SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.24 issue4Academia andindustry: beneficial or necessary alliance?Nutrition and metabolism in surgery Rafael Casas Morales Lecture author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Revista Colombiana de Cirugía

Print version ISSN 2011-7582On-line version ISSN 2619-6107

rev. colomb. cir. vol.24 no.4 Bogotá Oct./Dec. 2009

 


Arte, humanismo y cirugía: una visión holística
Oración Maestros de la Cirugía Colombiana 2009

Art, humanism, and surgery: a holistic overview

Carlos Lerma Agudelo, MD(1)

(1) Ex presidente de la Asociación Colombiana de Cirugía. Conferencia dictada durante el XXXV Congreso Nacional Avances en Cirugía, agosto de 2009.

Correspondencia: Dr. Carlos Lerma Agudelo, MD, Bogotá, D.C., Colombia. Correo electrónico: lermagudelo@hotmail.com

Fecha de recibo: 10 de agosto de 2009. Fecha de aprobación: 20 de agosto de 2009.


Palabras clave: cirugía; arte; humanismo; historia.

Un doble propósito me acompaña al dirigirme a ustedes: el corresponder agradecido al inmenso honor de haber sido designado por el Consejo Asesor y la Junta Directiva de la Asociación Colombiana de Cirugía para pronunciar la "Oración Maestros de la Cirugía Colombiana 2009", y el presentarles una visión integral sobre un tema que responde a la antigua norma griega de obrar bellamente, que operaba con viva eficacia en las almas de los médicos hipocráticos y que ha sido objeto de reflexión en medio de mis tareas académicas, científicas y profesionales.

Asimismo agradezco al distinguido cirujano, ex presidente de la Asociación Colombiana de Cirugía, docente de reconocida trayectoria y sobresaliente desempeño profesional y Maestro de la Cirugía Colombiana, condiscípulo y amigo, Humberto Aristizábal Giraldo; gracias por tu amable e inmerecida, elogiosa y generosa presentación.

Permítanme ustedes iniciar esta exposición con la siguiente reflexión.


Reflexión

Me doy cuenta una vez más, de lo poco que sé, y ello me hace recordar la vieja historia que Sócrates contó, por primera vez, en su juicio. Uno de sus jóvenes amigos, un miembro militante del pueblo, de nombre Querefón, había preguntado al dios Apolo, en Delfos, si existía alguien más sabio que Sócrates y Apolo le había contestado que Sócrates era el más sabio de todos. Sócrates halló esta respuesta inesperada y misteriosa. Pero, después de varios experimentos y conversaciones con todo tipo de personas, creyó haber descubierto aquello que el dios había querido decir: en contraste con todos los demás, él, Sócrates, se había dado cuenta de lo lejos que estaba de ser sabio, de que no sabía nada.

Pero lo que el dios había querido decir a todos nosotros, era que la sabiduría consistía en el conocimiento de nuestras limitaciones y, lo más importante, en el conocimiento de nuestra propia ignorancia. Creo que Sócrates nos enseñó algo que es tan importante hoy en día, como lo fue hace 2.400 años.


El mundo mágico religioso

Cirugía prehistórica

Recordemos que la prehistoria es el período que comprende desde la aparición del ser humano hasta el surgimiento de la escritura hacia el año 3500 a.C. La cirugía prehistórica se confunde con la superstición, la magia y el empirismo, utilizados ancestralmente por el hombre en dicha época.

Sin embargo, al principio de todos los tiempos, la medicina era una mezcla de diferentes artes.

Por su parte, las ideas acerca del hombre y su anatomía, al no existir la escritura, se expresaron en la imagen. Las pinturas de la figura humana son exclusivas del arte levantino español, junto con la tradición africana que se continúa hasta la actualidad. Las pinturas estrictamente esquemáticas se acercan al jeroglífico y la escritura, y tienen un interés más semántico que bioantropológico.

Entre las hazañas médicas, la más renombrada ha sido la trepanación (del gr. trypanon, lat. Trepanum = trepanador, perforador). Los cráneos perforados encontrados por los arqueólogos datan de 3000 años a.C. El profesor Folke Henschen describe el hallazgo de un cráneo con trepanación correspondiente al período mesolítico o Edad Media de Piedra, es decir, data de 12.000 mil años.

Por otro lado, los hallazgos confirman que nuestros ancestros utilizaron la trepanación para tratar traumas craneanos; sin embargo, la gran mayoría de los descubrimientos indican que se trataba un aparente exceso de la presión craneana en casos como migrañas y cefaleas de otro origen. Obviamente, creían que los espíritus malignos habitaban en la cabeza y que lo mejor era extirparlos. Si no se conocía la anatomía ni la fisiología y se ignoraba la existencia de los microbios, resulta lógico que se pensara que las enfermedades se debían a causas sobrenaturales como maleficios o castigos.

Instrumentos propiamente quirúrgicos no se han citado con anterioridad a las épocas históricas: los primeros que se conocen son de la Edad de Hierro y los primitivos aparatos ortopédicos conservados son del Imperio Romano.

Los medios terapéuticos del médico primitivo comprenden diferentes técnicas quirúrgicas orientadas, especialmente, hacia la traumatología. La sutura de heridas es un acto quirúrgico corriente, utilizando habitualmente fibras vegetales o insectos. En Somalia, por ejemplo, son las termitas las que desempeñan el papel del catgut; en otras regiones la utilización de hormigas recuerda las técnicas de la India y el Perú antiguos.

Se asume que las primeras cirugías fueron realizadas para cuidar las heridas. Las tribus primitivas cubrían las heridas con hojas de plantas y telarañas, y las hacían lamer de los animales.


Antigüedad clásica

Mesopotamia

No sobra recordar que con la aparición de la escritura cuneiforme –el lenguaje escrito más antiguo del mundo– se inicia la historia propiamente dicha, hacia el año 3500 a.C. En estos escritos se combinan las palabras y las sílabas de forma coherente, así como caracteres pictográficos, ideográficos y fonéticos. Los sumerios escribieron la primera prescripción médica en una tablilla de arcilla en el año 2200 a.C., documentada en «El libro de la medicina», y aparece la serpiente como símbolo de la medicina que, por mudar periódicamente de piel, era considerada como expresión de cura y regeneración. Este emblema lo encontraremos en el bastón de Esculapio, de Hipócrates y en muchas de las representaciones que identifican la profesión.

El hígado era, para esta cultura, la sede del alma y de las emociones.

En las tablillas de arcilla aparecen los modelos de hígado con la interpretación de la protuberancia hepática que, cuando es normal, la salud y la longevidad serán favorecidas.

