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Historia y MEMORIA

versión impresa ISSN 2027-5137

Hist.mem.  no.14 Tunja ene./jun. 2017

https://doi.org/10.19053/20275137.n14.2017.5822 

Artículo de investigación e innovación

1968 en la producción literária en Colombia. Indivíduo, violencia y sociedad*

1968 in the Literary Production of Colombia: Individual, Violence and Society

1968 dans la production littéraire en Colombie. Individu, violence et société

Álvaro Acevedo Tarazona1 

1 Profesor Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia. Postdoctor en Ciencias de la Educación, UPTC, Doctor en Historia, Universidad de Huelva (España), Magíster en Historia de América Latina: de la Ilustración al Mundo Contemporáneo, Universidad Pablo de Olavide (España), Magíster en Historia, UIS, Historiador, UIS. Director Grupo de Investigación: Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas (PSORHE). Líneas de investigación: Acción partidista, opinión pública y cultura política en América Latina durante el siglo XX / Comunicación, educación y movimientos universitarios / Proyectos educativos y Construcción de memoria nacional. Correo electrónico: tarazona20@gmail.com. ORCID: orcid.org/0000-0002-3563-9213


Resumen

Este artículo analiza algunas obras literarias recepcionadas en Colombia durante el año de 1968 con el fin de ofrecer una mirada de la sociedad, el individuo y la violencia como representación social e indicador de impacto cultural. Mediante la identificación de tres tópicos, el indivíduo, la violencia y la sociedad, se intentará realizar un acercamiento al consumo literario en Colombia como un indicador del deseo de cambio, articulado a la revolución cultural planetaria de 1968. A través de la identificación de los textos más leídos en Colombia durante este año, y con base en su impacto en la opinión pública y en la cultura, se analizará la relación individuo-violencia-sociedad con el objetivo de visibilizar algunos procesos organizativos de los años sesenta y setenta no solo en Colombia sino en América Latina. Por tanto, el artículo está dividido en tres grandes apartados independientes pero interconectados y en cada uno de los cuales, se hace un análisis de algunos de los consumos literarios más importantes de esta época y cada apartado finaliza con el estudio de la incidencia de estos textos en la población colombiana.

Palabras Clave: Indivíduo; Violencia; Sociedad; Consumo literario; Revolución cultural

Abstract

This article analyzes the reception of several literary works in Colombia during the year 1968, aimed at offering a vision of the relation between society, the individual and violence as social representation and indicator of cultural impact. Through the identification of these three topics: the individual, violence and society, this study examines literary consumption in Colombia as an indicator of a desire of change, articulated with the planetary cultural revolution of 1968. Through the identification of the most read works of literature in Colombia during this year, and based on the impact of these works on public opinion and culture, this study analyzes the relation between individual-society-violence, with the objective of visibilizing certain organizational processes during the 1960s and 70s, not only in Colombia but in Latin America. This article is divided into three independent but interconnected sections, each one of which analyzes some of the most important objects of literary consumption of the time and ends with a study of the incidence of these texts on the Colombian population.

Key Words: Individual; Violence; Society; Literary Consumption; Cultural Revolution

Résumé

Cet article analyse quelques œuvres littéraires dont les comptes rendus ont été publiés en Colombie en 1968 afin d'offrir une vue d'ensemble sur la société, l'individu et la violence en tant représentation sociale et marqueur de l'impact culturel. A travers ces trois catégories, le texte fait une approche de la consommation littéraire en Colombie comme marqueur du désir de changement, articulé à la révolution culturelle planétaire de 1968. L'identification des textes les plus lus en Colombie pendant cette année et de leur impact dans l'opinion publique et la culture permettent d'entreprendre l'analyse du rapport individue-violence-société afin de rendre visibles quelques processus associatifs des années 60 et 70, non seulement en Colombie, mais aussi en Amérique Latine. L'article compte trois parties, indépendantes mais reliées entre elles, et dans chacune d'entre elles d'importantes œuvres littéraires de l'époque sont analysées ainsi que leur incidence dans la population colombienne.

Mots-clés: individu; violence; société; consommation littéraire; révolution culturelle

1. Introducción

1968 expresó un cambio cultural planetario en distintos órdenes: desde la ruptura generacional de los jóvenes con sus padres, nunca antes vista, hasta las relaciones de pareja y la masificación educativa1. En esta época surgió una revolución con nuevos ideales y formas de consumo, pero, ante todo, fue una época en la cual por primera vez los jóvenes, en mayor número, leían2. En esta época también surgió la contracultura hippie y por primera vez se habló sin prejuicios del sexo y de las drogas. El cabello largo en los hombres se puso de moda; incluso se ha dicho que The Beatles ejercieron una influencia mayor que todos los teóricos de la revolución, que el pacifismo y el culto a la droga iban de la mano, al igual que la libertad sexual y el desprendimiento material o la «devoción» a Marx y a las religiones orientales3. Un nuevo argot se tomó a los jóvenes y entre los intelectuales se compartió la idea de que el poder subversivo de las palabras sería capaz de liberar a los hombres y a las sociedades4. Otra muestra de esta revolución cultural se pudo constatar en Colombia a través de los movimientos estudiantiles universitarios. En Colombia los efectos de esta revolución cultural se presentaron en los años setenta, especialmente en las universidades colombianas.

Si la producción literaria es importante, el consumo no lo es menos; incluso este consumo puede aportar un filtro que indicaría cuáles fueron las producciones que generaron mayor impacto en tal crisol cultural. Pues, como bien lo señala Roger Chartier, el texto es un producto de la imaginación e interpretación del lector. Este construye sentidos particulares a partir de sus capacidades, expectativas y de las prácticas propias de la comunidad a la que pertenece5. Pero el sujeto lector es a la vez dependiente e inventivo: dependiente porque debe someterse a las constricciones impuestas por el texto y a las formas propias del objeto impreso, e inventivo porque a la vez que se somete, desplaza, reformula o subvierte lo que propone el texto. La lectura es un ejercicio interpretativo en el que se consume el texto pero a la vez produce, por parte del lector, una apropiación de este; el lector lo lee pero a la vez produce un texto que hace suyo, que le pertenece.

El consumo literario implica una apropiación de análisis, ideas, sentimientos, identidades, pero también conlleva una diseminación de estos, receptados y apropiados, hacia la sociedad. La inserción, recepción y difusión de ideas, imágenes y conceptos de la producción impresa se constituyeron en fuente para la creación de revistas y textos con características sociales y políticas compartidas por los grupos de intelectuales que fomentaban publicaciones seriadas y textos de ensayo y de ficción, al igual que en fuente de agitación de un clima cultural motivado por la revolución cultural de los años sesenta y setenta del siglo XX6.

La lectura no es otra cosa que reconocer un repertorio de formas de sociabilidad y un conjunto de representaciones que son otro tanto de normas imitables o subvertidas7. Puede que la producción en el año propuesto sea o no un reflejo adecuado de las realidades de su tiempo, pero lo importante es explicar cómo la fuerza e inteligibilidad de esta producción impresa consumida en 1968, transforma y desplaza, en la ciencia ficción, en el ensayo, la memoria, la iconografia y en los repertorios de la protesta, las costumbres y tensiones de la sociedad y de la época en la cual surgió la revolución cultural planetaria de los años sesenta y setenta en el contexto propio de un país como Colombia inmerso en una confrontación bipartidista, con expresiones de violencia y con unas relaciones de poca legitimidad y gobernabilidad entre el Estado y amplios sectores de la sociedad.

La metodología empleada en la investigación consistió en identificar los textos más leídos (teniendo en cuenta no solo su número en ventas, sino su impacto en la opinión pública y en la cultura) en Colombia durante dicho año (ya fueran publicados o reeditados) y los tópicos en común de tales textos que permitieran perfilar temáticas expresadas. A partir de estos dos criterios se tomaron algunos referentes literarios que se consideran de cierta importancia para comprender la relación individuo-violencia-sociedad, durante los años finales de la década del sesenta y los albores de los setenta del siglo XX. Algunos de los temas referidos son el descontento con la sociedad, el anhelo de recomponer el statu quo o la necesidad de visibilizar procesos organizativos como los movimientos universitarios.

