ni siquiera se ha tomado el trabajo, porque no les interesa construir paz (E14A-Cali).

Esta incertidumbre se traduce en miedo a que los acuerdos se rompan definitivamente o que este haya sido otro proceso de paz fallido en Colombia y que se recrudezca y perpetúe la violencia como única forma de mediar relaciones sociales, políticas y económicas: “miedo, porque se caen todos los acuerdos que se generaron y muchas de las personas que están allá, los guerrilleros [...] vuelvan a tomar las armas” (E8A-Palmira). Regiones como Chocó, Huila, Cauca, todo el Pacífico están experimentando un recrudecimiento del conflicto armado, allí decepción/ miedo/desesperanza se entrecruzan, constelando en un remolino emocional que los lleva a vislumbrar un horizonte oscuro en términos de construcción de paz para sus territorios.

Oliveros, et al (2021) para Quibdó, Díaz-Pérez, et al (2021) y Quiceno, et al (2021) para el Valle del Cauca, Jaime-Salas, et al (2021) para el Huila, en el marco de esta investigación y en los resultados publicados en el libro “Orientaciones emocionales colectivas y polarización sociopo- lítica como barreras para la paz, la reconciliación y la reintegración en Colombia” (Villa, Andrade y Quiceno, 2021), dan cuenta de este clima emocional en el que la población ha generado fatalismo, que se profundiza al no apreciarse ningún beneficio concreto ni cambio significativo en su vida cotidiana, llena de precariedad estructural y violencia diaria: “se da una decepción, los ataques a la sociedad civil, las muertes de las emboscadas, los ataques a los entes territoriales, a las alcaldías” (E21A-Quibdó). En este clima emocional constelan desesperanza/decepción/ miedo/incertidumbre, puesto que se cree y se siente que el conflicto armado en Colombia y la violencia son interminables, que es una realidad inexorable, como si fuera un destino. Sensación de fracaso, como fatalismo irremediable, indolencia y desesperanza aprendida, una sensación de estar frente a un “monstruo grande y pisa fuerte” frente al cual el ciudadano del común poco o nada tienen para hacer o aportar.

Discusión - conclusiones

¿Paz improbable, paz imposible? Fatalismo y decepción:

El clima emocional de fatalismo construido en este proceso histórico, según los y las participantes, se exacerba con el incremento de la polarización en los últimos años. De esta forma, en sus relatos puede percibirse una sensación de tener los caminos cerrados, concluyendo que la violencia y la guerra parecen un destino inquebrantable para el país. Este sería el peor de los mundos posibles, porque, y siguiendo a Martín-Baró (1998) la ciudadanía se retiraría de lo público, se encerraría en su mundillo privado, se resignaría ante la injusticia y la violencia y las aceptaría como destino ‘natural' frente al cual nada puede hacerse, lo que fortalece órdenes sociales de poder que mantienen y profundizan un estatus quo de exclusión, desigualdad, corrupción y violencia. La división, la dificultad para encontrarse, para dialogar entre unos y otros en la vida cotidiana, en los espacios privados y públicos, parece un signo de la forma como hemos configurado las interacciones políticas en Colombia, guiadas por la manera como se configuran las OEC (Velásquez et al, 2020; Avendaño y Villa, 2021). La incapacidad para sopesar el punto de vista adverso y contrario, la polarización como forma de mantener la exacerbación de cualquier posibilidad de conversación cierran puertas para poder pensar alternativas de país (Aguirre, Caucil y Villa, 2021).

La esperanza, la alegría, el anhelo de unos parece ser la desesperanza, la decepción y la tristeza de otros. Los deseos, las luchas de unos, se entrelazan con las frustraciones y la indignación de los otros. Esto puede rastrearse, según los entrevistados, tanto en el transcurso del proceso de paz entre el Estado y las FARC-EP, como en las elecciones del 2018. Y puede rastrearse también en el clima emocional de las elecciones del 2022. Para muchos participantes, ciudadanos del común, sus OEC parecen sumergidas en esa especie de fatalismo y desesperanza que pareciera cerrar caminos y acentuar una resignación histórica, propia de las desventuras, exclusiones y opresiones padecidas por los pueblos latinoamericanos (Martín-Baró, 1998).

De esta forma la mirada sobre el conflicto armado, los procesos de negociación y la construcción de paz es percibida con una enorme distancia, que no hace parte del fuero subjetivo de los participantes, quienes marginados y dependientes de procesos políticos o intereses económicos manejados por las élites, favorecen una cultura política en contradicción con las “normas básicas de igualdad de respeto para todos y todas” (Nussbaum, 2014, p.19), se aíslan, no participan y evitan la conversación sobre lo público, sobre la necesidad de negociar los diversos conflictos que aquejan este país.