El rey más famoso de Babilonia, Hammurabi, reguló en el primer Código de Ética la práctica de la cirugía y estableció una escala de honorarios, el cual fue publicado en el año 1700 a.C. El Código de Hammurabi hallado en Susa, Irán, y conservado en el Museo del Louvre, ampara bajo su profusa legislación la especialidad de la cirugía. Algunos fragmentos de este código tratan específicamente sobre intervenciones quirúrgicas.


Egipto

Esta importante cultura presenta su período de máximo esplendor en torno al año 3100 a.C., cuando Narmer, el primer faraón, establece la capital en Menfis. Al igual que ocurre con la civilización sumeria y la escritura cuneiforme, se conserva una amplia serie de documentos sobre esta civilización, gracias al empleo de la escritura jeroglífica, que significa lengua sagrada y la cual se componía de signos (dibujos) pictográficos.

Como en Mesopotomia, la enfermedad tenía en esta cultura aspectos mágico-religiosos.

De los inicios de la época monárquica (2700 a.C.) data el primer tratado de cirugía escrito por Imhotep, sacerdote, astrónomo, médico y primer arquitecto del que se tiene noticia. Tal fue su fama como sanador que terminó deificado, considerándose el dios egipcio de la medicina.

En una de las jambas de la entrada del templo de Menfis, se encuentra el grabado más antiguo de una intervención quirúrgica: una circuncisión.

En el relieve de Saqqarah (2300-2150 a.C.) están representadas las fases de la circuncisión.

El papiro de George Ebers, conservado en la Universidad de Leipzig, es considerado uno de los tratados de medicina más antiguos conocidos, data del año 1550 a.C. Sobre cirugía existen algunas menciones del tratamiento de las mordeduras de cocodrilo y de las quemaduras.

El papiro de Edwin Smith es un documento datado en el año 1.600 a.C., especializado en el tratamiento de las heridas. En el anexo final de este manuscrito se presentan descripciones anatómicas muy completas, cuyo posible origen esté en la depurada técnica del embalsamamiento.


China e India

Volvamos ahora la mirada hacia el Lejano Oriente y fijémosla brevemente en dos civilizaciones antiguas: la china y la india.

El compendio médico chino más antiguo conocido está datado en torno al año 2600 a.C. y se le conoce con el nombre de Neiching o Canon de la Medicina. Se atribuye al emperador amarillo Huang Ti e incluye los principios de acupuntura y pulsología.

La prohibición por el sociólogo y político Confucio (551-479 a.C.) de hacer disecciones de cadáveres, retrasó hasta el siglo XVIII el desarrollo de los conocimientos anatómicos. Los principales tratamientos quirúrgicos fueron superficiales, como cauterización de heridas y drenajes de abscesos.

La civilización hindú, por su parte, describe en uno de los textos "veda", (del sánscrito veda = sabiduría, ciencia sagrada) el "Atharva veda", algunos procedimientos médicos ampliados en el Ayurveda 210 (ciencia de la longevidad), que constituyen un tratado de cirugía hindú conocido como "Susruta Samhita" y atribuido a Susruta (480-380 a.C.) considerado como el Hipócrates indio. Este autor daba especial importancia al contacto con el paciente:

"El estudiante que adquiere su saber únicamente en los libros, es como un asno con un cargamento de sándalo. Siente su peso pero no conoce su verdadero valor".


Cirugía hebrea

En El Talmud se describe la intervención quirúrgica más antigua, la circuncisión: "os circuncidaréis la carne de vuestro prepucio, y eso será la señal de la alianza entre yo y vosotros" (Génesis 17, 11-12).

Ya en el Nuevo Testamento nos encontramos con Lucas, médico de profesión, llamado el evangelista de la misericordia, quien en la narración de la parábola del Buen Samaritano nos presenta un verdadero tratado de deontología médica. En el relato evangélico narra cómo un hombre, mientras viajaba de Jerusalén hacia Jericó, fue asaltado, robado y abandonado medio muerto en el camino. Un sacerdote y un levita lo ignoraron.

Solamente un samaritano, que es un hereje, a pesar de la antipatía entre hebreos y samaritanos, inmediatamente lo socorre y arrimándose vendó sus heridas, bañándolas con aceite y vino; y subiéndole a la cabalgadura, lo condujo al mesón y cuidó de él.

Se trata de una experiencia de misericordia, rasgo distintivo de nuestra actividad como cirujanos y que nos conmueve frente al dolor ajeno. Y este rasgo, amigos, profundamente humano, inspirado en el espíritu de caridad cristiana y solidaridad compasiva debe acompañarnos siempre.


Grecia

En torno al mar Egeo se desarrolló, entre los años 2500 y 1500 a.C., la cultura minoica, precursora de la civilización griega. La medicina griega se divide en dos períodos, el prehipocrático y el hipocrático.

Si repasamos la historia, recordamos la obra griega más antigua que incluye conocimientos sobre medicina y cirugía, son los poemas homéricos: "La Ilíada" y "La odisea". En la primera se describe, por ejemplo, el tratamiento que recibe el rey Menelao tras ser alcanzado por una flecha en la muñeca durante el asedio de Troya: el cirujano resulta ser Asclepio, el dios de la medicina griega, concebido por Apolo, dios multifacético del Olimpo y educado en la ciencia médica por el sabio y bondadoso centauro Quirón.

De su nombre deriva Esculapio, un antiguo sinónimo de médico. Se le representa apoyado en el caduceo, o vara de Esculapio, símbolo médico universal, en el cual está enrollada una serpiente, animal sagrado de la mitología griega.

Pero la figura médica por excelencia de la cultura griega clásica es Hipócrates (460-380 a.C.). Este médico, nacido en la isla griega de Cos, es considerado el padre de la medicina moderna; su investigación sobre la recolección de datos dio origen a la historia clínica e instituyó la anamnesis, del griego "recuerdo", como parte esencial del estudio del paciente.

Por otro lado, en los tratados de cirugía del "Corpus hipocraticum" se advierte una notable exactitud anatómica y sorprenden algunas propuestas terapéuticas de plena vigencia en la actualidad, como el drenaje del empiema pleural o los tratamientos sugeridos para los traumatismos craneales. Las propuestas para la reducción de fracturas incluían el diseño de diversos soportes físicos (banco hipocrático, escalera hipocrática, soporte de reducción de fracturas de húmero o poleas de extensión) de probada eficacia.

En el "Corpus hipocraticum" hace énfasis en las cualidades humanas que debe tener el médico frente a sus pacientes: "Debe ser modesto, no discutir, amar al hombre y amar su arte".

"Donde hay amor al hombre, hay amor al arte", afirma esta sentencia hipocrática. El conocimiento del hombre es, en consecuencia, la base del saber médico.

Recordemos su primera regla para el médico: "primum non nocere", es decir, primero no hacer daño.