2. La violencia en la producción literária de 1968

Casi una década antes se había dado fin al conflicto armado provocado por la Revolución Cubana. Esto implicó el posicionamiento de un gobierno de corriente socialista en Cuba -lejos ideológicamente de Estados Unidos y suficientemente cerca en lo territorial de este país- que al presentar, por lo menos, algún nexo ideológico con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas generaba un impacto en el contexto de la Guerra Fría. Como efecto de este hecho, en 1968 uno de los textos más leídos fue un cuaderno de apuntes escrito por uno de los participantes del mencionado conflicto armado: el Diario del Che Guevara. Inscrito en una dinámica de la «revolución intercontinental»8, como explica su autor, este Diario es ante todo un documento militar y político que narra cronológicamente los diversos avatares de Guevara en pos de la consolidación de una célula guerrillera en Bolivia. Al Diario lo acompana una larga introducción escrita por Fidel Castro que acentúa el valor político del documento y delinea, grosso modo, los principales temas del diario: lucha guerrillera, antifimperialismo, conflictos en el interior de las formaciones políticas de izquierda, alcance supranacional de los movimientos guerrilleros y, por lo tanto, ausencia de fronteras e internacionalismo. De estos temas, sin duda uno de los más relevantes es el de la revolución internacional, que de hecho es el motivo que ha impulsado al Che a instalarse en Bolivia. Dicha revolución internacional es expuesta en los términos de un imperativo, de una necesidad, insistiendo en que se trata del único camino para alcanzar la realización humana: en múltiples ocasiones el texto alude a la condición de revolucionario como un estado superior de la raza humana o como una fase de evolución espiritual. Más allá del contexto motivacional dentro de la propia guerrilla, el estado espiritual mesiánico constituye toda una declaratoria del carácter suprahumano que el Che asignaba a la tarea que cumplía.

El antifimperialismo, descrito como la necesidad de oposición a las políticas estadounidenses se expresaba en los términos del desprecio por la hegemonía militar, política y económica que ostentaba Estados Unidos en el hemisferio occidental y, particularmente, la dependencia del resto de América frente a las presiones de su poderoso vecino del Norte. El tema de la intervención en Vietnam y el supuesto fracaso estadounidense sirve como catalizador para la lucha al demostrar que el «imperio» no es invencible y su poderoso aparato militar puede ser quebrantado.

La precariedad de las condiciones, la presunta ubicuidad de la guerrilla y el trágico destino final de esta contribuyen a magnificar la figura de Guevara, cuya gesta lo consolida como un referente mundial de la retórica revolucionaria, pese al desprecio que muchos de sus camaradas esgrimen hacia su figura vista como radical, idealista e inútil. No obstante, con la publicación del Diario, el Che ingresa deinitivamente, tal y como lo revela Fidel Castro en la introducción, en una dimensión icónica, convirtiéndose en un referente de insurgencia y contracultura que desafía los valores de la sociedad capitalista que eligió combatir. La lucha armada atraviesa el Diario como tema dominante; su principal función es presentar el recuento de la lucha revolucionaria que se vivía en varios países de América Latina. Si bien un tanto de manera tardía llegó a Colombia un contingente de libros de autores con temas revolucionarios como Martha Harnecker, Mao-Tse Tung, Marx, Lenin, Trotsky, Engels, entre otros, aquí ya se vivía esa lucha armada con la creación de guerrillas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL) que tenían como íconos del movimiento insurgente al Che Guevara y a Fidel Castro.

Los vientos de cambio planetario suscitados desde mediados de los años sesenta llevarían a la lectura colectiva en la universidad de variados textos con temáticas revolucionarias de la época y, por supuesto, a asumir su puesta en práctica para combatir el capitalismo, por lo que también se observó cierta deserción universitaria en algunos líderes estudiantiles para ingresar a las filas guerrilleras tras el sueno utópico del socialismo. Sin embargo, el repertorio literario de la época iba mucho más allá de temáticas estrictamente revolucionarias en países del denominado Tercer Mundo. Lejos de las anécdotas de un diario de revolución, se inscribe el ensayo de Jean-Jacques Servan-Schreiber, El desafío americano, el cual aborda la dinámica antifimperialista a partir de los efectos de la Segunda Guerra Mundial. Desde las primeras líneas del ensayo, Servan-Schreiber introduce una contradicción muy bien delimitada: la oposición existente entre «América» (Estados Unidos) y Europa, marcada por el fracaso de esta última y el hundimiento de sus valores culturales, políticos y económicos que ocasionarían unos cambios geopolíticos que ligarían deinitivamente a Europa a la dependencia y a un lugar de segundo reparto frente a Estados Unidos de América9. La penetración económica norteamericana, cuya raíz es sin duda el plan Marshall, conlleva al rápido y devastador avance de los capitales estadounidenses y, con ello, a la expansión de su modelo político y cultural.

Para Servan-Schreiber, la autonomía es un imperativo esencial inscrito en las libertades humanas y no solamente una enunciación filosófica. Es por eso que el asunto de la dependencia económica remite a la supervivencia. El ensayo se distancia de las posturas izquierdistas que abogan por una nacionalización de las industrias, revelando que esta no es la solución porque al nacionalizar una empresa se nacionalizan sus activos físicos, mas no se pueden nacionalizar sus activos inmateriales que constituyen el emprendimiento y la innovación. El texto observa con enorme preocupación los acelerados cambios culturales, políticos y económicos accionados por los norteamericanos y la manera como sus valores coniguran un nuevo orden mundial, dirigido por su floreciente civilización. La capacidad de combinar la innovación tecnológica y el emprendimiento empresarial logran controlar el destino de la humanidad; paralelo a ello existe la intención de conformar una cultura intelectual que reúna dichos valores culturales y los haga parte de un sistema de pensamiento: la filosofia del nuevo orden del mundo. Por tanto, la producción humanística y científica parece estar también encaminada hacia tal fin, al igual que el modelo educativo.

En el texto de Servan-Schreiber se expresa una crítica a la izquierda, especialmente para el comunismo, cuya apuesta cortoplacista y onírica no impacta realmente en la estructura de la sociedad y busca acometer las más ambiciosas reformas todas a la vez, despreciando cualquier contenido subyacente del capitalismo y abogando por la completa refundación del orden mundial. Con la variedad de temas expuestos en el ensayo, el autor desea subrayar el ascenso del poderío norteamericano y la necesidad de competir con este en lugar de iniciar una política subalterna a los intereses norteamericanos. Por otro lado, la esperanza en la superación de las condiciones estructurales, la necesidad de la reinvención cultural y la crítica del papel de las principales fuerzas políticas en la transformación de Europa coniguran el panorama en el cual se da la eterna lucha por la hegemonía del mundo. Esta idea central será corroborada a lo largo del ensayo, mostrándose las características y las consecuencias de una Europa cada vez más estancada y expectante frente al avance geopolítico, económico y cultural de Estados Unidos. La capacidad norteamericana de combinar la innovación tecnológica y el emprendimiento empresarial logra controlar el destino de la humanidad.

El tratamiento dado a las dos obras citadas muestra la mutabilidad de las representaciones sociales a partir del diálogo que propone un autor con su propio contexto. También es posible constatar que las representaciones no son estáticas. Estas, mediadas por el leguaje, el habla, las imágenes, que son su materia prima, son creadoras de lo social en unas condiciones materiales y de relaciones de poder muy particulares10. De manera que las derivaciones o cambios de las representaciones tienen que ver con los juicios, conceptos y creencias de la sociedad en un contexto político y material11. Argumento que comparte lo expresado por Roger Chartier, según el cual las representaciones tienen que ver con las ideas, percepciones (y hasta utopías) que los individuos o grupos sociales tienen de una época, pero también con el estudio de las diferentes maneras como tales ideas y conceptos se reelaboran y van de nuevo a la sociedad.

Y así es como también se puede leer Topaz de León Uris. El libro manifiesta la hegemonia occidental de Estados Unidos y los intentos europeos por romper esta hegemonía. Situada la obra en el que quizás es el punto más álgido de la Guerra Fría, Topaz tiene como temática el espionaje y contraespionaje en el marco de los países de cada bloque geopolítico de la época. Por un lado, los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); por el otro, los países alineados con la Unión Soviética, los del pacto de Varsovia y la recientemente incorporada (por la fecha en la cual se desarrolla la trama), Cuba. En este entorno descrito, Michael Nordstrom se halla en Copenhague cuando recibe una llamada que le revelará una complicada trama. Boris Kutezov, jefe de una división de la KGB soviética, propone su deserción a cambio de su seguridad y su inmediata reubicación al otro lado del Atlántico. Nordstrom accede y luego de burlar la vigilancia a la que la KGB somete a Kutezov y su familia, logra reubicar a Kutezov en Estados Unidos12.