Así, en el proceso de respaldar o no el proceso de paz se van generando procesos emocionales que constelan en un lógica que promueve el distanciamiento entre prójimos, excluyendo al otro diferente, de tal manera que se pierden la empatía y la aceptación de este; “se distancian de la experiencia particular vivida por otros y se entremezclan emociones y sentimientos de tristeza, resentimiento y resignación, asociados a la apatía ante la imple- mentación de la paz” (Díaz-Pérez, Saavedra-Flórez, Caicedo-Muñoz y Sánchez-Jaramillo, 2021, pp. 171-172).

En este sentido, estas OEC, como se ha dicho, tienen un papel fundamental en el mantenimiento de las lógicas bélicas en una nación, aunque también en su transformación, dado que detonan comportamientos, actitudes políticas, creencias y narrativas que inciden de manera directa en el fortalecimiento de la guerra armada o en su resolución (Halperin y Pliskin, 2015). En el marco de esta investigación podemos afirmar, junto con Villa, et al (2019b) “que se encuentran ligadas a una matriz de opinión, anclada a la desinformación y manipulación emocional, y a la ausencia de una memoria histórica que permita lecturas críticas de los procesos sociopolíticos del país” (P.364).

Esto es interesante en la medida en que los medios de comunicación, de manera especial los canales tradicionales, son difusores de un discurso organizado de los hechos y actores, ya sea por omisión o exacerbación, el cual deviene de un sistema de creencias que en gran medida contiene una carga emocional importante, que a su vez incide de manera directa en los comportamientos y actitudes políticas de los sujetos, razón por la cual es posible poner en consideración, a manera de pregunta y posible hipótesis investigativa a seguir profundizando, los usos emocionales direccionados por estos medios de comunicación y sus relaciones con fines e intereses particulares (Bar-Tal, 2013; Cárdenas, 2013; López de la Roche, 2019).

En este punto es importante resaltar que en la construcción del discurso explicativo que hacen estos medios, en torno al conflicto armado colombiano, hay narrativas que fomentan ciertas constelaciones emocionales que pueden rastrearse en la manera como los participantes fueron exponiéndolas en las entrevistas. En algunos de sus relatos pudo evidenciarse cómo obedecen a la estructuración de estrategias para construir un único enemigo que ataque objetivos puntuales (Villa, 2019; Villa, et. al, 2020), tal como la negociación entre el Estado y las FARC, buscando su desacreditación o deslegitimación. Por esta razón, es importante desarrollar filtros y controles ciudadanos a la información circulante por diversos medios, para debatir o cuestionar relatos y creencias que configuran memoria histórica y repertorios emocionales rígidos en torno al conflicto armado, sus actores, la paz y la reconciliación, tal como se ha desarrollado en otros análisis publicados en el marco de la presente investigación (Villa y Arroyave, 2018; Villa, et. al, 2020; Andrade, 2021).

De manera general, las OEC, halladas en los relatos de los participantes emergen como barreras psicosociales para la paz y la reconciliación, pues se configuran desde un lugar de división cognitivo emocional, tanto en aquellos “de acuerdo” como en quienes están “en desacuerdo”, configurándose una categorización en doble vía: el “ellos” y el “nosotros”, donde al otro no se le reconoce como un ser legítimo, distanciándolo y, en mayor o menor medida, posicionándolo, en algunos casos, como enemigo; al punto de llegar a tensión, dis- tanciamiento y, en algunos casos, ruptura de relaciones familiares y sociales (Velásquez, et al. 2020; Avendaño y Villa, 2021), se dificulta reconocer al otro como semejante y se cuestiona su legitimidad como sujeto político.

El punto clave estriba no en que haya contradicción, diferencia y debate, sino en la incapacidad de reconocer la legitimidad de ese adversario, tanto para reconocer la importancia de la negociación política con un grupo insurgente como las FARC, como en las relaciones cotidianas entre ciudadanos, que pueden terminar teniendo una visión paranoide del otro, en la medida en que no son capaces de reconocer sus puntos de vista o de ponerlos sobre la mesa (Martín-Baró, 1989). La construcción de OEC y climas emocionales polares, según la posición de los participantes y el momento histórico del proceso, son solamente una muestra de la forma como la polarización constituida no se sustenta solamente en el marco de las ideas y los puntos de vista, sino también en su mundo afectivo, atravesando su cotidianidad y conllevando a la descalificación del marco moral del otro (vecino, compañero de trabajo o familiar) y a la dificultad para reconocer su legitimidad.