Sus aforismos y preceptos como el "Juramento hipocrático", fueron inspirados por el sentido humanitario y el amor al hombre, que durante sus 83 años de vida caracterizó al más notable de los genios griegos. Uno de sus preceptos inspira el imperativo hipocrático del bien hacer:

"Hágase bella y rectamente lo que así haya que hacer; con rapidez, lo que debe ser rápido; con limpieza, lo que debe ser limpio; con el menor dolor posible, lo que debe ser hecho sin dolor".

Hacia el año 300 a.C., el libro hipocrático "El médico" sirve de guía a los médicos griegos. En él se describe detalladamente tanto la apariencia como el comportamiento que debe tener el médico:

"El representante idóneo de esta profesión debe cuidar que su ropa esté limpia, llevar un vestido correcto y usar fragancias con un olor discreto.

Cuando habla, debe hablar con la misma cautela con la que vive. Esta imagen ideal del médico surge para paliar las quejas, tan frecuentes en la Antigüedad, sobre la apariencia desaliñada y el comportamiento desagradable de los médicos".

También las grandes escuelas filosóficas de la época hipocrática representadas por Platón (427-347 a.C.) y su discípulo Aristóteles (384-322 a.C.), realizaron incursiones en los terrenos de la medicina.

Las creencias médicas de Platón asignaban al hombre un alma inmortal. Como máximo exponente del idealismo filosófico, niega la realidad del mundo sensible, sólo concede realidad a las ideas. Fue Platón quien primero empleó el término "anestesia".

Aristóteles, hijo de un médico del rey de Macedonia y heredero intelectual de Platón, se caracterizó por su espíritu universal, codificador de la lógica y de la ética. Uno de sus preceptos enseñaba que el filósofo debe comenzar estudiando medicina y el médico debe terminar estudiando filosofía. La historia no conoce –con la única excepción de Leonardo Da Vinci– un espíritu más universal que el de Aristóteles.


Roma

Entre los años 25 a.C. y 50 de nuestra era, vivió una figura médica de importancia: Aulo Cornelio Celso. En su tratado de medicina. "De re médica libri octo", describe por primera vez la técnica quirúrgica de la ligadura y hasta 50 tipos de instrumentos quirúrgicos. Se trata de una vasta obra que incluye tratamientos para heridas y hemorragias, y atribuye a la cirugía una importancia capital entre las especialidades médicas.

Ahora bien, la figura médica romana por excelencia fue Claudio Galeno (130-200 d.C.), cuya influencia (errores anatómicos y fisiológicos) perduraron hasta el siglo XVI –el primero en corregirlo fue Vesalio–. Galeno nace en Pérgamo, Asia Menor, bajo influencia griega y al amparo de uno de los mayores templos dedicados a Esculapio; en Alejandría obtuvo gran parte de sus conocimientos científicos.

En el campo de la cirugía, describió la presencia de los nervios laríngeos recurrentes. Su dedicación al tratamiento de las heridas de los gladiadores, le hizo merecedor de una gran fama como cirujano y traumatólogo; constan varias intervenciones nuevas y exitosas, como la reparación de un labio leporino o la extirpación de pólipos nasales. Murió en torno al año 200 de nuestra era. Sus ideas filosóficas primaron durante casi mil años, lo cual es considerado por varios pensadores como la causa del estancamiento de la investigación médica, hasta la llegada del Renacimiento. Su nombre, al igual que el de Esculapio, se convirtió en sí mismo en sinónimo de médico.

"La cirugía es el movimiento incesante de manos firmes y experimentadas".
Galenus, Definitiones medicae XXXV


La Edad Media (476-1453)

Entre la luz de la antigüedad clásica y su reaparición en el Renacimiento tiene su desarrollo la Edad Media. Y, puesto que el galenismo es la cima y el nervio del legado médico de la antigüedad clásica al mundo histórico que le sucede y le hereda, tres serán las formas principales de la medicina del medioevo cuando cada una de ellas alcance la plenitud de su desarrollo: el galenismo bizantino, el galenismo islámico y el galenismo europeo medieval.


Bizancio

El imperio bizantino se instauró el 11 de mayo del año 330 y duró once siglos, hasta cuando cayó Constantinopla en manos de los turcos en 1453.

Desde Bizancio se extiende el culto en torno a los médicos hermanos gemelos Cosme y Damián, auténticos cristianos nacidos en Arabia. Entre sus curaciones milagrosas se destaca la pierna trasplantada que se ha representado en múltiples imágenes. Se les reconoce como los santos patronos de los médicos y cirujanos, cuya fiesta se celebra todos los años el 27 de septiembre.


Medicina árabe – El islam

El islam es más que una fe, es una interpretación peculiar del universo y de la vida humana. Los médicos árabes, al establecer la postura ética del médico, se consideraron, desde un principio, cumplidores del testamento de Hipócrates. Un antiguo manuscrito de Estambul dice en su comienzo:

"Quien quiera convertirse en médico provechoso y sabio, deberá guiarse por las recomendaciones del sabio Hipócrates".

El gran clínico y filósofo del islam, Rhazes de Persia (865-923), el "Hipócrates árabe", presenta como hombre de confianza a Galeno:

"Sólo puede ser médico cuidadoso un filósofo, un hombre de buenas costumbres".

Entre sus escritos se destaca la historia de la apendicitis.

El más connotado cirujano de la época fue Abul-Kassim o Abulcasis de Córdoba (936-1013, península Ibérica).

Es el más importante de los cirujanos árabes, autor del tratado de cirugía, en el "Kitab al-Tasrif" (en árabe, ) ("Libro de la práctica médica"), traducido al latín por Gerardo de Cremona. Su mérito estriba tanto en la descripción de enfermedades como en las ilustraciones, muchas, de instrumentos que él ideó.

Las escuelas de Padua y Pavía se hallan aún en torno a 1250 bajo la total influencia de Abul-Kassim, quien estudió la anatomía como base sistemática de la cirugía y describió la conocida sutura con hormigas que utilizaba siguiendo los métodos indios para las heridas intestinales.

Con su trascendencia como figura médica del Islam, 'Alî al-Husayn ibn 'Abd All&aacirc;h ibn Sînâ' o 'Ibn Siná' (como fue llamado en persa), mejor conocido como Avicena (980-1037) el "Galeno persa", incluyó en su "Cannon medicinae" el tratamiento quirúrgico de la cauterización de las heridas y consideraba que el arte médico y la medicina científica no se pueden separar en absoluto.

Por otra parte, la medicina hispano-árabe tuvo su epicentro en la Universidad de Córdoba, famosa no sólo en España sino en toda Europa.

Estos médicos, poseedores de una gran cultura, además de asimilar las ideas de Galeno, aportaron las suyas en una época que contrastó con el estancamiento cultural de la Edad Media en Europa.