En el desarrollo de la obra se manifiestan temas como la intervención de la Unión Soviética para boicotear con información falsa las relaciones entre Francia y Estados Unidos. Otro tema manifestado es la presencia de un «gobierno en la sombra», compuesto por Jacques Grainville, el director de los servicios secretos, Rochefort, y otros que dirigen las actuaciones del anciano presidente La Croix, con sus hábiles consejos. De ese modo, el texto intenta novelar una visión acerca de las tensiones y métodos de la Guerra Fría, la interacción de sus diversos actores y el juego entre las dos potencias por el dominio del mundo. Propone también ver el lado humano de los participantes en el espionaje a través de los conflictos personales. La narración devela las naturales tensiones dentro de la OTAN y reconstruye la complejidad del mundo diplomático, las alianzas y las acciones de espionaje con bastante éxito. Así, el texto revela una aversión a lo norteamericano, a propósito de la participación en el escenario de la Unión Soviética.

Si bien estas novelas se narran en el marco de la Guerra Fría, en la escena colombiana aparecería una narración sobre otro importante contexto mundial de la época: el Concilio Vaticano II. La Teología de la Liberación, las reivindicaciones sociales y la lucha guerrillera en Latinoamérica bajo el manto del gran acontecimiento religioso del siglo XX son la trama de la novela Nicodemus que ofrece dos enfoques distintos ante el decidido conservadurismo de la Iglesia Católica y su alianza con los poderes dictatoriales que pululaban por el continente. La idea de la misión pastoral y social de la Iglesia, sin afán por hacer parte del poder, resuena de una manera casi obsesiva en los sacerdotes Néstor y Gabriel, quienes organizan en la semiclandestinidad el grupo Nicodemus, compuesto inicialmente por sacerdotes que, como ellos, persisten en la preocupación esencial acerca del alejamiento paulatino de la Iglesia frente a los más vulnerables y su falta de compromiso y apertura hacia los cambios sociales13. Néstor, líder del grupo denominado «Acción Católica», que agrupa a más de 70.000 católicos de todo el país, y Gabriel, el cura más famoso del país, recorren la ciudad profundamente decepcionados por la mordaza oficial que les ha cerrado todas las puertas, una vez son vitoreados por un grupo de universitarios en un bar de la ciudad. Ya instalados en un ancianato, se apresuran a tranquilizar a los sectores que se han caracterizado por brindarles su apoyo: la Acción Católica y los universitarios.

La novela toca de fondo los temas misionales de la Iglesia, su preocupación por las innovaciones ideológicas y su relación con la doctrina, la preocupación por los menos favorecidos, las nuevas posturas después del Concilio Vaticano II y el establecimiento de algunas virtudes cristianas que pueden ser vistas como socialistas. Bajo estas premisas, el grupo Nicodemus insiste en la vocación revolucionaria de la Iglesia, en su independencia respecto del poder temporal/ político llegando a sustentar una salida potencialmente violenta para la coyuntura política: la tesis del tiranicidio, fundada en la necesidad del bien común. Gabriel defiende que es teológicamente lícito eliminar a un tirano si con ello se beneicia todo un pueblo. Es así como Gabriel plantea la posibilidad de abrazar la lucha armada, de elegirla como nuevo camino de vida renunciando a su condición de clérigo.

A lo largo de la obra, los dos protagonistas se separan. Gabriel incursiona en la guerrilla en donde se encuentra con la doble actuación de los campesinos a favor de la insurgencia, por un lado, y a favor del ejército, por el otro, además de los resquemores entre los propios participantes de la guerrilla. Estos temas también fueron señalados por el Che en su Diario. Como el Che, Gabriel cae en una acción guerrillera cuando participaba en una nueva emboscada contra el ejército. El cura Camilo Torres también cae en similares condiciones en Colombia. En la capital del país, Néstor recibe la noticia de que ha sido nombrado obispo por recomendación del Nuncio Papal, pese a la opinión del tirano Vivas Cristancho. Así, dos destinos inversos esperan a los sacerdotes protagonistas: el idealismo de Gabriel lo ha llevado a perder la vida por una causa que considera la más legítima del mundo; el realismo y la paciencia de Néstor le han traído algo de consuelo por parte de la Iglesia. Pero ambos fracasan en su idea de cambiar la sociedad: el régimen de Vivas Cristancho no termina. Sus suenos y las utopías se diluyen dentro de la profunda densidad del sistema que buscan cambiar.

La idea de tiranicidio matizada por Gabriel en Nicodemus expresa la ruptura con una anquilosada sociedad que reprime al individuo o lo forma como un sujeto. Tanto el Che, en su Diario, como Gabriel, con su búsqueda de un cambio social, intentarán realizar un tiranicidio en una sociedad que parece deshumanizada, inmóvil y sin generar respuestas oportunas para las necesidades que los individuos le plantean. Su violencia es una radicalización frente a la coacción con la cual la sociedad reacciona ante sus inquietudes y desavenencias con lo normal, lo anquilosado, los valores de una sociedad estática.

Nicodemus es un relato muy similar a la vida del Padre Camilo Torres Restrepo, muestra el enlace existente entre la guerrilla y los movimientos estudiantiles; la imprudencia y la ingenuidad de Gabriel quien considera que dos o tres ladrones no hacen tanto dano como un solo intelectual; ese mismo intelectual quien potencialmente podía estar liderando revoluciones contra el gobierno. Es el relato de la ilusión utópica de Gabriel quien percibe la revolución como cercana desde los focos de las guerrillas andinas, respaldadas por China y que representan un papel pionero, casi simbólico para la causa rebelde.

Hasta aquí las cuatro obras comentadas tienen una particularidad: su argumento. Bien este sea anecdótico como en el Diario del Che Guevara o bien fantasioso como en Topaz, todos hacen énfasis en el análisis de la situación de violencia vivida desde distintos ángulos: Bolivia, Estados Unidos, URSS o Colombia. Estas obras, tanto el Diario del Che Guevara como Nicodemus son expresión del reflejo de la lucha armada en América Latina, y El desafío americano y Topaz son novelas que instan a mostrar el peligro del socialismo y la necesidad de mantener el statu quo, incluso recurriendo a la violencia de la confrontación armada y a métodos de espionaje poco convencionales.

Como era de esperarse, estas obras tendrían gran acogida en los lectores colombianos. No hay duda que Nicodemus fue una simulación del proyecto de Golconda y la visibilización del Padre Camilo Torres Restrepo como ícono de la lucha armada insurgente en Colombia, el cual sigue siendo un referente para el movimiento estudiantil universitario. Y es que no se puede desligar la protesta universitaria del ámbito literario de 1968 y años posteriores cuando gran parte del estudiantado estaba vinculado a partidos o tendencias de izquierda y entre sus lecturas se contaban El capital, el Libro rojo, Los conceptos elementales del materialismo histórico, entre otros14.

La situación de violencia descrita en Diario del Che, El desafío americano, Topaz y Nicodemus permiten descubrir la necesidad de un cambio para el individuo que impacte verdaderamente en la sociedad. Personajes como el Che Guevara o Gabriel son la muestra de la vocación revolucionaria desde el movimiento insurgente o desde la universidad como efecto potencializador de la sociedad y como efecto mesiánico personal para cambiar la realidad de países como Bolivia o Colombia. La violencia es expresada como la forma básica de resolver el conflicto, y al desaparecer o anular al otro se pretende culminar la tensión entre dos partes. La opción es considerar la lucha armada como una solución posible.

3. Los malestares de una sociedad

Los temas propuestos en las obras producidas en 1968 expresan un malestar con la sociedad por parte de quienes los escribieron y por parte de quienes los leyeron. Tanto el Che como Gabriel manifiestan su inconformidad con una sociedad que no se une para realizar transformaciones radicales por una vía violenta. La revolución para el primero implica la posibilidad de realización humana y para el segundo conlleva la legítima misión de un cambio social y político en beneicio del pueblo. Contrariamente, los otros dos libros hasta ahora referenciados aquí -El desafío americano y Topaz- si bien plasman discrepancias con la sociedad no necesariamente comparten la vía de una lucha violenta para alcanzar los cambios deseados, pese a que también expresan el malestar y tensión con la sociedad de la época. Uno de los malestares sociales más sentidos es, sin duda, la pobreza, manifestándose un rotundo rechazo ante ella, en una sociedad que la fomenta y en gobiernos que la enfrentan con desidia o hacen caso omiso de esta.