Esto tiene serias implicaciones para la generación de espacios que fortalezcan la democracia, ya que en esta crispación emocional se hace muy difícil debatir los asuntos públicos en la vida cotidiana, con lo cual, la consecuencia es el abandono de la participación, de la discusión y el debate, los pactos de silencio (Velásquez et al, 2020; Avendaño y Villa, 2021) y la imposibilidad de asumir una ciudadanía activa, crítica del poder político y participativa, con el objetivo de cuidar las relaciones familiares y sociales en la vida cotidiana, para evitar que esta dimensión emocional exacerbada sea la que se manifieste en estos escenarios. De allí que estos climas emocionales construidos parecieran convocar al silencio, al retiro de lo público, derivando en el fatalismo, emergente en la presente investigación.

Como consecuencia inherente a estos factores deviene entonces el temor al cambio, a lo diferente, propio de procesos de polarización en escenarios donde se cierra la posibilidad del diálogo político y el debate público democrático (Castellanos, 2014). La polarización en los tres momentos del proceso, referenciados en esta investigación, se hace notoria al hablar del otro como “antagonista [o] rival, en una lógica de opuestos, entre ‘nosotros' y ‘ellos', en donde ‘nosotros' implica lo verdadero, lo correcto, lo bueno; y ‘ellos', lo malo, lo negativo, lo equivocado” (Villa, et al, 2019b, p. 365).

Con ello se manifiesta, quizás, que este conflicto parece intratable, que el camino para construir la paz y la reconciliación parece lejano, puesto que la sociedad civil, los ciudadanos del común son incapaces de construir un ethos, una infraestructura sociopsicológica que, desde lo cotidiano, desde la apertura y la construcción de emociones políticas de benevolencia y esperanza, den cimiento a la democracia (Nusbbaum, 2014) y la paz. La mayoría de investigaciones hechas en torno a procesos de construcción de paz en Colombia, han sido hechas con organizaciones sociales, de víctimas, de allí que se puedan evidenciar las muchas manifestaciones de esperanza y de acciones concretas que se tejen hacia la paz. Pero, se hace necesario mirar a esta gran capa de población que hemos llamado en esta investigación ‘ciudadanos del común', porque son ellos quienes, al final, son mayoría y terminan configurando la opinión pública ma- yoritaria y votando en los procesos electorales que dan piso a la democracia representativa, tal como sucedió en 2016 y 2018. Se hace necesario actuar y trabajar con este espectro de la población para romper con la indignación, el rechazo, la ira y el odio, que han condenado a este Macondo casi incomprensible a una guerra que parece no tener fin.

Así pues, la empatía, la esperanza y una actitud de apertura y comprensión, orientando la indignación, más que a los actores, a las situaciones de violencia directa y estructural, enfocando la tristeza y el dolor a condolerse con el padecimiento de las víctimas, permitiría utilizar todos estas disposiciones emotivas hacia dinámicas y proyectos que conduzcan a la reconciliación, apuntando a un ‘Nunca más', aunando esfuerzos para que nadie más vuelva a sufrir lo que en este país le ha sucedido “a más de nueve millones de personas. [Por tanto] se puede empezar a reconocer a cada otro y a cada uno como humano, y con humanos sí es posible negociar, acordar, hacer la paz y perdonar” (Villa, et al, 2019a, p. 59).

Referencias

Aguirre, V. Caucil, E. y Villa Gómez, J.D. 2021. Polarización, creencias sociales y orientaciones emocionales movilizadas en facciones políticas, “petristas” y “uribistas” del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. En, J.D. Villa Gómez, V. Andrade y L.M. Quiceno, Orientaciones emocionales colectivas y polarización sociopolítica como barreras psicosociales para la paz, la reconciliacióny la reintegración en Colombia, (pp. 279 - 321). Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana. [ Links ]

Álvarez, E., M.V. Llorente, A. Cajiao & J.C. Garzón 2017. Crimen organizado y saboteadores armados en tiempos de transición. Informes Fundación ideas para la paz (FIP), 27. http://cdn.ideaspaz.org/media/website/document/596b780902224.pdfLinks ]

Alzate, M., Vilas, X., Gómez-Román, C., & Sabucedo, J. M. 2015. Aportes psicosociales de la población civil para la reconciliación de un país en conflicto. In S. Cogollo, Imaginar la paz en Colombia: cavilaciones desde la academia (pp. 49-57). Medellín: Fundación Universitaria Luis Amigó. [ Links ]