La Escuela de Medicina de Salerno

Si repasamos la historia, recordamos que bajo el nombre de Hipócrates se han constituido, en todas las épocas de la historia oriental y occidental, centros científicos que organizaron, en forma de academias, escuelas médicas de alto nivel. Partiendo de Alejandría esta tradición hipocrática llega a la antigua Persia donde en torno al año 600 d.C., cuando se crea una academia hipocrática en Gondishapur. La transmisión de este saber alcanza luego Bagdad y Damasco, y hacia mediados del siglo XII, a Córdoba y Toledo, los centros culturales latinos. Pero antes de que tenga lugar esta recepción secular de las ciencias árabes, surge en la Europa medieval hacia el año 850 la Escuela de Medicina de Salerno, a partir de una corporación de médicos salernitanos, conocida por el título honorífico de Cívitas hipocrática, ya que cuidaba con especial celo la transmisión del saber hipocrático.

Existe una fantástica leyenda sobre su fundación, la cual atribuye a cuatro médicos la constitución de la escuela: un griego, un judío, un árabe y un cristiano.

Ahora bien, en torno al año 1075, un sabio, droguero y comerciante del norte de África, quién convertido al cristianismo tomó el nombre de Constantino El Africano (1018-1087), tradujo del árabe las más importantes obras médicas. Con esta literatura, la escuela adquiere auge en el siglo XII en cuestiones de anatomía y cirugía. Posteriormente en Toledo, Gerardo de Cremona (1135- 1187) impulsaría desde la Escuela de Traductores allí establecida, la segunda oleada de recepción de textos árabes.

La anatomía fue considerada como escuela preparatoria para la cirugía. Los tratados en general, así como la famosa "Anatomia" de Raimondo De´Luzzi (1275-1326), llamado Mondino, eran también tenidos por instrucciones preparatorias. Mondino actuó en Bolonia alrededor de 1300 y con él "renacieron" los estudios anatómicos, que habían sido practicados por Galeno y por la Escuela Médica de Alejandría. Las lecciones anatómicas de Mondino se siguieron comentando en las universidades hasta la época de Vesalio.

Fue el primer anatomista europeo que realizó públicamente, dentro de su cátedra, la disección del cuerpo humano, dando así a conocer en detalle a sus alumnos, todos los órganos anatómicos.


La Medicina en las artes liberales

En el medioevo las "artes liberales" están sometidas –como herencia que son de la antigüedad– a múltiples cambios y rupturas.

Las primeras cinco centurias de la medicina medieval están determinadas por un programa, entonces vigente, que consideraba a la medicina una segunda filosofía práctica. Y, así, el arte de curar invadió todas las ciencias y campos de la cultura. El médico –merced al carácter de su profesión, y no por casualidad– se convirtió en baluarte y protector de esta cultura de la vida. La función de la medicina vino a ser la de mantener la vida y revitalizar sus funciones debilitadas: era, al mismo tiempo, profilaxis y terapia. Según estos criterios, el plan de instrucción de las artes liberales se convirtió obviamente, durante siglos, en parte integrante de la enseñanza que debía recibir el aspirante a médico.

Las artes liberales son disciplinas intelectuales fundamentales de la antigüedad clásica y la Edad Media que comprendían dos grupos de estudios: el trivium y el quadrivium.

En las bodas de la Filología y Mercurio sale la Gramática, una anciana muy digna, que puede hacer gala de su linaje, ya que se remonta al rey egipcio Osiris. En un cofrecillo de marfil lleva un cuchillo y una lima, para poder tratar quirúrgicamente los errores que cometen los niños al hablar.

Por extrañas razones, ni la octava ni la novena Artes –la Medicina y la Arquitectura– son tenidas en cuenta.


El resurgir anatómico: los prevesalianos

El fundador de la Cirugía en Francia fue el dinámico Guido Lanfranchi (1250-1306), más conocido como Lanfranc, un milanés educado por William de Saliceto. Se estableció en Francia. Un hombre con altos valores morales y una profunda educación humanística, Lanfranc demandó las mismas cualidades para sus discípulos. Así definió al cirujano:

"El cirujano debe mantener una disposición moderada y sencilla. Debe ser inteligente, humilde, valeroso pero no temerario. Debe estar familiarizado con las ciencias naturales así como con la filosofía y la lógica".

Henri de Mondeville (1260-1320) sucedió a Lanfranc. Trabajó como profesor de anatomía y cirugía en Montpellier, y sobresalió como un cirujano hábil, sabio y solícito de cuidar la dignidad de su profesión. Fue uno de los primeros en señalar el tratamiento de las heridas sin pus. Su discípulo más destacado fue Guy de Chauliac.

Guy de Chauliac (1300-1368) se sitúa en una posición más avanzada que la de Henri. Fue un gran cirujano, aunque no desligado de la clínica y de la práctica, reconoció que el ejercicio de la cirugía ha de estar sólidamente fundado en los conocimientos anatómicos. En efecto, su "Chirurgia magna" contiene, tras una introducción quirúrgica general, un verdadero tratado anatómico.


Arte y anatomía: los florentinos

Si repasamos la historia recordamos que, en el siglo XV, se establece progresivamente una ósmosis entre arte y morfología. Es una nueva corriente de interés, estimulada por el humanismo y que en el ambiente del humanismo encuentra sus razones de existencia y desarrollo. Naturaleza y hombre quedan vinculados por relaciones e influencias recíprocas.

El estímulo para la representación anatómica del natural parece haber tenido su origen en el mundo del arte y no en el de la medicina. El pintor, tomando conciencia de una orientación naturalista, se da cuenta instintivamente del valor que posee la necesidad de profundizar los conocimientos morfológicos sobre el cuerpo humano y de penetrar, por consiguiente, más allá del tegumento cutáneo. Se acerca al cadáver y se ejercita en la disección.

El cirujano, como el pintor, se acerca al paciente y se ejercita en la operación.

Por otra parte, la anatomía se convierte en un instrumento en las manos del artista y para el artista. El pintor se aproxima al anatomista. De algunos artistas como Donato Di Betto Bardi, llamado Donatello (1386- 1466), Antonio Pollaiuolo (1432-1498) y Ludovico Cardi Da Cigolo (1559-1613), se dice que hacían sus propias disecciones, pero la mayor parte de ellos eran indudablemente simples observadores de las anatomías que se realizaban en las escuelas de medicina. Conocieron el desnudo de forma más moderna que los maestros anteriores y disecaron la piel de muchos hombres para ver su anatomía profunda; fueron los primeros que mostraron la manera de limitar los músculos.