Precisamente, Óscar Lewis, antropólogo de profesión, encuentra en la literatura una nueva forma de comunicar los resultados de su investigación sobre la pobreza en México. Toma distancia del tratado erudito, rebosante de citas y referencias (ese lugar lo ocupa su libro Antropología de la pobreza15) y asume una voluntad narrativa que facilita la comprensión de la realidad social que expone. Lewis indica que dicha novela es el resultado de años de aguda observación antropológica. El autor se sumerge en las vidas de los sujetos estudiados y es aceptado por la comunidad, lo que le permite indagar lo suficiente para elaborar una síntesis hilada de sus observaciones en forma novelada16. Las historias de vida de «los Sánchez», con nombres cambiados para que su identidad permanezca en la más absoluta reserva, configuran un universo narrativo en el que se muestra la pobreza en México entre 1910 y 1968. El texto es un intento de comprensión de las miradas de los sujetos sobre sus propias vivencias, antes que una realidad teorizada. En torno a la pobreza se tejen otros problemas sociales que nutren el gran tema del texto. En general, el tema del libro, la pobreza, se entreteje junto a otros temas como el machismo, la religiosidad, la sexualidad, el delito y los conflictos familiares, para presentar un cuadro que busca ser típico acerca de la familia mexicana: sus condiciones sociales, sus aspiraciones y sus miedos. La pobreza incuba una situación de descomposición familiar; además, una resignación acerca de su lugar en la sociedad que contagia a todos los personajes y los lleva a vegetar en un mundo sumamente precario donde la mayor victoria es sobrevivir.

Aunque no existen registros estadísticos de distribución y/o lectura de libros para 1968, es muy probable que Los hijos de Sánchez hayan gozado de gran acogida entre los intelectuales de la época, pues es expresión de la sociedad deprimida en América Latina. A partir de testimonios orales de cada uno de los sujetos estudiados, el autor absorbe información contextual sobre su vida, plasmada con realismo en esta novela. En general, el texto es un intento de comprensión no del acontecer en sí mismo, sino de las miradas de los sujetos sobre sus propias vivencias. La novela retrata la situación de las uniones maritales de hecho con la consecuente problemática de la creación de hogares disfuncionales con varios hijos y de las repercusiones de pobreza, riñas, conflictos, celos y envidias a partir de decisiones equivocadas de las vidas de cada uno de los personajes envueltos en la trama.

Los hijos de Sánchez muestran otras problemáticas de índole social como es el inicio de la exploración sexual, el consumo de tabaco y licor, la entrada al mundo laboral, el abandono del hogar, los problemas judiciales a causa del comportamiento díscolo de uno de los personajes, las relaciones sentimentales de poca duración, la ausencia de la figura paterna en el hogar, los conflictos familiares, el machismo imperante, el desarrollo de sentimientos de rechazo y el desapego hacia el núcleo familiar; todo bajo la gran atmósfera de la pobreza, la escasez y la condición precaria de las cuales se muestran múltiples matices: desde una pobreza «cómoda», como la de Jesús Sánchez, al cual le alcanza incluso para mantener varios hogares, hasta la miseria casi absoluta de algunos personajes. En el libro también se hace un paralelo con la vida al «otro lado» (Estados Unidos) donde hay suficiente dinero para el sustento, una buena organización laboral, una excelente cobertura de salud, mejores salarios y otras ventajas que son infinitamente superiores a las que se tienen en México.

Si en Los hijos de Sánchez el tema central es la pobreza de una familia no funcional, se puede decir que en la novela En noviembre llega el arzobispo el miedo es el tema principal; el miedo que mantiene adormecida la vida en un pueblo que gira en torno a la religión, la violencia política y la igura del gamonal. Esta novela se adscribe a una importante tendencia en la narrativa colombiana de la época de los años sesenta, representada por ficciones como la de José Montiel de Gabriel Garcia Márquez17, y una novela, La mala hora18. También una novela sobre el pueblo de Tipacoque de Eduardo Caballero Calderón en El Cristo de espaldas19, donde la vida de un grupo muy pequeno gira en torno a la religión, la violencia politica y la igura del gamonal, que en cierto sentido representa la violencia. Más que una historia lineal, esta obra relata sentimientos y vivencias en torno a temas intimos y centrales en la cotidianidad de un pueblo20.

En noviembre llega el arzobispo es la historia de un pueblo que vegeta lentamente entre el espanto y el respeto que produce la figura del gamonal Leocadio Mendieta y su estirpe, y una cotidianidad trastornada por el calor, los oicios religiosos y el marasmo casi endémico. El pueblo, estragado por el aburrimiento, se encuentra expectante por la llegada del arzobispo, a su vez que es asfixiado por la presencia de Mendieta, a tal punto que se le empieza a identificar a este con el demonio. Mendieta, culpable de seducir a las mujeres del pueblo, del despojo y de la locura de varios de sus habitantes que se devanaban los sesos al ver su maldad innata, castiga al pueblo a vivir a la sombra de un supuesto maleicio que condena a todos sus habitantes a permanecer como sombras espectrales aguardando el final de la bestia. Un final que desde el mismo inicio de la historia está próximo a concluir, pues Leocadio Mendieta sucumbe ante una agonia lenta. Alrededor de él, el pueblo entero se desvive por las noticias acerca de su estado de salud.

La estructura de la novela es la principal innovación del escritor. Los temas son bastante trabajados en una tradición de literatura regional que deviene

interesado en «montar escenas»: todo el libro son escenas más o menos aisladas, hiladas solo por la superestructura formal donde se ubican Leocadio Mendieta, la llegada del arzobispo y acontecimientos que impactan a todos los mundos posibles que representa cada escena. Sin embargo, tales «escenas» o «mundos» muy rara vez se tocan; es una construcción fragmentada y arbitraria, como la vida misma. Esto hace que los participantes de cada escena giren en torno a sus propias vivencias y que rara vez se refieran a otros personajes de la historia. De manera que unos y otros, rara vez tocan el acontecer en el que vegeta cada uno. Las caracteristicas individuales aparecen reconcentradas y las interacciones sociales aparecen desdibujadas y trastocadas, mediadas por alteraciones en los ritmos de vida propios. Los personajes, ensimismados en ellos mismos, discurren en un permanente monólogo y en un estar pensativo que muchas veces se confunde con la locura. Al crear sus propias vivencias como únicas y aisladas de las otras, los personajes se convierten en presencias anómalas a los ojos de quienes los observan. Esto crea interacciones sociales minimas, casi que ausentes, las cuales dejan ver banalidades de la vida diaria mientras cada uno de los personajes se solaza en su propia interpretación de una realidad asediada por fantasmas. Ejemplo de ello es que muchas veces los personajes no dicen lo que sienten, o lo que piensan, sino que vagan en una especie de frusleria convencional.

Tales notas de originalidad hacen del libro de Rojas Herazo una construcción literaria que da cuenta de un pueblo signado por el miedo y el aburrimiento. En ese estado los habitantes construyen diferentes mundos posibles, los cuales se agotan en cada una de sus existencias marcadas por la resignación, el miedo y el aburrimiento. En la narración el individuo vive en su propio mundo huyendo de una realidad que lo confronta cada vez que sale de su ensimismamiento, temiendo a quien está empoderado de la sociedad: el gamonal.

Como se puede apreciar, la literatura de esta época muestra no solo la inconformidad con la sociedad existente sino que explora nuevas posibilidades escriturales recurriendo a la antropologia, como en Los hijos de Sánchez, o recurriendo a la psicologia para comprender lo que se vive en el interior de una comunidad o una familia. En este caso, ambas novelas, a su manera, buscan transformar la realidad existente, bien sea con el anhelo de encontrar mejores ingresos económicos o bien a la espera de un acontecimiento que cambie bruscamente la situación de un pueblo. La literatura latinoamericana de los años sesenta es una radiografia de la situación social, precaria y discola del continente, y al mismo tiempo manifiesta un claro deseo de transformación ante la desidia de los gobiernos, la impotencia de los individuos y la violencia suscitada como consecuencia de la pobreza y el miedo.

Los hijos de Sánchez y En noviembre llega el arzobispo permiten vislumbrar la realidad latinoamericana entre la pobreza y los gobiernos dictatoriales propios de la segunda mitad del siglo XX. Los altos niveles de pobreza y los largos regimenes latinoamericanos sin soluciones sociales llevan al cansancio y a la búsqueda de nuevos suenos que permitan escapar de una realidad desigual e injusta para una mayoria de habitantes del continente latinoamericano. Situaciones ilusorias tras la muerte del dictador o un viaje a Estados Unidos son los anhelos de los personajes de novelas que permiten reconocer los problemas de una sociedad sumida en el machismo, el consumo de licor, el abandono del hogar, los hogares disfuncionales y/o los conflictos familiares, entre otras dificultades de la época que aún siguen latentes en la gran mayoria de paises latinoamericanos.