Andrade, J. 2021. Usos emocionales de la violencia y barreras psicosociales para la paz y la reconciliación en el eje cafetero. En JD. Villa, L. Quiceno y V. Andrade (Eds y comps.) Orientaciones emocionales colectivas y polarización como barreras psicosociales para la paz, la reconciliación y la reintegración en Colombia (pp. 187-232). Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana. [ Links ]

Arjona, A., Fergusson, L., Garbiras, N., García, J., Hiller, T., Polo, L., y Weintraub, M. 2020. Actitudes de exintegrantes de las FARC-EP frente a la reincorporación (Documento del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico N.° 24). https://economia.uniandes.edu.co/publicaciones/dcede2020-24.pdf [ Links ]

Avendaño, M. y Villa, J.D. 2021. Polarización Política y Relaciones Familiares: Prácticas relacionales y mecanismos de configuración de la postura política como barreras psico- sociales para la democracia y la paz en Medellín. El Ágora USB, 21(1): 34 - 60. [ Links ]

Bar-Tal, D. 2001. Why Does Fear Override Hope in Societies Engulfed by Intractable Conflict, as It Does in the Israeli Society? Political Psychology, 22(3), 601-627 [ Links ]

Bar-Tal, D. 2010. Culture of conflict: evolvement, institutionalization, and consequences. Personality, Human Development, and Culture: International Perspectives on Psychological Science, 2, 183-198. [ Links ]

Bar-Tal, D. 2013. Intractable Conflicts: Socio-Psychological foundations and Dynamics. Cambridge: University Press. [ Links ]

Bar-Tal, D. 2017. Intractability. En H. Giles & J. Harwood (Eds.) Encyclopedia of intergroup communication. New York: Oxford University Press. Obtenido de https://www.oxfordreference.com/view/10.1093/acref/9780190454524.001.0001/acref-9780190454524Links ]

Bar-Tal, D. 2019. Conflict supporting narratives and the struggle over them In A. Srour & A. Mana (Eds.), Collective narratives in intractable conflict: The case of the Israeli and Palestinian societies. Cambridge: Cambridge Scholars Publishing. Recuperado de: www.researchgate.net/publication/327670325_Conflict_supporting_narratives_and_the_struggle_over_themLinks ]

Bar-Tal, D., & Halperin, E. 2010. Overcoming psychological barriers to the peace process: The influence of instigating beliefs about losses. In M. Mikulincer, & P. Shaver, Prosocial motives, emotions and behavior: The Better Angels of Our Nature. Washington: American Psychological Association Press. [ Links ]

Bar-Tal, D., & Halperin, E. 2014. Barreras sociopsicológicas para la paz e ideas para superarlas. Revista de Psicología Social, 29(1), 15-30. [ Links ]

Bar-Tal, D., Halperin, E., & De-Rivera, J. 2007. Collective Emotions in Conflict Situations: Societal Implications. Journal of Social Issues, 63(2): 441 - 460. [ Links ]

Bar-Tal, D., Halperin, E., & Oren, E. 2010. Socio-psichological Barriers to Peace Making: The Case of the Israeli Jewish Society. Social Issues and Policy Review, 4(1): 63 - 109. [ Links ]

Bar-Tal, D.; Halperin, E.; Sharvit. K. & Zafran, A. 2012. Ethos of Conflict: The Concept and Its Measurement. Peace and Conflict: Journal of Peace Psychology. 18(1), 40-61. [ Links ]

Bar-Tal, D., Halperin, E., & Pliskin, R. 2014. Why Is It So Difficult to Resolve Intractable Conflicts Peacefully? A Sociopsychological Explanation. In C. E. Naue, Underpinning Conflict Prevention by International Cooperation (pp. 73-92). New York: New York: Springer. [ Links ]

Barrera, D. y Villa, J.D. 2018. Barreras psicosociales para la paz y la reconciliación. Ágora USB, 18(2): 459-478. [ Links ]

Basset, Y. 2018. Claves del rechazo del plebiscito para la paz en Colombia. Estudios Políticos, 52(2): 241-265. [ Links ]

Bedoya-Dorado, C., & Molina-Valencia, N. 2021. El estudio de las emociones desde el giro afectivo a las prácticas y atmósferas afectivas. Revista Colombiana de Ciencias Sociales, 12(2), 928-948. https://doi.org/10.21501/22161201.3516Links ]

Benski, T. & Langman, L. 2012. The Effects of Affect: the place of emotions in the mobilizations of 2011. In: Benjamín Tejerina and Ignacia Perugorría (Editors). Global Movements, National Grievances. Mobilizing for “Real Democracy” and Social Justice. Universidad del País Vasco. Bilbao. Descargado de https://www.academia.edu/9211959/2012_Global_Movements_National_Grievances._Mobilizing_for_Real_Democracy_and_Social_JusticeLinks ]