Andrea del Verrochio (1405-1488) es, junto con Pollaiuolo, una de las personalidades más destacadas del arte florentino en la segunda mitad del siglo XV. Su estudio en Florencia es el más abierto a la influencia flamenca y uno de los centros más importantes de la pintura y la escultura de aquel tiempo. Ocupa también un lugar preponderante en la historia de la anatomía. Basta pensar que Leonardo Da Vinci fue su discípulo en este estudio y en él recibió su primera orientación hacia la anatomía.


Los humanistas

Por otro lado, con exquisita agudeza, Laín Entralgo puntualiza la situación del "Humanismo médico", precisando que un estudio del humanismo médico exige considerar separada y sucesivamente los tres modos de cultivarlo: la revisión o la traducción del texto antiguo (médicos filólogos), la exposición didáctica del saber (tratadistas de formación humanística) y el comentario o ensayo filosóficos (médicos filósofos). El fin de la Edad Media viene caracterizado por un último esfuerzo de restauración de la antigüedad clásica por parte de un nutrido grupo de intelectuales,

a quienes se llamó humanistas por su afición a las letras humanas, es decir, no cristianas. Se admite que el humanismo tuvo su origen en Florencia, en el siglo XIV, y se señala como fundador del movimiento a Coluccio Salutati (1331-1406), amigo personal de Francesco Petrarca (1304-1374) y de Giovanni Boccaccio (1313-1375), y secretario de cartas latinas de la Señoría.


El Renacimiento, siglos XV-XVI

No sobra recordar que la escuela de Atenas es un numeroso grupo de filósofos antiguos que, con noble seriedad, se reúnen debajo de una monumental construcción. Este mural gigantesco pintado por Rafael Sanzio (1483-1520) en la Cámara de la Signatura del Palacio Vaticano realza la verdad racional y el saber humano. En el Centro están Platón y Aristóteles, máximos exponentes de la filosofía griega: el uno, más viejo, con el volumen del "Timeo" y señalando a lo alto, al cielo de las ideas, es la expresión misma del idealismo filosófico; y el otro, de arrogante figura, se cubre con un manto azul y tiene apoyado sobre la pierna el tomo de "Ética" y la palma extendida hacia el suelo, parece querer hallar una armonía entre el cielo y la tierra. Rafael sustituye el paisaje por una sólida estructura arquitectónica inspirada en Bramante. Hombres antiguos y modernos se mezclan simbólicamente.

Considero este mural como el enlace hacia el renacimiento.

Los primeros artistas en anatomizar un cuerpo humano fueron Donatello y Pollaiuolo. Fueron seguidos por los más grandes pintores y escultores de la época: Verrochio, Leonardo, Miguel Ángel y Alberto Durero. Se sabe que el joven Miguel Ángel solicitaba el derecho a disecar cuerpos en el hospital del monasterio de Florencia como retribución a la realización de sus decoraciones.

La encarnación del pensamiento renacentista: Andrés Vesalio y Leonardo Da Vinci.


Leonardo Da Vinci (1452-1519) y la anatomía prevesaliana

Leonardo Da Vinci es uno de los grandes maestros del Renacimiento, famoso como pintor, escultor, arquitecto, 216 ingeniero y científico. Su profundo amor por el conocimiento y la investigación fueron la clave de su obra.

Cuando Leonardo cumplió 15 años, su padre lo envió como aprendiz al taller de Andrea del Verrocchio, el artista más importante de Florencia, escultor, pintor y orfebre. Su apasionada preocupación por la calidad y su interés en expresar la movilidad vital de la figura humana fueron elementos importantes en la formación artística de Leonardo, quien se inició en diversas actividades, desde la pintura de retablos y tablas, hasta la elaboración de grandes proyectos escultóricos en mármol y bronce. En esta etapa de su formación, el joven también estudió la anatomía humana, participando en la disección de cadáveres de criminales en la facultad médica.


El hombre de Vitruvio

En su estudio conocido como "El hombre de Vitruvio", Da Vinci realizó una visión del hombre como centro del universo, al quedar inscrito en un círculo y un cuadrado. El cuadrado es la base de toda la arquitectura clásica, mientras que el uso del ángulo de 90 grados y la simetría son bases greco-latinas de la arquitectura. En este estudio anatómico buscó la proporcionalidad del cuerpo humano, el canon clásico o ideal de belleza, la famosa "proporción áurea", siguiendo los estudios del arquitecto romano Vitruvio, quien vivió en el siglo I antes de nuestra era. "El hombre de Vitruvio" es un claro ejemplo del enfoque globalizador de Leonardo. Trataba de expresar el lugar de la humanidad en el "plan global de las cosas". Para Leonardo, el hombre era el modelo del universo y lo más importante era vincularlo con la naturaleza.

El dibujo está realizado en lápiz y tinta, y mide 34,2 cm x 24,5 cm. En la actualidad forma parte de la colección de la Galería de la Academia de Venecia.

Si Da Vinci hubiera tenido conocimientos médicos más sólidos o se hubiera interesado más en éstos, quizá hubiésemos tenido un tratado de anatomía formal escrito por él.


Andrés Vesalio (1514-1564)

Andrés Vesalio nació el 31 de diciembre de 1514 en Bruselas y murió en el año de 1564 en un naufragio frente a la isla griega de Zacynthos. Estudió medicina en Padua y se graduó Magna Cum Laude. A los 23 años de edad empezó a dar conferencias a los estudiantes sobre anatomía y cirugía. El ansia de conocimientos afecta simultáneamente a todos los gremios hasta el punto de hacer exclamar a Vesalio, el principal anatomista del siglo XVI:

"No me tomo la molestia de preocuparme de los pintores y escultores que se amontonan en mis disecciones ni, pese a sus aires de superioridad, me siento menos importante que ellos".

"De humani corporis fabrica libri septem", Basilea, Juan Oporino, 1543.

En 1543, cuando el flamenco Vesalio tenía apenas 28 años de edad, apareció su monumental libro "De humani corporis fabrica libri septem" (siete libros sobre la estructura del cuerpo humano), un volumen ilustrado profusamente con bellísimas imágenes que todavía hoy, a más de cuatro siglos y medio de su aparición, siguen siendo una de las cumbres de la ilustración del conocimiento científico.

Vesalio inicia su inmortal tratado con la consideración del esqueleto, puesto que en él tiene su fundamento sustentador la "fábrica" o "edificio" de nuestro cuerpo. Nada más elocuente que sus propias palabras:

"la función que cumplen las paredes y las vigas en las casas, los mástiles centrales en las tiendas de campaña y las quillas con sus costillas, en las naves, esa es la de los huesos en la fábrica del hombre".