4. El indivíduo: existencialismo y escape de la realidad

Parte de los textos producidos en 1968 responden a una preocupación acerca de la condición humana, sobre su lugar en el nuevo panorama politico, económico y social que emerge con fuerza en la posguerra y que amenaza los modos de vida preexistentes. Quizás el testimonio más significativo de esa nostalgia -y de temor a la catástrofe- ante la caida de unos valores culturales y el surgimiento de otros, sea el de André Malraux, escritor y diplomático francés. La intensa existencia de Malraux se expresa en este escrito autobiográico titulado Antimemorias21. El recorrido de Malraux, recreado cuando tenia 67 años, abarca viajes por todo el mundo y una formación intelectual autodidacta con base en la observación y la lectura. La reflexión acerca de la literatura, la escultura, la pintura y la historia de la humanidad se confunde con su vital trashumancia. Asi irrumpen las escenas sin seguir un orden cronológico, pues el único orden son las escenas vitales en la conciencia del autor: «(...) fue entonces cuando distingui dos lenguajes que oia simultáneamente desde hacia treinta años. El de la apariencia, el de una multitud que sin duda se habia parecido a lo que yo veia en El Cairo, el lenguaje de lo efimero. Y el de la Verdad, el lenguaje de lo eterno y lo sagrado»22. La apuesta metafísica, la conciencia de la finitud de la existencia y el refugio en lo sagrado, en el arte, en los monumentos como único vehiculo para admirar una dimensión mayor que sobrepase a la intrascendente realidad es lo que pone a Malraux en contacto con el arte, con la espiritualidad oriental como forma de escapar de la vaguedad intrascendente de la sociedad para sumergirse en el piélago de los simbolos, los mitos y la religiosidad.

Sin embargo, Malraux escamotea las confesiones intimas que se estilan en las memorias, y en lugar de ofrecer a Malraux, el individuo, ofrece a Malraux como testigo de la historia. Como el actor privilegiado que es -en tanto que su posición dentro del mundo intelectual y politico de la época le permiten acercarse a los acontecimientos-, Malraux asume la interpretación de algunos de los hechos que deinen la condición humana que le ha tocado observar, es decir, a la humanidad en los años 1930-1968 con sucesos como la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial y la posguerra.

De esta reflexión sale una idea crucial, que relaciona a Malraux con el movimiento intelectual de su época, ontológico, existencialista y critico del capitalismo y la moral burguesa. Sumado a sus experiencias históricas, están los viajes emprendidos, particularmente, a lo largo de Asia y África. Malraux recorre varias partes del globo rescatando las costumbres de cada región visitada. Su posición politica desde la cual se deja leer, y en esta quizás cierta exaltación al General De Gaulle, no permite que se menoscabe la agudeza de sus observaciones. Destacan, pues, las extensas páginas dedicadas a China y sus conversaciones con Mao, el cual es presentado por Malraux como un hombre ortodoxo, de una fortaleza enorme y que lucha al mismo tiempo contra Estados Unidos, contra Rusia y contra China. Malraux parece convencido de que son estos recios titanes, más que las masas envilecidas por las pasiones, las que empujarán con su fuerza el orbe hacia el horizonte futuro. Malraux profetiza el fin de la «energia» europea, el agotamiento del continente que ha dirigido la politica mundial durante tantos siglos y, por supuesto, también el de su prolongación: Estados Unidos. Resalta la vigencia de la «energia» china identificando a este pais como llamado a tener un papel protagónico en el orden mundial.

Para Malraux, testigo de la historia, la humanidad se resume en un cúmulo de voluntades individuales y no parece haber espacio para una voluntad colectiva. La fuerza del espiritu es lo que determina el ascenso y la caida. El ser humano reviste una gran dignidad casi rayana en el nihilismo: la barbarie de la guerra es en si misma significativa porque atenta contra la condición humana. La obra de Malraux se conecta con el humanismo y permite apreciarle de una manera más clara como un producto europeo, como una criatura relexiva y cosmopolita perdida en el tráfago de siglos que representa la ilosofia al tratar siempre sobre la condición humana.

Esa fascinación por lo sagrado y esa reivindicación de la dignidad humana se expresa en otro libro de la época que tiene un propósito divulgativo y que está escrito bajo el sabor de una posible conspiración internacional, ambientada, sin duda, en el paranoico universo de la posguerra. Con el propósito evidente de servir de texto divulgativo sobre cuestiones consideradas «marginales» por la ciencia y la técnica tradicional, Louis Pauwels y Jacques Bergier coescriben El retorno de los brujos, libro dedicado a lo que ellos consideran esa otra realidad subyacente y ocultada por la realidad que se hace patente23. La nueva realidad está gobernada por el empleo de la alquimia, la herencia de sociedades desaparecidas y con un grado técnico igual o superior a la época en la cual se escribe el libro (años sesenta), además de un estado ventajoso: el despertar de la conciencia, el aumento de las posibilidades de percepción y la conexión mágica con el universo. La superación del estado actual gobernado por la materia es la apuesta que asume este texto, y para ello expone estas nuevas formas de leer a la humanidad y al rol que ella está llamada a ocupar en los años subsecuentes a la publicación del texto.

La obra inicia reseñando el supuesto progreso de la ciencia y la técnica, para inmediatamente pasar a criticar dicho progreso y a cuestionar que quizás en tiempos anteriores estos logros ya habian sido alcanzados, solo que permanecian ignorados por el grueso de la humanidad. De esta manera inicia el rescate de ciertas invenciones y descubrimientos -más antiguos de lo que se cree-, como lo son el descubrimiento de varios compuestos quimicos, la invención de procedimientos como la fotografia y la vacunación, en in, una suerte de adelantos que son estandartes de los nuevos tiempos, ufanas muestras del progreso. El libro sostiene que gran parte del saber ha sido coniado a sociedades secretas como los rosacruces, que han controlado el saber para impedir que los alcances de este ocasione catástrofes entre los humanos, similares a la ocurrida en 1945 con el empleo de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki. En este caso, la ignorancia estaria justificada por el peligro potencial que reviste el mal uso de los adelantos técnicos. Y es que la ciencia que se muestra como convencional, con sus supuestas limitaciones técnicas y visión estrecha del conocimiento, ha sido muchas veces obstáculo para la incorporación de conocimientos y para el libre desarrollo del pensamiento, lo cual podria llevar a grandes avances cientificos.

Todos estos elementos son suficientes para postular la posibilidad de sociedades con avances técnicos anteriores a la actual y la posibilidad de entender de otra manera la historia. En el texto es fuerte la idea de que el pasado está oculto y que los artifices de la historia permanecen también ocultos porque la historia como memoria oficial de lo ya ocurrido, no busca explicar lo extraño, lo desconocido, como si lo hacen la fisica, la quimica y las demás ciencias. Esta especie de «historia oculta» pronto se revela conectada al esoterismo, lo cual hará que el ser humano cada vez más se sumerja en dudas perennes. En el esoterismo, la parapsicologia, la magia y otros calificativos para deinir porciones del mundo sobrenatural, reside para los autores la posibilidad de un «hombre nuevo», tal y como lo ha señalado antes Teillhard de Chardin. El avance de la psicologia, como ciencia que podria encargarse de estos fenómenos, al parecer es la única esperanza para el renacer de la raza humana. De esa forma, quizás la búsqueda permanente de la humanidad por encontrar el Reino de Dios y por conectarse con el estado de dominio absoluto de la materia, el cual está relacionado con la elevación que propone la religiosidad y que, al parecer, es la meta final. Por consiguiente, la adopción de lo sobrenatural no es una negación de las capacidades ni la creencia en algo estúpido: es la elevación del espiritu y el entendimiento verdadero.