Blanco, A., & De La Corte, L. 2003. Psicología social de la violencia: introducción a la perspectiva de Ignacio Martín Baró. En I. Martín-Baró (Ed.), Poder, ideología y violencia (pp. 9-62). Madrid: Trotta. [ Links ]

Blanco, A. y Gaborit, M. 2016. La racionalidad inmanente a la psicología como ciencia y como profesión. En I. Martín-Baró, Realismo crítico: fundamentaciones y aplicaciones (pp. 3-75). San Salvador: UCA Editores. [ Links ]

Bolívar, I.J. 2006. Discursos emocionales y experiencias de la política. Las FARC y las AUC en los proceso de negociación del conflicto (1998 - 2005) . Bogotá: CINEP y Editorial Universidad de Los Andes. [ Links ]

Bonilla-Neira, L. 2020. Tópicos y violencia verbal en la convocatoria a la marcha #NoMás- Desgobierno en Colombia. Revista Estudios Lingüísticos, 28(4): 1747- 1777. [ Links ]

Borja, J., Barreto, I., Sabucedo, J., y López-López, W. 2008. Construcción del discurso deslegitimador del adversario: gobierno y paramilitarismo en Colombia. Universitas Psychologica, 7(2), 571-583. [ Links ]

Borja, H., Barreto, I., Alzate, M., Sabucedo, J., & López-López, W. 2009. Creencias sobre el adversario, violencia política y procesos de paz. Psicothema, 21(4), 622-627. [ Links ]

Cárdenas, J. D. 2013. Opinión pública y proceso de paz: actitudes e imaginarios de los bogotanos frente a la paz de la Habana entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC. Ciudad Paz-ando, 6(1): 41-58. [ Links ]

Castaño, D., & Ruiz, G. 2019. “Con el Jesús en la boca”: miedo y vida cotidiana en sociedades en guerra. El caso de Tumaco (Nariño, Colombia). Horizontes Antropológicos, 25(54): 23-50. [ Links ]

Castellanos, E. 2014. Discurso e ideología de Álvaro Uribe Vélez sobre las guerrillas colombianas y su impacto en los procesos de paz en Colombia. Discurso y sociedad, 8(2): 182-209. [ Links ]

Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH, 2017). Estadísticas del conflicto armado en Colombia. Recuperado de: www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/estadisticas.htmlLinks ]

Díaz-Pérez, I., Saavedra-Flórez, T., Caicedo-Muñoz S. y Sánchez-Jaramillo, C. 2021. Ethos atribuido al conflicto armado por la instancia ciudadana en Cali-Colombia durante la implementación del Acuerdo de Paz. En, J.D. Villa, L. Quiceno y V. Andrade (Eds. y comps.) Ethos del conflicto y creencias sociales como barreras psicosociales para la paz y la reconciliación en Colombia, (pp. 138-172). Medellín. Editorial Universidad Pontificia Bolivariana [ Links ]

Elias, N. 1990. Compromiso y distanciamiento. Barcelona: Península. [ Links ]

Elías, N. 1994 [1977], El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicoge- néticas. Bogotá: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Estrada, C.E., Patiño, C.D., González, J.P., Jaramillo, S., López, S. Ruiz, D. Y González, J.J. 2021. “Las heridas van sanando poco a poco”. La transformación emocional vivida en los acuerdos de paz y posacuerdo en el Oriente Antioqueño. En JD. Villa, L. Quiceno y V. Andrade (Eds y comps.) Orientaciones emocionales colectivas y polarización como barreras psicosociales para la paz, la reconciliación y la reintegración en Colombia (pp. 116-140). Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana. [ Links ]

Flick, U. 2004 Introducción a la investigación cualitativa. Ediciones Morata y Fundación Paideia, Madrid y A Coruña. [ Links ]

Gallo, H.; Jiménez, B.; Londoño, D.; Mesa, J.A.; Ramírez, M.E. y Ramírez, D. 2018. Discursos de enemistad. Pronunciamientos sobre los medios de comunicación y las ONG en el conflicto armado colombiano, 1998-2010. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia. [ Links ]

Gibbs, G. 2012. El análisis de datos cualitativos en investigación cualitativa. Madrid, Ediciones Morata [ Links ]

Goldenberg, A., Saguy, T., & Halperin, E. 2014. How group-based emotions are shaped by collective emotions: evidence for emotional transfer and emotional burden. Journal of Personality and Social Psychology, 107(4), 581-596. http://doi.org/10.1037/a0037462Links ]