De ahí que ese tratado estudie sucesivamente los sistemas constructivos, o edificativos, del cuerpo humano (esqueleto, ligamentos, músculos), sus sistemas unitivos y conectivos (venas, arterias y nervios) y sus sistemas animadores o impulsivos (órgano de la cavidad abdominal, torácica y cefálica); y de ahí, por otra parte, el estilo manifiestamente estructural de la descripción vesaliana de las distintas partes anatómicas exaltadas con sus ilustraciones.

Vesalio inaugura de manera espectacular la visión arquitectural o estructural de la anatomía descriptiva. De aquella primera edición del texto, se conserva un ejemplar en la Biblioteca Palafoxiana de Puebla, México, bajo el número de localización 41391.


Impacto de la obra de Vesalio

En el prólogo de su libro, Vesalio describe la situación de la medicina de su tiempo y critica a los médicos que han descuidado el estudio de la anatomía, a los profesores que no hacen disecciones personalmente, y a los que se someten por completo a las enseñanzas de Galeno. Aunque la crítica está dirigida a estos tres grupos en especial, en realidad es aplicable a todo el esquema del pensamiento medieval, basado como estaba en la autoridad inapelable del dogma. La ciencia era imposible mientras la verdad sobre la naturaleza tuviera que buscarse no en la realidad sino en las Sagradas Escrituras, y todo lo que las contraviniera no sólo era falso sino obra del demonio, por lo que debía prohibirse y combatirse con el fuego. Por simple extrapolación, las obras de Galeno se habían erigido en el equivalente de las Sagradas Escrituras médicas, de modo que lo que Vesalio se atrevió a hacer fue una herejía médica monumental. Sin embargo, tal herejía era indispensable como parte de un nuevo método para el estudio de la anatomía, de un nuevo método para explorar la naturaleza, de un nuevo método científico.

Por otro lado, para celebrar su ideal científico y social, el médico flamenco tiene que recurrir a Homero y a su elogio al médico en la "Ilíada": el poeta griego, por supuesto, no alaba al profesor universitario de medicina, sino al terapeuta práctico que cura a los héroes para que puedan regresar a sus hazañas. Pero, para criticar a las autoridades de la Normal Sciencie de su época, a Aristóteles y a Galeno, Vesalio se apoya sobre todo en Platón, según el cual la anatomía constituía el fundamento de la medicina.

Como acabamos de señalar, Vesalio conoció más y mejor la anatomía humana que todos sus predecesores; puede calificarse de "renacentista" su forma de ver y describir el cuerpo humano. Su modo es el de describir el cuerpo humano como una edificación estática, una "fábrica" o edificio. Frente a la confusión entre "forma" y "función" de Galeno y toda la morfología tradicional, Vesalio distingue cuidadosamente ambos aspectos de la realidad, dando una visión estática del organismo humano. Será más adelante cuando la fisiología moderna se encargue de poner en movimiento la estática "fábrica" de Vesalio.

Meditemos sobre estos dos grandes artistas, Andrés Vesalio y Leonardo Da Vinci. Ambos tuvieron una peculiar manera de ver al Hombre en el Renacimiento. Ambos se enfrentaron a la inquisición por sus creencias y por su afán de conocimiento. Probablemente, ninguno de los dos estaba de acuerdo con el mundo que le rodeaba y decidieron cambiarlo. No se conformaron con la visión que les habían presentado del hombre y por eso decidieron averiguar por sí mismos la verdad. Puede ser que el destino toque a unos seres humanos especiales para cambiar las creencias y, si fue así, éstos fueron los elegidos. La lección más importante que nos dejan Leonardo y Vesalio es que no debemos conformarnos con las cosas como están, debemos cambiar nuestro mundo si no estamos de acuerdo con lo que vemos. Podríamos decir que para ellos en el Renacimiento fue más difícil de lo que podría ser para nosotros actualmente. Dejemos, entonces, que la Historia les siga rindiendo culto a estos artistas que se atrevieron a ver al hombre de una manera diferente en el renacimiento.


Los barberos

Desde el siglo XIII la categoría de los cirujanos franceses venía incrementándose y haciéndose visible mediante la autoridad para vestir la toga larga y realizar cirugía mayor. A lo largo de los siguientes siglos comienza a emplearse el término de "barbero" para referirse a un gremio de "prácticos", no médicos, desconocedores del latín y cuyo campo de actuación se limitaba a intervenciones menores.

Recordemos que, en Francia, los éxitos de la cirugía durante el Renacimiento llevaron a la desaparición de 218 las diferencias de clase entre los médicos y los cirujanos. Sin embargo, los barberos siguieron realizando su función social libremente durante mucho tiempo y, en el año de 1731, Luis XV promulgó la ordenanza prohibiendo a los barberos el ejercicio de la cirugía.

Por otra parte, en 1540, el parlamento inglés autoriza la creación de la compañía de cirujanos-barberos, pero habrá de ser Thomas Vicary, cirujano encargado de curar con éxito una herida de la pierna de Enrique VIII, quien consiguiera de manos del rey, la carta de los derechos del gremio de cirujanos.


La nueva cirugía, Ambrosio Paré

Encontrándonos en las postrimerías del siglo XVI, a punto de finalizar el periodo renacentista, hace su aparición el cirujano francés Ambrosio Paré (1510- 1590). Este cirujano fue médico personal de cinco reyes. Su formación se inicia en el gremio de los barberos y sacamuelas pero compagina su trabajo con la asistencia al Hotel Dieu de París. Se caracterizó por su espíritu innovador, siendo el primer cirujano en realizar la ligadura rutinaria y selectiva de los vasos en las amputaciones; observó que las heridas cicatrizaban mejor lavándolas con agua limpia que al cauterizarlas con el procedimiento obligado para la época que era el aceite hirviendo.

Su inventiva lo llevó a diseñar algunos instrumentos quirúrgicos e incluso diseñó prótesis o "miembros artificiales" para algunos de sus pacientes amputados. En 1585, publicó el primer tratado de cirugía científica y en ella hizo famoso el aforismo: "Yo lo atendí y dios lo curó".

Al tiempo que Andrés Vesalio publica su monumental descubrimiento del cuerpo humano, Ambrosio Paré inicia la cirugía moderna. Pero, además, es conocido por los soldados como el "cirujano bondadoso", no sólo porque con su destreza quirúrgica evita dolores y sufrimientos a los heridos, sino porque en medio de las batallas muy de mañana, antes de salir el sol, corre a la tienda donde yacen los heridos y cuida de ellos consolándolos y cambiando sus apósitos con delicadeza; médico, cirujano, filósofo y humanista, Ambrosio Paré es desde entonces paradigma del cirujano moderno y a él se le atribuye la descripción de las cinco funciones de la cirugía:

"Eliminar lo superfluo, restaurar lo que se ha dislocado, separar lo que se ha unido, reunir lo que se ha dividido y reparar los defectos de la naturaleza".