La misma preocupación acerca de la condición humana y la pérdida no solo de la dignidad sino del sentido de la vida ante la delectación de la exterioridad amenazante está escrita en clave filosófica en La náusea de Jean Paul Sartre. Sartre presenta en La náusea24 a Roquetin, un individuo que descubre el hastio a través de su permanencia en el pueblo de Bouville, debido a una investigación literaria. Un individuo hastiado, entregado a la contemplación de una sucesión de imágenes bucólicas, cotidianas y surreales en las que discurre lentamente el tiempo y nada es tan nitido como la sensación del vacio ante lo efimero: «El tiempo de un relámpago. Después de ello, el desfile vuelve a comenzar, nos acomodamos a hacer la adición de las horas y de los dias. Lunes, martes, miércoles, abril, mayo, junio, 1924, 1925, 1926: esto es vivir»25. En torno a esta idea desilan los personajes del libro, y entre ellos solo la igura del autodidacta adquiere cierta significancia, un hombre entregado al simple placer de absorber todo el conocimiento incluido en una biblioteca, la del pueblo de Bouville. Los frecuentes ejercicios mentales (discusiones intelectuales acerca de los temas más diversos), en los cuales un mutuo despliegue de erudición pretende comprobar el conocimiento del otro, son simples ejercicios sensuales, experiencias estéticas atrapadas en la nada inexorable que avanza conforme lo hacen los dias, las horas, los minutos.

Todos los placeres, un descubrimiento literario, un buen trago, el sexo, la buena música, son instantes efimeros rodeados del absurdo de la nada que aparece como insignificante. La experiencia sensorial trae sucesiones de sentimientos de alegria irrelevante, pasajera. Todos los seres se solazan ante esta colección de sensiblerias, mientras el resto del mundo se hace repetitivo y fugaz. Las múltiples experiencias acumuladas a lo largo de una vida privilegiada palidecen ante las evocaciones individuales, la perfección que parece tener la soledad y la contemplación del diario trascurrir de la vida, con la conciencia de que se está frente a algo ya de por si aborrecible, como lo es el estar en el mundo de lo cotidiano.

Pronto su pasión investigativa, sus visitas a la biblioteca, caen en ese abismo fácil que es lo cotidiano. El sentimiento de vacio que produce vértigo, la náusea se posesiona también de lo que ha parecido ser el motor de la vida del protagonista: la empresa de su investigación fracasa, no por su ejecución sino porque la voluntad misma de emprenderla empieza a carecer de sentido. La misma tarea que antes provocara tanto interés se suma a la colección de la mismidad de lo cotidiano, y muere lentamente ante el tráfago de un sinsabor demasiado conocido. Para Roquetin, existir es agotarse, y por ello el futuro es el vacio, es el avance hacia la nada.

Semejante sensación le llevará a la conclusión de que todo es absurdo, de que la vida se presenta en su apariencia como una suerte de sinsentido. Ese pensamiento, a su vez, le llevará a despreciar al protagonista la apariencia del mundo, sus sensualidades, sus modos de presentación. Estos modos de presentación son absolutamente indeterminantes: la certidumbre con la cual los seres humanos se enfrentan es una falsa sensación de deducir los entes. Los entes, más que dejarse deducir, están ahi, pueden ser encontrados pero jamás determinados. Es en ese momento que la náusea empieza a ser la única certidumbre existencial. La percepción sensible es una invención, las cosas no son lo que parecen ser y la única realidad de la existencia es que se está ahi, todo lo demás es el absurdo, la náusea en si misma es una actitud frente a dicho absurdo.

Algunos textos hasta aqui referidos recogen las sensaciones e impactos que la sociedad genera en el escritor. Y de forma semejante, como se ha mencionado, el que lee se ve afectado por esa visión de la sociedad de la que se apropia. Este es el caso del libro Almuerzo desnudo de William S. Burroughs, un escrito que tiene algo de aleatorio con una sucesión de imágenes que rompen con la elaboración cronológica que debe acompanar la voluntad narrativa. Esto es lo que se propone William S. Burroughs para dar cuenta de la realidad de un adicto a la droga26, o en sus palabras, de un enfermo del virus de la droga. Según el propio autor confiesa, lo hace una vez se halla rehabilitado gracias a un tratamiento experimental con apomorfina que le suministró un médico del Reino Unido. Al parecer, el autor ha escrito copiosas páginas durante sus recorridos psicotrópicos en diversas partes del globo y al organizar dichas páginas obtiene el núcleo de Almuerzo desnudo.

En los ojos de los adictos se descubre un mundo cargado de represión y violencia, el mundo que ha dado a luz la Guerra Fria. Una sociedad norteamericana esforzada por parecer tácitamente perfecta, ideal, llena de progreso aparente y um supuesto desarrollo social que no obstante es falso. Debajo de esa capa aparentemente maravillosa se esconde la dura realidad de las calles, del consumo de sustancias, la violencia y la represión estatal, ocasionada por una paranoia enfermiza hacia todo aquello que parezca amenazar su apariencia de perfección.

Paralelo a ese descubrimiento, los adictos abandonan vertiginosamente dicha aparente realidad, y a través del uso de cocaina y heroina se sumergen en los vericuetos de una realidad alterna, donde las sensaciones parecen multiplicarse, y asi como estallan en lubricidades obscenas para la mayoria de la población, también son arrastrados con violencia y espanto hacia el mundo de las presencias amenazantes, hacia la paranoia representada por aquellos que identifican como agentes del sistema: la policia, los médicos, etc. Para los adictos es relativamente sencillo conseguir las drogas, y al abandonar Estados Unidos y recorrer lo que se llama «Interzonas» (paises «del tercer mundo»), resulta más fácil aún. El mundo, con cierto tinte patético, parece un gran escenario donde sus habitantes compiten por hacer el ridiculo. La religión es identificada como una pieza más en la continua repetición, en un mundo que trascurre estático. De manera que no existe emoción alguna y la vida se deshace en la mera contemplación de los sucesos humanos. La capacidad de abstracción del adicto, de desconectarse de la realidad, le encierra sobre si mismo: se acentúan las sensaciones individuales y la cohesión social, la vida en comunidad pierde sentido. Unido a este desprecio por el mundo se dispara la búsqueda de la complacencia inscrita detrás de la relación sexual, describiéndose particularmente en la novela los actos homosexuales, en el cual convergen transeúntes de todas las nacionalidades hallando a través de la sodomia la exacerbación de unos sentidos, ya harto despiertos por cuenta de la droga.

La vida del adicto incluye paranoias en los estados de vigilia. La mente, disociada, se ocupa de crear mil y una imágenes sensitivas que son proyecciones del subconsciente del individuo drogado: la droga lo hace ver, sentir, oler contenidos mentales suyos, pudiendo hablarse de cierta alteración sensitiva. Esta percepción desarticulada de los fenómenos es atávica en el adicto, y es lo que fundamenta la estructura caótica, no lineal, de la novela escrita por Burroughs. Ese desprecio consecuente hacia el sistema y hacia la sociedad en general es lo que incita a evidenciar el consumo de drogas como un refugio. El escape, a su vez, alimenta más la fantasia de la que se escapa: circulo vicioso que tiene como origen la muerte de la apariencia de la sociedad y la constatación de la realidad, desnuda, sin evasivas, y absolutamente insoportable. La adicción es, sin duda, un camino más que necesario para escapar de la represión a la individualidad.

Para Burroughs existe una clara diferenciación entre las sustancias psicoactivas sintéticas -a las cuales denomina drogas- y los alucinógenos que se dan naturalmente y a los que no considera drogas, porque, según él, no generan ninguna adicción. Asimismo, denuncia el sistema social del capitalismo como mecanismo que ha dado origen a las drogas, las sustenta y las propaga en el adicto, quien, sobre sus hombros estragados por este consumo, soporta un negocio basado en el lucro y en la destrucción de él mismo como individuo. Sobre la dependencia creada por el virus de la droga se edifica un negocio redondo, puesto que el producto, por si mismo, obliga a consumirlo más y más, lo cual hace que los benefícios crezcan exponencialmente.

Y en una perspectiva distinta aunque sobre la existencia del individuo y su relación con la sociedad, circulan en los años sesenta dos libros muy leidos: Eros y civilización de Herbert Marcuse e Ideologia y aparatos ideológicos del Estado de Louis Althusser. En uno como en otro texto se manifiesta la pregunta por la interacción no siempre armónica sino constrictiva entre la realidad, el Estado, la sociedad, el individuo. La preocupación por «el origen del individuo reprimido (ontogénesis)»27, que exhibe el texto de Marcuse plasma una problemática muy de la época: la represión y la libertad en un mundo cada vez más normalizado de acuerdo a los sentimientos de frustración y de la socialización diferencial que experimentan los individuos que participan de los conflictos. El texto de Althusser, que gravita entre la narración y el ensayo, busca desarrollar una tesis indicada por Marx: la aplicación permanente de las condiciones de reproducción que garantiza la continuidad de la formación social mediante la replicación de sus fuerzas productivas y las relaciones de producción existentes28.