González, D. E. 2016. Emociones y cultura política. Análisis de las galerías de la memoria presentadas por el Capítulo Bogotá del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice). Estudios Políticos, 48, 157-178. [ Links ]

Halperin, E. 2013. Emotion, Emotion Regulation, and Conflict Resolution. Emotion Review, 6(1), 68 - 76. [ Links ]

Halperin, E. 2014. Collective emotions and emotion regulation in intractable conflicts. En Von Scheve, C & Salmela, M; Collective Emotions, (pp, 281 - 296). Oxford, Scholarship Online. [ Links ]

Halperin, E., & Bar-Tal, D. 2011. Socio-psycological barriers to peace making: an empirical examination within the Israeli Jewish Society. Journal of Peace Research, 48(5), 637-651. http://doi.org/10.1177/0022343311412642Links ]

Halperin, E., & Pliskin, R. 2015. Emotions and emotions regulation in intractable conflict: Studying emotions processes within a unique context. Advance in Political Psychology, 36(1), 119-150. http://doi.org/l0.111l/pops.12236Links ]

Halperin, E.; Bar-Tal, D.; Nets-Zehngut, R. & Drori, E. 2008. Emotions in Conflict: Correlates of Fear and Hope in the Israeli-Jewish Society. Peace and Conflict (14), 233-258. [ Links ]

Hernández, M. 2017. El triunfo del No: la paradoja emocional detrás del plebiscito. Revista Ciudad Paz-ando, 10(2): 92-96. [ Links ]

Hernández, R., Fernández, C., & Sampieri, P. 2014. Metodología de la Investigación. México D.F: Mc Graw Hill. [ Links ]

Instituto Krock 2021. El Acuerdo Final de Colombia en tiempos del COVID-19: apropiación institucional y ciudadana como clave de la implementación. Recuperado de:https://kroc.nd.edu/news-events/events/2021/05/25/lanzamiento-del-quinto-informe-comprensivo-sobre-la-implementacion-del-acuerdo-final-en-colom- bia-del-instituto-kroc-en-espanol/Links ]

Jaime-Salas, J., Angulo, C., Medina, L. y Trujillo, L. 2021. La ilusión fatal e imposible de la paz como cultura del conflicto: creencias sociales sobre el conflicto armado y la paz negociada en habitantes de Neiva. En, J.D. Villa, L. Quiceno y V. Andrade (Eds. y comps.) Ethos del conflicto y creencias sociales como barreras psicosociales para la paz y la reconciliación en Colombia, (pp. 374, 413). Medellín. Editorial Universidad Pontificia Bolivariana. [ Links ]

Jaramillo, J.; Parrado, E.P. y Fattal, A. 2020. Transitar hacia la paz en Colombia. Entre la promesa y la ilusión en dos experiencias históricas (1953-2017). Signo y pensamiento, 39(77). DOI: https://doi.org/10.11144/Javeriana.syp39-77.thpcLinks ]

Lara, A. y Enciso, G. 2013. El Giro Afectivo. Athenea Digital, 13(3), 101-119. http://dx.doi.org/10.5565/rev/athenead/v13n3.1060Links ]

López de la Roche, F. E. 2019. Posverdad, ideología y odio en la movilización del Centro Democrático del 1 de abril de 2017 contra el presidente Santos y el proceso de paz: análisis del registro fotográfico del evento. En: Roncallo-Dow, S.; Cárdenas Ruiz, J.D. y Gómez Giraldo, J.C. (Eds.) Nosotros, Colombia... Comunicación, paz y posconflicto. (pp. 41 - 80). Bogotá: Universidad de la Sabana y Editorial Eafit. [ Links ]

Martín-Baró, I. 1989. La violencia política y la guerra como causas de trauma psicosocial en El Salvador. En Martín Baró, I. (ed.) Psicología social de la guerra: trauma y terapia en el Salvador, (pp. 66 - 87). San Salvador: UCA Editores . [ Links ]

Martín-Baró, I. 1998. El latino indolente. En A. Blanco (comp.), Psicología de la liberación (pp. 73-102). Madrid: Trotta . [ Links ]

Martín-Baró, I. 2003. Poder, ideología y violencia. de la Violencia política en Colombia. Madrid: Trotta . [ Links ]

Nussbaum, M. 2014. Emociones políticas ¿por qué el amor es importante para la justicia? México: Paidós Estado y Sociedad. [ Links ]