Ambrosio Paré es considerado con justicia el Padre de la Cirugía Moderna.

Por otro lado, el médico suizo Teofrasto Bombasto, conocido como Paracelso (1493-1541), la figura más discutida en la historia de la medicina, reexaminó los problemas básicos del arte de curar y ayudó a elevar el nivel ético de la profesión médica con su conocido proverbio:

"El más precioso don que poseemos los médicos es nuestro arte de curar; después viene el amor por nuestros pacientes, siendo la esperanza la clave de ambos"

y repetía emocionado: "La medicina es amor".


La ciencia del barroco, el método científico, 1600-1740

Grandes corrientes del pensamiento

No sobra recordar que el pensamiento renacentista había comprometido sus armas en la crítica de las convicciones medievales.

En los decenios que dan fin a la primera mitad del siglo XVII, la síntesis de las dos grandes corrientes del pensamiento: empirismo y racionalismo, vinculadas con las operaciones lógicas de la inducción y deducción, dio origen a la constitución del método experimental. Su creación, no cabe duda, se cuenta entre las máximas hazañas del periodo barroco.

Concibiendo la experiencia a la vez como fuente de conocimiento y criterio de la verdad, el empirismo trata de convertir la observación sistemática en un instrumento idóneo para explorar y explotar a beneficio del hombre, el mundo de la materia; su tendencia utilitaria es clara, ajena a problemas metafísicos, confiere jerarquía a los conocimientos artesanales. En cambio, el racionalismo apela a la intuición, la claridad y la evidencia para construir los principios capaces de guiar la investigación, y acude a la matemática en búsqueda del orden legal de la naturaleza. El empirismo encontró a su codificador en Francis Bacon de Verulam (1561-1626), el racionalismo, en René Descartes (1596-1650) filósofo de gran prestigio. Ambas corrientes alcanzaron su confluencia en las investigaciones de Galileo Galilei (1564-1642), permitiéndole suministrar ejemplos clásicos del método experimental.

Ni la inducción baconiana, ni la deducción cartesiana por sí solas, son capaces de guiar al investigador. Galileo Galilei llegó a proporcionar, con sus investigaciones mecánicas, espléndidos ejemplos del método científico.


La pintura inmortal

Si repasamos la historia, recordamos que a finales de 1641 la ciudad de Ámsterdam era, entonces, el centro de la vida científica y cultural holandesa. El ambiente de interés por la anatomía normal y patológica lo encabezaba Nicolás Tulp (1593-1674), inmortalizado en el célebre cuadro "Lección de anatomía del Dr. Tulp" de Rembrandt, 1628.

En esta pintura inmortal la escena representa la correcta posición de la mano para la demostración del nervio; Rembrandt fue muy exigente con los detalles.

Rembrandt fue un artesano de las sombras: en sus pinturas los personajes emergen suavemente de la penumbra, dándole al entorno un toque de suspenso y de misterio.


Siglo XVIII, el Siglo de las Luces, la Ilustración

Los pensadores filósofos

Cierto día preguntaron al gran escritor francés Paúl Valery en qué siglo le hubiera gustado vivir; sin dudar un instante, respondió: "En el siglo XVIII". El siglo XVIII, en efecto, es un siglo apasionante.

Ahora bien, la cultura del siglo XVIII hace suya la interpretación visual del conocimiento, que desde Grecia había sido dominante.

Hay que decir que la cultura de la Ilustración no es excesivamente creadora. Sustancialmente vive de la herencia del siglo anterior, de los descubrimientos científicos, sobre todo filosóficos, del siglo XVII.

La innovación de la Ilustración –que es muy grande– no es propiamente intelectual, sino social.

Las ideas se mueven con talentos literarios como Voltaire, Diderot, Montesquieu, Rousseau, Feijoo y Cadalso. Se ha dado el nombre de filósofos a todos estos pensadores, y el de Siglo de las Luces a este siglo XVIII que fue iluminado por la inteligencia y el espíritu de grandes escritores y de grandes sabios.

La creencia básica del siglo XVIII es la creencia de la razón. Los enormes avances de la Ilustración desembocan en la revolución francesa de 1789.

El período de la Ilustración es, ciertamente, en muchos aspectos, una época que señala para la ciencia un instante de pausa; no se trata de un estancamiento, sino más bien, de un momento de descanso y meditación.


Esplendor de la caricatura médica

La caricatura médica tuvo su esplendor en los siglos XVIII y XIX.

William Hunter (1718-1783) asistió a las lecciones de anatomía de Alexander Monro en Londres; con su llegada y la de su hermano John, la cirugía inició su desarrollo en Londres sobre una base científica.

Puntualicemos que la mayor parte de los anatomistas del siglo XVIII fueron, en realidad, cirujanos anatomistas y el estar en posesión de una sólida base anatómica era, naturalmente, esencial para poder llevar a cabo intervenciones complicadas.


El Romanticismo, siglo XIX (1800-1848)

Meditemos sobre este movimiento artístico, que se desarrolló desde finales del siglo XVIII hasta el primer tercio del siglo XIX, en el que prevalecen los principios de libertad y subjetividad, y la oposición a las reglas clásicas y al racionalismo filosófico.

Al fin del Romanticismo se consiguió el triunfo sobre el dolor. El dentista William Thomas Green Morton (1819-1868) empleó eficazmente la narcosis etérea en su quehacer diario. Consiguió realizar una eficaz demostración pública en el Massachussets General Hospital, decidiendo llevar al quirófano sus experiencias. Morton convenció al cirujano John Collins Warren (1778-1856), profesor de anatomía y cirugía en Boston, a operar un tumor benigno de cuello, a uno de sus pacientes bajo narcosis etérea. El buen éxito conseguido el 16 de octubre de 1846 consagró la fortuna del nuevo método.


El Positivismo Naturalista, el siglo de los cirujanos, 1848-1914

Características de la cirugía

Una breve disertación sobre los tres rasgos principales que caracterizan a la cirugía occidental entre 1848 y 1914 nos permite analizar el período del positivismo, impulsado por el filósofo y sociólogo francés Augusto Comte (1798-1857).

  1. Su definitiva conversión en técnica científica. Los desarrollos experimentales y fisiopatológicos y la madurez del pensamiento anatomo-clínico son rápidamente adoptados por los cirujanos y, en definitiva la "medicina operatoria" viene a constituirse en aplicación terapéutica de una patología quirúrgica.

  2. Su resuelta extensión a todos los territorios del cuerpo humano. La anestesia, la antisepsia, la asepsia, la perfección de la técnica instrumental y el progreso de la hemostasia se juntarán para hacer posible tan grande hazaña.