El retroceso del ego del que habla Marcuse es la relación traumática del individuo con su realidad; pensamiento que quizás tiene sus raices en la teoria de la enajenación de Marx y al que se opondria, lógicamente, la voluntad socialista de transformar al mundo para que este responda a las necesidades del individuo. Desde este punto de inflexión se podría iniciar una critica de diferentes aspectos de la civilización: el consumo y el monopolio de la violencia muy seguramente serían identificados como represivos para los desarrollos individuales. No es extraño que diversos movimientos sociales encontrasen un asidero en el texto para intentar deinir su ruptura con las convenciones y modalidades de toda una época que constituye su realidad, su lugar en la civilización. La interacción entre los individuos y la sociedad se describe en términos traumáticos mediados por la veta represiva que transforma las interacciones y define la estructura social como problemática, llena de fisuras y grietas.

La idea de una realidad más humana, instintiva y entregada a la realización de la satisfacción del placer individual recorre todo el texto, de suerte que se encuentran apartados en los que se llama a la necesidad de una humanización de la civilización, pues a la dicotomia del placer individual y los instintos primarios (Eros) se opone la fuerza de la civilización. Y esta, devenida del principio de realidad, que es la negación de los valores individuales y la imposición de otros valores que responden a los intereses en represión, sometimiento y control del individuo en si mismo, es descrita como un constructo decadente e inútil el cual debe ser superado. La superación de este orden está en la reconciliación entre el principio de la realidad y el principio del placer, para lo cual es necesaria una distribución no opresiva de la escasez y, por lo tanto, la superación de la enajenación y la represión de los instintos. Para Marcuse, «solo un orden de abundancia es compatible con la libertad»29, es decir, la superación de las contradicciones económicas entran en el juego que plantea: la lucha entre el individuo y su realidad.

Según Marcuse y su lectura freudiana, es en la corporeización de la psique y, por tanto, en su representación social, en donde tiene origen la represión, al tratarse de un encuentro con una realidad que logra ser traumática en tanto no está obligada a corresponder a la psique del individuo, el cual, en su constante relación con dicha realidad, pasa a ser un individuo reprimido. La represión de las variaciones instintivas de la conciencia individual, el ego dentro de la teoria psicoanalitica, se despliega a través de diversos dispositivos sociales que constituyen una civilización decadente, entregada a la propagación de un orden social eifcaz para la reproducción de la dominación. El goce del ser como un in en sí mismo se revela como una fuerza antagónica al progreso de la civilización, cuyo teórico más importante es Hegel. Estas tensiones, en el seno de la filosofia europea, se revelan en la sociedad y también se asumen como un antagonismo que transforma los sistemas de pensamiento. Según el recorrido descrito por Marcuse, este proceso inicia con la creación del sistema de la ilosofía de la razón durante la Ilustración, el cual tiene en los desarrollos inscritos en la reacción contrapositiva, iniciada en el siglo XIX y de la cual Nietzsche es uno de sus máximos representantes.

Para Althusser ese despliegue permanente de las condiciones de reproducción, que no busca otra cosa que perpetuar el sistema capitalista, se estructura a través del Estado e impacta directamente en la sociedad. El Estado moderno está concebido para servir a la reproducción de las condiciones de producción del capital al permitir el emprendimiento capitalista y la transformación del capital en sus diversas formas. Esta reproducción es una garantia de continuidad con base no en la coerción fisica -como se hizo en la época feudal-, sino a través del salario y la educación como métodos para asegurar que existan trabajadores y que dichos trabajadores tengan una mínima cualificación. La acción del Estado, a través de sus aparatos, está enfocada hacia la alienación y la formación de tipos ideales de ciudadanos en el marco de la reproducción sistemática de las condiciones de producción. La idea, al parecer, es masificar un conjunto de determinadas ideas que son concebidas en el marco de una ideologia común, conveniente a los intereses estatales, que busca ser impulsada como buena, mayoritaria, y que en realidad lleva implicitas las orientaciones de las conductas y los dispositivos que hacen formar al sujeto30. Este es un modelo que condensa contenidos ideológicos, el cual representa valores reproducidos e interpela a los sujetos desde su posición de sujeto ideal. Asi, las conductas se prescriben por emulación, no por violencia, y el capitalismo parece lotar en un océano de paz y respeto hacia los derechos humanos.

Althusser, entonces, señala que estos aparatos se pueden dividir en dos tipos: los ideológicos y los represivos. Los últimos funcionan a través de la violencia como limite, pero los aparatos ideológicos del Estado se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas: religiosas, escolares, familiares, juridicas, politicas, sindicales, de información, culturales. Estos se despliegan principalmente en el dominio privado y ya no en el público. Lo importante es que estos aparatos ideológicos del Estado funcionan a través de la ideologia mientras que los aparatos represivos lo hacen a través de la violencia. De suerte que todas las formas ideológicas, pasadas y presentes, se pliegan frente a una meta-ideologia única, que es el credo que propagan los aparatos ideológicos del Estado. La historia de las ideas es presentada como un concierto ambientado por los intereses y la herencia que reivindica el capitalismo, modelando a los individuos a través de la reivindicación de su historia al introducir conceptos como «civilización» y mostrando un desenvolvimiento normal para la humanidad del capitalismo desde sus origenes hasta sus posteriores «evoluciones».

En todo el universo de aparatos al servicio del Estado, el más relevante para Althusser es la escuela, no solo por su función de adiestramiento sino porque dicho adiestramiento o instrucción tiene como objetivo formar individuos para que operen en determinados puestos dentro de la sociedad, y ello se asegura por intermedio de los niveles de cualificación. Finalmente, Althusser señala la omnipresencia de la ideologia y la mediación de esta en todas las actividades humanas: desde «la fantasia» hasta «lo real», desde los sistemas de creencias y dogmas hasta las tradiciones. La ideologia logra asi una plena funcionalidad, ligada ya de suyo a intereses coercitivos en pos de la explotación y la reproducción del sistema capitalista. No obstante, para la época, las diferentes instituciones fueron cuestionadas por la sociedad y el individuo mismo. Los aparatos ideológicos del Estado tales como la Iglesia, la educación, los sindicatos, fueron influenciados por las luchas de los individuos quienes mediante distintas acciones de la violencia pretendian cambiar la sociedad. De igual forma, el Estado utilizaria la represión como mecanismo de control social ante los desmanes provocados en las universidades y calles de todo el mundo. 1968 fue la expresión del descontento mundial iniciado en Francia con claras repercusiones e influencias en América Latina y especialmente en Colombia para 1971. Las criticas a la educación, al gobierno y al capitalismo como forma económica serian asumidas como parte de una formación del individuo para manifestarse en protestas de diversa indole para buscar un cambio radical en una sociedad reprimida y sumisa por gobiernos autoritarios y los desmanes de dictadores tan en boga en América Latina en esa época. La violencia llegó a sus máximos niveles hasta para controlar la protesta. Los efectos más brutales son desapariciones, muertes, masacres y torturas agenciadas por fuerzas represivas del Estado o por grupos paraestatales para controlar a quienes luchaban por la revolución o por forjar el sueno utópico de un mundo mejor.

En resumen, Antimemorias, El retorno de los brujos, Almuerzo desnudo, La náusea, Eros y civilización, Ideologia y aparatos ideológicos del Estado son novelas y escritos filosóficos que permiten descubrir al individuo desde la sombra: sus miedos, sus debilidades, sus angustias, sus temores. Estos libros también descubren cómo el individuo está en una permanente necesidad de escapar de la realidad, para lo cual se vale de la religión, la magia o las drogas. Lo cual no son más que fórmulas escapistas del individuo para olvidar el hastio, la pobreza, la alienación y las ideologias que no le dejan ser. Si se atiende a la producción literaria de 1968, ese escape del mundo puede plantear la oportunidad para una generación descontenta que quiere cambiar el mundo y para la cual la realidad opresiva no le permite hacerlo si no es por intermedio de la lucha violenta. Aunque algunas formas de escape solo conllevan a una radicalización y a una reacción más álgida. De alguna manera la literatura de aquella es también una forma de escape y respiro frente a una sociedad anquilosada y opresora; y es un consumo tan válido como el de las drogas o la introspección como mecanismos de olvido y pretexto para evadir una realidad que es necesario cambiar.