Oliveros, J.F., Correa, C. y Machado, Y. 2021. ¿La imposibilidad de una paz perfecta? Creencias sociales y emociones políticas frente a la paz en la ciudad de Quibdó. En, J.D. Villa, L. Quiceno y V. Andrade (Eds. y comps.) Ethos del conflicto y creencias sociales como barreras psicosociales para la paz y la reconciliación en Colombia. (pp. 252-290). Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana . [ Links ]

Patiño, C. y Barrera, D. 2021. Orientaciones emocionales colectivas y el carácter colectivo de las emociones: un referente teórico para el estudio de las barreras psicosociales para la paz. En JD. Villa, L. Quiceno y V. Andrade (Eds y comps.), Orientaciones emocionales colectivas y polarización como barreras psicosociales para la paz, la reconciliación y la reintegración en Colombia (pp. 28-65). Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana . [ Links ]

Patiño, C., Estrada. C., Montoya, P., Aguirre, M., Gutiérrez, M. y Barco, E. 2021. “Eso nos dolió a nosotros”. Barreras emocionales para la paz formadas durante el conflicto armado en el oriente antioqueño. En JD. Villa, L. Quiceno y V. Andrade (Eds. y comps.), Orientaciones emocionales colectivas y polarización como barreras psicosociales para la paz, la re- conciliacióny la reintegración en Colombia (pp. 67 - 114). Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana . [ Links ]

Pinedo, I. 2020. El supuesto racional del Sí: un análisis a la campaña electoral del Sí en el plebiscito por la paz. Tesis para optar al título de Magister en Estudios Políticos en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional. En: https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/79057?show=fullLinks ]

Quiceno, L., Ospina, J, y Bernal, G. 2021. Barreras psicosociales para la paz, una lectura desde las creencias sociales sobre el conflicto y la paz en Palmira, Valle del Cauca. En, J.D. Villa, L. Quiceno y V. Andrade (Eds. y comps.), Ethos del conflicto y creencias sociales como barreras psicosociales para la paz y la reconciliación en Colombia, (pp. 184-218). Medellín, Editorial Universidad Pontificia Bolivariana. [ Links ]

Regina, V. G. 2015. Emociones políticas. ¿Por qué el amor es importante para la justicia?, por Martha Nussbaum. Historia y memoria de la educación, 2, 375-382. [ Links ]

Red Nacional de Información (1 de marzo, 2022). Registro único de víctimas. En: https://www.unidadvictimas.gov.co/es/registro-unico-de-victimas-ruv/37394Links ]

Rico-Revelo, D. & Sottilotta, C.E. 2020. Barriers to Peace? Colombian Citizens' Beliefs and Attitudes Vis-a-Vis the Government-FARC-EP Agreement. Studies in Conflict & Terrorism, DOI: 10.1080/1057610X.2020.1752008 [ Links ]

Rico-Revelo, D., Barreto, I. y Mendoza, M 2021. Creencias maleables y esperanza en apoyo a concesiones del acuerdo con las FARC-EP en un contexto polarizado en Colombia. Revista latinoamericana de psicología, 53, 94-14. https://doi.org/10.14349/rlp.2021.v53.11Links ]

Rodríguez, G., y Cruz, K. 2014. Percepción del clima emocional, problemas sociales y confianza institucional en tiempos de violencia. Avances en psicología latinoamericana, 32(19): 159-166. Doi: https://dx.doi.org/10.12804/apl32.1.2014.11Links ]

Ruano, L., & Muñoz, V. 2018. Efecto de las emociones en los resultados políticos del Plebiscito por la Paz en Colombia. Investigación Cualitativa en Ciencias Sociales, 3, 271-280. [ Links ]

Silva, D. 2019. Plebiscito por la paz en Colombia. Una mirada al dilema emocional, al melodrama político y a las campañas propagandísticas. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar. [ Links ]

Smith, E. R. & Mackie, D. M. 2015. Dynamics of Group-Based Emotions: Insights from Intergroup Emotions Theory. Emotion Review, 7(4), 349-354. [ Links ]

Trejos, L.; Badillo, R. e Irreño, Y. 2020. Retos y perspectivas de la construcción de paz en el Caribe colombiano: PDET y mercados de violencia. En Rico-Revelo, D. y Medina-Arboleda, I.F. Construcción de paz en el posacuerdo. Avances, tensiones y desafíos. (pp. 37 - 72). Barranquilla: Universidad del Norte. [ Links ]

Velásquez, N.; Barrera, D. y Villa, J.D. 2020. Polarización política, relaciones familiares y barreras psicosociales para la paz en Medellín - Colombia. Revista de Paz y Conflictos, 13(1): 149-174 [ Links ]