  3. La unificación planetaria del saber quirúrgico.


La microbiología

Por otra parte, el químico y biólogo francés Louis Pasteur (1822-1895) demostró que el fenómeno de la fermentación se debe a la acción de microorganismos. Descubrió así la anaerobiosis y halló respuesta al problema de las generaciones espontáneas.


La asepsia y la antisepsia

Lord Joseph Lister (1827-1912), cirujano británico, introdujo la asepsia en cirugía. Por otro lado, la cirugía vienesa alcanza carácter científico con el eminente clínico y cirujano Theodor Billroth (1829-1894). La asepsia propuesta por Ernst von Bergman (1836-1907) se apoyaba en hechos irrebatibles hasta el momento.

Ahora bien, la enfermera Florence Nightingale, hablando de su experiencia en Crimea (noviembre 1854 a julio 1856) insistía en la estricta observancia de las normas higiénicas ordinarias sobre la limpieza. Se distinguió por el manejo afectuoso de los pacientes, a quienes curaba las heridas. Con su método para las curaciones, la mortalidad en los hospitales descendió de 40% a 20%.

El uso de vestidos de calle era común en las salas de operaciones. El bien conocido retrato del cirujano de Filadelfia, S. D. Gross (1875), nos lo muestra operando en traje de calle.


La técnica operatoria: Halsted

Encontrándonos en las postrimerías del siglo XIX se produjo un renacimiento de la cirugía fisiológica o hunteriana: la experimentación en animales llevó a la modificación de muchas técnicas existentes y a la creación de otros procedimientos.

Este fenómeno estuvo representado en América por William Stewart Halsted (1852-1922) de la Universidad de Johns Hopkins. Formado en los primeros tiempos de la cirugía antiséptica, a él se debe la introducción de los guantes de goma en las intervenciones (1890), los apósitos de hojas de plata (1896), la transfixión de tejidos sangrantes, así como se le recuerda por sus experimentos con cocaína para conseguir el bloqueo de la conducción nerviosa. Su nombre se halla ligado a la sutura y operación de Halsted, en la operación radical de cáncer mamario, así como a los trabajos experimentales que realizó en cirugía vascular, digestiva y endocrina.

William Stewart Halsted es considerado como el fundador de la cirugía moderna. A finales del siglo XIX sentó las bases de la cirugía como arte de refinada ejecución y como ciencia de gran exactitud.

En 1928, Alexander Fleming (1881-1955), cirujano bacteriólogo escocés, fue el primero en describir una sustancia antibacteriana originada en el moho Penicillum notatum, lo que le valió ser galardonado con el premio Nobel en 1945. En la Plaza de las Ventas de Madrid, los toreros le han erigido un busto conmemorativo.


El arte

El pintor renacentista italiano Luca D'Egidio Di Ventura De Signorelli (1445-1523) representa, en uno de sus dibujos de gran valor, nuestra tarea para recordarnos que, ayer, hoy y mañana, la suprema misión del cirujano será llevar sobre sí el dolor del hombre enfermo.

Hoy el cuerpo humano ha salido de los anfiteatros, clínicas y hospitales para museos didácticos y especializados, donde nos presentan cuerpos y órganos conservados con un proceso conocido como conservación con polímeros.


Proclamación

Quiero proclamar la excelsitud de mis maestros que me enseñaron a unir la clínica, la observación cuidadosa del enfermo, de sus síntomas y de sus signos, con los estudios paraclínicos; aprendí a ver y explorar al paciente, a preguntar y valorar tanto sus respuestas, como interpretar su estado de ánimo y sus reacciones. Me entregaron sus conocimientos y destrezas quirúrgicas, me indicaron unos principios éticos que me han permitido contar con la confianza de todos, profesores y amigos, colaboradores, alumnos, familiares y, en especial, mis pacientes. Siempre he considerado un privilegio y una responsabilidad el llegar a explorar las entrañas de un ser humano, cuyo sufrimiento requiere del bisturí para aliviar el dolor y recuperar la salud.

En esta solemne ocasión rindo homenaje, veneración, respeto y reconocimiento a mi alma máter, a mi Universidad de Antioquia, al Hospital Universitario San Vicente de Paúl, que me brindaron la bella oportunidad de comprender cómo humanizar las ciencias, la humanización del sujeto de conocimiento, como un imperativo que supone despertar en él las mejores cualidades y sentimientos: creatividad, juicio, sensibilidad, responsabilidad, generosidad, respeto, serenidad, liderazgo, humanitarismo y compromiso.

Evoco al cirujano académico de México, Raúl López- García, quien ha escrito un editorial que termina así:

"La vorágine de la vida moderna sobrepasa, toda capacidad de adaptación del ser humano; que pronto es hoy y más rápido será mañana, cuando de ayer casi nadie se acuerda; se llegó a la técnica sin pasar por la cultura y, entonces ¿QUÉ HA SIDO DEL HUMANISMO?".

Las llamadas Ciencias Médicas son humanistas por excelencia, pues su objeto de estudio, el hombre, siempre se ha encaminado al cuidado y conservación de su salud.


Referencias

1. ENTRALGO L. Historia Universal de la Medicina. Era pretécnica. Tomo 1. Barcelona (España): Salvat Editores; 1972. p. 24-190.

2. ROJAS W. Historia de la medicina. Introducción a su estudio. Medellín: Corporación para Investigaciones Biológicas; 2008.

3. SHOTT H., MULLER I., ROELCKE V., WOLF-BRAUN B., SCHADEWALDT H. Crónica de la Medicina. Segunda edición; Barcelona: Plaza Janés; 1994.

4. ENTRALGO L. Historia universal de la Medicina. Antigüedad clásica. Tomo 2. Barcelona (España): Salvat Editores; 1972. p. 54-113

5. Univérsitas. Gran enciclopedia del saber. Tomo 5. El pensamiento. Barcelona (España): Salvat Editores S.A.; 1979. p. 88-119.

6. ÁLVAREZ D., SÁNCHEZ D. La Medicina a través de los museos. Tomo 1. Madrid, Barcelona (España): Ediciones de Arte OM; 1953.

7. ENTRALGO L. Historia Universal de la Medicina. Edad Media. Tomo 3. Barcelona (España): Salvat Editores; 1972. p. 94-142.

8. HAEGER K. The Illustrated History of Surgery. London: Harold Starke (Medical); 1990. p. 69-95

9. The Litlle Big Art Book. Robinbook. Editorial Barcelona (España); 2005.

10. D'ASCIA L. Cuerpo e imagen en el Renacimiento. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, Universita degli Studi di Cagliari; 2004. p. 261-97.

11. RUIZ JO. El Humanismo en la Cirugía General. Cirugía General. 1993;15:149-51.

12. ORTEGA Y GASSET J. La deshumanización del arte. Madrid (España): Espasa Calpe S.A.; 2007.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License