5. A manera de cierre

La década del sesenta del siglo XX es prolífica en la creación literaria. Una nueva generación de escritores por intermedio de la ciencia ficción, la antropología, la psicología y otras ciencias sociales trataria de explorar, describir y analizar el acontecer social en medio de los cambios suscitados a raiz de Mayo del 68. 1968 seria un año importante para la industria editorial. La misma revolución cultural llevaria a la aparición de importantes titulos literarios como Cien años de soledad (1967) de Gabriel Garcia Márquez, La agonía del gran planeta tierra (1970) de Hal Lindsey, El padrino (1969) de Mario Puzo, Love story (1970) de Erich Segal, Rebeldes (1967) de Susan E. Hinton, El mono desnudo (1968) de Desmond Morris, Los escritos del Che (1968) de Ernesto Guevara y Escritos (1968) de Louis Althusser, entre otros. Algunas de estas obras han sido llevadas al cine y actualmente iguran en los listados de libros más vendidos en la historia.

Colombia vivió propiamente el 68 en el 71 y siguientes años. Los discursos intelectuales llegarian primero, como era obvio, a las universidades, y estos permitieron el estudio y la profundización del acontecer social y de un acontecer opresivo que estaba en mora de ser transformado. Para el estudiantado las vías de hecho con sus arengas, movilizaciones y conflictos, especialmente en las universidades, darian pie para comprender que el pais no estaba al margen de lo que sucedia en Europa.

Los textos más leidos en Colombia en 1968 son: Almuerzo desnudo de William S. Burroughs, Antimemorias de André Malraux, Diario del Che en Bolivia de Ernesto Guevara, El desafío americano de Jean-Jacques Servan-Schreiber, El llano en llamas de Juan Rulfo, El retorno de los brujos de Jacques Bergier y Louis Pauwels, El senor presidente de Miguel Ángel Asturias, En noviembre llega el arzobispo de Héctor Rojas Herazo, Eros y civilización de Herbert Marcuse, Ideología y aparatos ideológicos del Estado de Louis Althusser, La náusea de Jean Paul Sartre, Los hijos de Sánchez de Óscar Lewis, Nicodemus de Gonzalo Canal, Topaz de León Uris, Cuentos de la zona tórrida de Manuel Mejia Vallejo y Morir lleva un nombre corriente de Jaime García Maffia.

De la recepción de obras literarias en Colombia existen registros de venta en ciertas librerias de Bogotá que permiten identificar cuáles libros pudieron tener una notoria influencia en los lectores. Además de estos registros, no hay que desestimar el impacto, en ese momento, de autores nacionales como Gabriel Garcia Márquez, Manuel Mejia Vallejo, Jaime García Maffia, Héctor Rojas Herazo y Gonzalo Canal, entre otros, que a través de su posición literaria y aún politica causaron incidencia entre sus lectores. De igual manera, su impacto pudo evidenciarse en obras de teatro y actividades artisticas elaboradas a partir de sus textos literarios.

La cultura libresca y lectora de 1968 se identifica en Colombia en obras como Diario del Che, El desafío americano, Topaz, Nicodemus, Los hijos de Sánchez, En noviembre llega el arzobispo, Antimemorias, Almuerzo desnudo, El retorno de los brujos, La náusea, Eros y civilización e Ideología y aparatos ideológicos del Estado. En esta muestra de escritores europeos, latinoamericanos y estadounidenses es posible leer la situación de la sociedad y del individuo en un tópico como la relación individuo-sociedad-violencia, entre otros tantos posibles.

Los textos leidos, recepcionados, apropiados y divulgados permitian al critico lector construir representaciones de si mismo, una comprensión de lo social e interpretaciones de su relación con el Estado-nación y con el entorno internacional hasta incidir en la cultura politica nacional. Cabe señalar que esto fue posible porque, probablemente, por primera vez, las representaciones de la producción literaria de contexto internacional se asimilaban en Colombia como similares o propias. De manera que le hallaba eco en la realidad que el lector vivía. El descontento con la sociedad y el conflicto, por ejemplo, son temas recurrentes en los textos mencionados. Por ello ha sido relevante identificar los libros más leídos en el año 68 y aproximarse a sus principales motivaciones creativas e inluencias temáticas.

Individuo, violencia y sociedad son tres constantes en los textos producidos y leidos en 1968. Si bien son temas muy generales y problemáticos, según su enfoque, es importante visibilizarlos porque los tres están interrelacionados y su impacto permite comprender los conflictos vividos en estos años y los anhelos de cambio. Y es precisamente ahi donde los libros y la lectura adquieren relevancia en la época.

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Volpi, Jorge. La imaginación y el poder: una historia intelectual de 1968. México: Era , 2001. [ Links ]

* Este artículo es resultado de investigación del proyecto adscrito a la Vicerrectoría de Investigación y Extensión de la Universidad Industrial de Santander, titulado: Crónica de 1968: live fast, die young.

Citar este articulo: Acevedo Tarazona, Álvaro. «1968 en la producción literaria en Colombia Individuo, violencia y sociedad.» Historia Y MEMORIA, n° 14 (2017): 317-352. DOI: http://dx.doi. org/10.19053/20275137.n14.2017.5822.

1 Para un análisis del contexto global ver: Carlos París, «La pretensión de una universidad tecnocrática (panorama de la universidad española desde 1956 hasta 1975),» en La universidad española bajo el régimen de Franco, coord. Juan José Carreras Ares y Miguel Ángel Ruíz Carnicer (Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1991), 438.

2 Eric Hobsbawm, Gente poco corriente: resistencia, rebelión y jazz (Barcelona: Crítica, 1999), 182.

3 Álvaro Acevedo Tarazona, El fin del comienzo. Una época, una marcha, un joven rebelde (Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, 2013), 2-4.

4 Jorge Volpi, La imaginación y el poder: una historia intelectual de 1968 (México: Era, 2001), 106-113.

5 Roger Chartier, El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación (Barcelona: Gedisa, 1996), VI.

6 Álvaro Acevedo Tarazona, «Representaciones discursivas y memoria en la cultura intelectual universitaria en Colombia, 1960-1975,» Revista de Ciencias Humanas, no 36 (2007): 97-99.

7 Roger Chartier, Cultura escrita, literatura e historia (México: Fondo de Cultura Económica, 2000), 11.

8 Ernesto Guevara, Diario del Che en Bolivia (Bogotá: Círculo de Lectores, s.f.).

9 Jean-Jacques Servan-Schreiber, El desafío americano (Barcelona: Plaza y Janés, 1969).

10 Chartier, El mundo como representación, IV.

11 Georges Duby, La historia continúa (Madrid: Debate, 1992), 94-100, 129.

12 León Uris, Topaz (Barcelona: Bruguera, 1968).

13 Gonzalo Canal, Nicodemus (Bogotá: Canal Ramírez, 1968).

14 Cfr. Álvaro Acevedo Tarazona, «El movimiento estudiantil entre dos épocas. Cultura política, roles y consumos. Años sesenta,» Revista Historia de la Educación Colombiana, no 6-7 (2004): 161-176.

15 Óscar Lewis, Antropología de la pobreza: cinco familias (México: Fondo de Cultura Económica, 1961).

16 Óscar Lewis, Los hijos de Sánchez (México: Fondo de Cultura Económica, 1964).

17 En particular, aquellos que giran en torno a la vida de José Montiel, contenidos en Los funerales de la mama grande. Véase Gabriel Garcia Márquez, Los funerales de la mama grande (Xalapa: Universidad Veracruzana, 1962).

18 Gabriel Garcia Márquez, La mala hora (México: Era, 1966).

19 Eduardo Caballero Calderón, El Cristo de espaldas (Bogotá: Ediciones Destino, 1968).

20 Héctor Rojas Herazo, En noviembre llega el arzobispo (Bogotá: Lerner, 1967).

21 André Malraux, Antimemorias (Buenos Aires: Sur, 1968).

22 Malraux, Antimemorias, 51.

23 Jacques Bergier y Louis Pauwels, El retorno de los brujos (Barcelona: Plaza y Janés, 1967).

24 Jean Paul Sartre, La náusea (Bogotá: Oveja Negra, 1983).

25 Sartre, La náusea, 65.

26 William Burroughs, Almuerzo desnudo (Buenos Aires: Siglo XX, 1968).

27 Herbert Marcuse, Eros y civilización (Barcelona: Seix Barral, 1969).

28 Louis Althusser, «Ideologia y aparatos ideológicos del Estado,» en Ideologia, un mapa de la cuestión, comp. Slavoi Zizek (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2005).

29 Marcuse, Eros y civilización, 183.

30 Althusser, «Ideologia y aparatos,» 150.

Recibido: 02 de Noviembre de 2015; Revisado: 14 de Abril de 2016; Aprobado: 08 de Agosto de 2016

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