Villa, J.D. 2019. Representaciones sociales del enemigo como barreras psicosociales para la construcción de la paz y la reconciliación en Colombia. En J, Carmona., y F, Moreno. (Eds), Reconstrucción de subjetividades e identidades en contextos de guerra y posguerra. Cátedra Colombiana de Psicología Mercedes Rodrigo - 2019 (pp. 365-387). Manizales: Fondo Editorial Universidad de Manizales, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. [ Links ]

Villa, J.D. y Arroyave, L. 2018. Creencias sociales y orientaciones emocionales colectivas sobre la paz negociada en ciudadanos de Medellín. Kavilando, 10(2): 449-469. [ Links ]

Villa, J.D, Rúa, S., Serna, N., Barrera, D., & Estrada, C. (2019a). Orientaciones emocionales colectivas sobre el conflicto armado y sus actores como barreras para la construcción de la paz y la reconciliación en ciudadanos de Medellín. El Ágora USB 19(1): 35-63. [ Links ]

Villa, J.D., Rodríguez, M., Gaitán, L., González, M., Haber, J., & Roa, J. (2019b). Emociones sociales y políticas en la construcción y la obstrucción de la paz en ciudadanos de estrato social medio-alto de la ciudad de Bogotá. El Ágora USB 19(2): 352-371. [ Links ]

Villa J.D., Quiceno, L., Aguirre, V. y Caucil, E. (2019c). El fenómeno de la polarización entre “petristas” y “uribistas” de la ciudad de Medellín: Creencias y emociones movilizadas en los grupos frente al adversario y sus respectivas figuras políticas. Kavilando, 11(2): 266 - 287. [ Links ]

Villa, J.D., Velásquez, N., Barrera, D. & Avendaño, M. 2020. El papel de los medios de comunicación en la fabricación de recuerdos, emociones y creencias sobre el enemigo que facilitan la polarización política y legitiman la violencia. El Ágora USB, 20(1): 1849. DOI: 10.21500/16578031.4642 [ Links ]

Villa, J.D., Díaz-Pérez, I.L., Barrera, D., Velásquez, Y.N. y Avendaño, M. 2021. ¿Por qué hablar de Barreras psicosociales para la paz en el contexto colombiano? En JD. Villa Gómez, V. Andrade y L. Quiceno. Ethos del conflicto y creencias sociales como barreras psicosociales para la paz y la reconciliación en Colombia, (pp. 24 - 58). Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana . [ Links ]

Villa, J.D. y Patiño, C .D. 2021. Barreras psicosociales para la paz: una lectura dialógica desde diferentes perspectivas teórica. En JD. Villa Gómez, V. Andrade y L. Quiceno. Ethos del conflicto y creencias sociales como barreras psicosociales para la paz y la reconciliación en Colombia, (pp. 60 - 91). Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana . [ Links ]

Villa, J.D ., Quiceno, L .M. y Andrade, V. 2021. Entre el conflicto intratable, el olvido conveniente y el anhelo de paz. En JD. Villa Gómez, V. Andrade y L. Quiceno. Ethos del conflicto y creencias sociales como barreras psicosociales para la paz y la reconciliación en Colombia, (pp. 405 - 414). Medellín: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana . [ Links ]

Villa, J. D., Bohórquez, L. y Gómez, D. C. (2021, en prensa). Orientaciones emocionales colectivas sobre la justicia y la reconciliación en ciudadanos del área metropolitana de Bucaramanga. En J. D. Villa L. M. Quiceno y V. Andrade (Eds.), Orientaciones emocionales colectivas y polarización como barreras psicosociales para la paz y la reintegración en Colombia. Editorial Universidad Pontificia Bolivariana. [ Links ]

Von Scheve, C. & Ismer, S. 2013. Towards a theory of collective emotions. Freie Universitát Berlin. Emotion Review, 5(4): 406-413. Recuperado de: https://www.researchgate.net/publication/258997923. [ Links ]

1El presente artículo hace parte de la investigación “Barreras psicosociales para la construcción de la paz y la reconciliación en Colombia” desarrollada por el Grupo de Investigación en Psicología: sujeto, sociedad y trabajo —GIP (Universidad Pontificia Bolivariana—Medellín), el GIDPAD de la Universidad de San Buenaventura-Medellín y Armenia; de la UPB, Bucaramanga; la Universidad Surcolombiana, la Fundación Universitaria Claretiana y la Pontificia Universidad Javeriana Bogotá y Cali. Esta investigación busca comprender cómo se construyen estas barreras psicosociales que limitan la construcción de la paz en Colombia.

Recibido: 01 de Marzo de 2022; Revisado: 01 de Abril de 2022; Aprobado: 01 de Junio de 2022

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons